
«Apuntes sobre la realidad colombiana»
Por: Óscar Salazar
Hoy, cuando se habla de golpes de Estado, golpes blandos, desprestigio, chuzadas o persecución política, es válido hacerse la pregunta si, en realidad, vale la pena continuar haciéndole el juego a la clase política tradicional de este país a través de las elecciones, solo para mantener la falsa idea de que estamos en la “democracia más antigua de nuestra América”. ¿De qué ha servido participar en el juego electoral? ¿De qué ha valido tener un supuesto gobierno denominado del Cambio? ¿Será que ha cambiado en algo la forma de ejercer el gobierno? Y si es así, ¿Qué es lo que ha cambiado?
El modelo económico sigue intacto, la doctrina militar se mantiene, los tratados internacionales de cooperación mutua y recíproca están ahí para recordarnos que el modelo es intocable, que las reformas y la estructura del Estado están por encima del gobierno, que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) son quienes definen qué se debe o no reformar, es decir, la banca mundial y los Estados Unidos. No dejamos de ser una colonia, que depende del capital transnacional y sus oligopolios, son ellos los que trazan nuestra política exterior, son los que definen con quién se debe hablar, tratar y firmar cualquier tipo de acuerdo bilateral.
Ahora bien, algunos partidos que dicen ser de “izquierda”, “centro izquierda”, “alternativos”, “progresistas” y otros más avezados que se autodenominan “independientes” buscan lo mismo que los otros, acceder a la gran “torta”, bien sea burocrática o parlamentaria, no importa cual. Lo que importa es la tajada y, para lograrlo, se hacen todo tipo de piruetas.
Como buenos malabaristas, los políticos van hacia un lado y hacia otro como las veletas en medio de una tempestad, sin rumbo fijo, tejiendo todo tipo de alianzas bajo la premisa de que “el fin justifica los medios”. Crean confusión entre las masas con discursos populistas y oportunistas, utilizan un lenguaje supuestamente “revolucionario” para atraer incautos a sus toldas electorales, justificando el tan cacareado slogan del “todo vale”, así se tenga que aliar hasta con el mismísimo diablo, tal y como acontece en el gobierno del Cambio con Roy, Benedetti, Lizcano, Velasco, Cristo, Gaviria, solo por nombrar algunos manzanillos de dudosa reputación, pero que están o pasaron por el gobierno.
La premisa de que solos no llegaríamos, justificó la política de alianzas con sectores enemigos y de los partidos tradicionales, hoy se escucha entre telones que no son pocos los desaciertos y ¿Cómo se justifica ante las masas la debacle y la improvisación en la conducción del Estado? Algunos defensores salen a decir que es imposible hacer en cuatro años lo que en más de doscientos años de vida republicana han dejado los gobiernos pasados.
Un Estado no se gobierna a punta de discursos, por redes sociales o haciendo convocatorias a la movilización, como si esto le importara a la clase dominante de este platanal, a ella solo le interesa hacer concesiones, conciliar, pero sin perder sus privilegios, como dice la canción: “lo ancho pa’ ellos, lo estrecho pa’ uno”. Hay cosas que no están bien, no marchan bien, no hay más ciego que aquel que no quiere ver, hemos expresado en múltiples ocasiones que nunca seremos un comité de aplausos. Sin embargo, cada actuación del gobierno en beneficio de nuestro pueblo la celebraremos, pero jamás validaremos lo malo que se esté haciendo, ahí seremos críticos acérrimos, ejerceremos un análisis con altura, con respeto y argumentado. Como debe ser y actuar un revolucionario.
Validar o cuestionar la participación en las elecciones burguesas y en la lucha parlamentaria siempre ha sido motivo de contradicciones e interpretaciones, en estas discusiones se justifica esta última como un medio para acceder a reivindicaciones tales como mejoras en carreteras, caminos, escuelas, salud, educación, subsidios, entre otros. Pero nada de cambios profundos en el modelo económico y motor del desarrollo, ¿De qué vale el discurso o el debate en estas tribunas si a la hora de hacer las reformas estas son hundidas? es como llover sobre mojado, se esgrime el argumento de que es necesaria una reforma al sistema legislativo y judicial y que para ello se hace necesario tener las mayorías, preguntamos ¿Mayorías para qué? Nos responderían, para que las reformas puedan pasar sin obstáculos, como si esas “mayorías” pudieran rediseñar la arquitectura bajo la cual funciona el Estado.
Las reformas son solo eso, reformas, lo que se requiere de verdad son cambios sustanciales, como por ejemplo la reducción del congreso, un congreso unicameral que responda a las exigencias de un Estado moderno; la elección directa de los órganos de control; la instauración del poder moral; elección directa de los magistrados de las altas cortes y del Consejo Nacional Electoral; llamamiento a una constituyente donde estén genuinamente representados todos los sectores de la sociedad civil en igualdad de condiciones y que sean elegidos dentro de sus propios procesos organizativos en asambleas populares, gremiales, étnicas (afros, raizales, palenqueros y Rom) y comunidad LGBTIQ, entre otros. Este llamamiento debe tener reglas claras, sin la participación en lo orgánico de los partidos políticos, los cuales tendrán representación según el partido al que pertenezcan en igualdad de condiciones.
Tenemos que ser conscientes que la derecha colombiana es una de las más violentas de América y que no dudará en sacrificar a uno de los suyos para mantener el statu quo, tal y como ha acontecido en el devenir de la historia, Rafael Uribe Uribe, el mariscal Sucre, el mismo Bolívar con el atentado de Septiembre, el general Melo que fue desterrado, y recientemente Álvaro Gómez y Galán.
Con toda franqueza se han dicho estas verdades de a puño, podrán ser refutadas, combatidas, desdeñadas, compartidas a medias u objeto de reflexión sincera y consecuente. En una próxima edición seguiremos profundizando alrededor de ellas
Bien mi hermano, creo que haces una buena radiografía de nuestra realidad y comparto gran parte de su lectura, pero si creo que se han logrado cosas importantes al interior de este mandato, como que también creo que para acceder a estos poderes anquilosados, fue necesario hacer concesiones, la pregunta a ello es, que tanto podemos negociar sin que lo sustancial se ponga en juego para hacer parte del poder y creo que se negoció más de lo necesario, pero eso, aseguro poder acceder al poder que hoy ostenta la otra orilla, ahora creo que este gobierno ha logrado a mi modo de ver cosas significativas, lo que pasa es que dentro de tantas carencias, lo poco que se haga se pierde en el mar de necesidades que tiene nuestro pueblo, a un así, creo que una de las más importantes fue despertar la consciencia de la sociedad, y creo que a ello se le debe dar gran valor, debido a que este despertar nos permite seguir jugando en la política, no como simples fichas de quitar o poner, sino que la sociedad consciente es un agente que construye su propia historia, lo que cambia nuestra propia realidad, ahora llegar con el proyecto en una mejor posición, es importante, pues como ya sabemos este simple movimiento le permite a los mandatarios incluidos todos, hacer cambios de manera menos traumática y no hacer concesiones indebidas, y al no haber pensado en ello y solo tomar la opción del poder, no, ha permitido avanzar de mejor manera o avanzar en sendas menos tortuosas. Ahora vivimos en un capitalismo y gústenos o no, estamos atados en gran medida a las lógicas del sistema y del mercado, lo que hoy pasa en medio Oriente que al estar inmersos en lógicas coloniales de Occidente no es permitido que otros mandatos utilicen el altruismo, como mecanismo para desprestigiar el sistema y por ello debe pagar Irán, de esta forma el capital, no permite un cambio en lo estructural, si este no obedece a sus intereses, pero si, se puede mejorar las condiciones de muchas de las comunidades, lo cual es dar un viraje al interior de modelo en el que veníamos y creo que esa, en gran parte era la lucha, ahora, creo que el modelo del cambio que representa el presidente no es de izquierda y creo que eso no es claro para todos, creo que nos movemos en un liberalismo puro y duro, el cual, sus cimientes provienen de dar cumplimiento a nuestra constitución y este es el derrotero o mandato de nuestro presidente, si creo que debemos seguir en el proceso hoy más que nunca, pero con la firme convección de que el poder no lo es todo, que las mayorías importan, ya que, por medio de estas se permite tener una mejor capacidad de hacer cambios, los cuales son perentorios y necesitamos en este platanal, por ello lo invito a continuar en el proceso, pero ahora Con Carolina Corcho.
Un abrazo mi hermano..