«Promesas incumplidas»

Muchos de los entrevistados, han afirmado que su derecho al trabajo está siendo vulnerado.

Por: Juan Manuel Arias 

 

Hace unos meses el periódico El Callejero realizó el cubrimiento de los acuerdos pactados entre la Alcaldía Local de Kennedy y la comunidad del sector de Abastos, acuerdos en los que participaron activamente recicladores y coroteros, como respuesta a los continuos ataques que venía realizando la policía en contra de la comunidad. De los puntos acordados, apenas si se cumplieron uno o dos, en medio del confinamiento estricto que se mantuvo por una o dos semanas después de firmado, posteriormente retornó la persecución al sector.

Aunque en El Callejero hemos sido enfáticos en la explicación sobre la importancia del coroto, vale la pena volver a resaltar que una de las ventas de corotos más grandes que existen en Bogotá es la que se encuentra ubicada en la diagonal 38, en la calle conocida como el Cartuchín, en donde más de 1.000 familias sobreviven de la venta de estos materiales de segunda mano que recuperan, gracias a su oficio como recicladores. Este material se selecciona y se vende nuevamente para su uso. Para muchos es la única forma que tienen de ganarse la vida, la mayoría son personas vulnerables, recicladores, de varios sectores de la capital, cuyos reclamos y necesidades no son escuchados.

Por esta razón, desde El Callejero alzamos la voz en contra de las entidades que no los tienen en cuenta y que fácilmente han olvidado las promesas que hicieron hace pocos meses. El día 18 de agosto, los funcionarios de la Alcaldía le dijeron a la comunidad que tenía permiso de trabajar de miércoles a domingo de 5:00 a.m. a 11:00 a.m., pero como ya se afirmó, el famoso acuerdo apenas duró unas semanas. Después pareciera que esa misma Alcaldía que se sentó a dialogar y a conocer las problemáticas del sector, simplemente le dio la orden a la policía de estigmatizar y de no dejar trabajar a estas personas. En las últimas semanas, han llegado, incluso, durante varios días, a no dejarlos trabajar sino una hora al día, con una serie de operativos, en los que coroteros y recicladores han sido tratados como delincuentes, es decir, desconociendo el proceso histórico de este gremio en el territorio. Muchos de los entrevistados, han afirmado que el trato que reciben por parte de las autoridades, es peor que el que reciben los verdaderos ladrones del sector, y que su derecho al trabajo está siendo vulnerado.

La Alcaldía incumplió con sus promesas, desplazó a los coroteros y recicladores por varias partes del barrio María Paz. La única petición que hacen recicladores y coroteros es que se respeten los acuerdos y que se garantice su derecho al trabajo, bajo condiciones dignas y de seguridad, es decir, que la policía no esté en contra de los ciudadanos, sino que vele por la seguridad de los mismos. Adicional, se le suma que en el sector sigue observándose el cierre de las vías, paradójicamente, en esos casos no hay autoridad, ni gobierno que regule estas acciones ilegales. Vale la pena resaltar nuevamente las sentencias que avalan el derecho que recicladores y coroteros tienen al trabajo y recordarles a las autoridades y al gobierno la condición de vulnerabilidad de esta población, por lo cual todas las promesas incumplidas y las medidas que se han tomado son ilegales y van en contra de los derechos humanos.

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