El derroche, como su mismo nombre lo indica, es malgastar el dinero o los recursos en algo que no es realmente necesario. Nos gusta consumir demasiado, no nos conformamos con las cosas que tenemos, sino que, ya sea por una cuestión cultural o un afán comercial, queremos para estas fechas renovarlo todo, dejar de lado las cosas buenas que tenemos, para conseguir algunas mucho mejores, casi siempre bajo criterios superficiales como acceder a la última tecnología, las mejores marcas, la mejor ropa, los mejores zapatos o el último celular. Pero no solo eso, en medio de las fiestas y de las reuniones familiares y con amigos, consumimos una gran cantidad de residuos sólidos reaprovechables como botellas, aluminio, bolsas, cartones, empaques plásticos y otros productos.

Lo que no debemos perder de vista es que hay personas que se benefician de ese derroche que comienza a darse por estos días en miles de hogares colombianos, esas personas son los recicladores de oficio que se rebuscan la vida y se benefician de todo aquello que se derrocha. Es importante resaltar que para que estos productos puedan ser realmente reaprovechados o reutilizados deben tener una buena disposición final, para que de esa manera uno de los gremios más vulnerable, que es el de los recicladores, pueda hacerse su navidad con esos objetos que desechamos. Recordemos que la basura de unos es el tesoro de otros, pero para que así sea es importante entregarle estos objetos debidamente separados a los recicladores, no mezclarlos con restos de comida, papeles de baño u otros residuos contaminantes.

En todas las épocas del año los recicladores están trabajando para que vivamos en mejores condiciones, van casa a casa reduciendo esa huella de residuos que cada uno genera y así contribuyen en la disminución de los residuos que se pueden reaprovechar, ya sea en la industria o en la reventa de corotos de segunda mano o segundo uso.