«Laboratorio de Paz: El Árbol de la Vida»
Por: Marta Gómez
Como parte de las actividades de la estrategia Barrios Vivos, el pasado 23 de septiembre se realizó el Laboratorio de paz: El Árbol de la Vida. La cita fue en la Biblioteca Comunitaria La Guaricha, en el barrio Gran Britalia, localidad de Kennedy, Techotiba, al cual asistieron más de 30 representantes de colectivos y organizaciones; el laboratorio inició con un recorrido por el camino ancestral, acompañado de la voz de Antonio Castañeda, periodista, artista plástico y gestor cultural, quien durante el recorrido contó:
“Llegué en el año 74 a este barrio, barrio de invasión, olvidado como muchos en Bogotá y el botadero de los muertos de esta ciudad. Aquí, como a cuatro cuadras, era el botadero Doña Juana, de esa época, hasta la parte de abajo, donde ahora es el Portal de las Américas. Un barrio de por sí un poco violento, los enfrentamientos de grupos armados con la policía eran continuos y las limpiezas sociales muy frecuentes. En los años 80, una noche, una triste noche, nos dejaron 22 muertos alrededor del barrio, fue ahí donde nace la idea de un carnaval, de una fiesta por la vida para contrarrestar la muerte, así se creó el Carnaval por la Vida, que hoy es la mamá de los carnavales de la localidad y patrimonio de Bogotá”.
El arte y las comunidades han permitido que el territorio se transforme de una manera positiva, el corredor cultural denominado Camino Ancestral es algo simbólico en el que se encuentra la escultura Las Guarichas, conformada por una indígena, una afro y una campesina, un homenaje al papel protagónico de las mujeres en el tejido social de estos territorios. El trabajo comunitario también ha sido muy fuerte, la escultura y el camino se construyeron con las mujeres, jóvenes, niños y niñas del barrio, quienes recogieron las piedras de la zona blanda para descontaminarla, se tomaron los residuos y materiales, se fundieron y se trabajaron de manera colectiva, así quedó plasmada, gracias a muchas manos, la identidad del barrio. De ese trabajo también se han conformado semilleros y se están multiplicando acciones, la idea es que en cada espacio se deje esa semilla que se expanda por toda la localidad y la ciudad.
Luego del recorrido y de la contextualización del territorio, la actividad se concentró en el Salón Comunal del barrio, donde inició la segunda parte del laboratorio, el objetivo del taller era explorar y crear soluciones de paz a través de un ejercicio de escucha y reflexión donde se toman decisiones en equipo.
Todo partió de la analogía del árbol: el lugar de donde venimos, las raíces; nuestro cuerpo, el tronco; nuestras proyecciones, las ramas; y lo que podemos dar, los frutos; permite entender cómo están nuestras vidas, como están nuestros procesos y cómo podemos articular lo que hacemos para lograr una convivencia armónica entres los habitantes del barrio y de la ciudad.