¡Explosivo! ¡Última hora! ¡Alerta! ¡Pánico! Son algunas de las palabras que encabezan y han encabezado los titulares de los medios de comunicación durante los últimos dos años y es que, aunque no podría negarse que se han presentado escándalos de corrupción y se han tomado algunas malas decisiones, es casi una certeza que no es la primera ni la peor situación en nuestros 200 años de república.

El que no sea una excepción no debería ser un motivo para sacar pecho de algunos malos funcionarios y sus pésimas decisiones que terminan enlodando el esfuerzo ideológico de este gobierno de base popular. Lo que sí resulta una excepción es la inclemente matriz mediática que ahora no solo bombardea cuando se prende el televisor o la radio, como pasaba hace menos de una década, sino que inunda los celulares con mensajes de texto, canales de WhatsApp, redes sociales en formatos sonoros, audiovisuales y escritos, dedicados día y noche a crear titulares sin fondo, a tergiversar simples afirmaciones y a infundir miedo.

La tiranía de los likes en redes sociales y páginas web, ha dejado de lado la importancia de la información, la fuente, la objetividad y la ética periodística. La fórmula está dada, un titular explosivo, una noticia repleta de publicidad que fragmenta el ejercicio de la lectura y una “información” que no dice nada, exageradamente hipervinculada y llena de distractores, que no busca informar sino generar pánico y zozobra. Más contundente aún es que, al no decir nada, deja la sensación de que todo va mal.

Este ha sido quizás uno de los escenarios más complejos de estos años de gobierno del presidente Gustavo Petro y será una sombra constante durante el tiempo que queda, porque día a día estos medios toman mayor fuerza y protagonismo de cara a la opinión pública. Frente a esto hay varios caminos posibles, el fortalecimiento, pero también diversificación de los medios públicos, no solo RTVC sino los canales regionales y ¿Por qué no? la apertura de nuevos medios: radio, televisión y prensa. Por otro lado, el apoyo a los medios populares, alternativos y comunitarios, partiendo de la premisa de que, si se logra que información de calidad y con análisis llegue a las personas, seguramente estas tendrán al menos la posibilidad de corroborar fuentes y se propende, de esta manera, por la creación de una ciudadanía crítica que tenga la capacidad de entender lo que lee, comparar datos y tomar decisiones políticas e ideológicas sobre su opinión.

Mientras no pase y desde el gobierno se siga pensando que el tema es inevitable y llevadero, nos quedarán entonces dos años de cortina mediática exacerbada en su monólogo en contra del gobierno, sus funcionarios, proyectos e ideología.

Esta edición número 41 tiene un tema transversal que tiene que ver con el desplazamiento y el despojo, no solo de las personas, sino también de la cultura, de la naturaleza, de la vida, de los lazos sociales y comunitarios que se tejen en los territorios. Iniciamos con un artículo sobre los 8 años del operativo militar en el Bronx, una historia que tiene mucho que ver con el desplazamiento de una comunidad asentada en este sitio y bajo unas condiciones particulares de vida, pero a quienes igual el Estado no les dio otra certeza que dejarlos a la deriva. El despojo del poder, una crónica sobre el intento de destitución de Petro en la Alcaldía de Bogotá y el riesgo latente del golpe blando. El desplazamiento y el emplazamiento “ilegal”, una crónica fotográfica sobre la vida de las mujeres en el barrio Santa Viviana de la localidad de Ciudad Bolívar. El despojo del vínculo entre la naturaleza y la cultura por el interés de los proyectos de “progreso” en las ciudades, una denuncia del inminente desplazamiento de la huerta El Tunjo y las canchas de fútbol de la localidad de Tunjuelito para la creación del parqueadero de buses del SITP. El despojo de la memoria, un análisis sobre lo ocurrido en el municipio de Soacha y el ataque a la piedra del Varón del Sol.

También en esta edición, un reportaje sobre la exposición: Hay Futuro, Si Hay Verdad. De la Colombia herida a la Colombia posible, que se encuentra en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Un análisis sobre la exploración y la experimentación sonora de Carlos Mayolo en su obra cinematográfica. Así como algunas notas sobre el avance de los acuerdos de paz, la Asamblea de la Juventud de Kennedy y el servicio militar obligatorio.

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