«Aquí nos mataron, y ellos guardaron silencio»

Por: Camila Hernández

 

El 15 de agosto del vigente año se presentó un hecho sin precedentes que conmocionó a toda la comunidad de Bosa, Porvenir. Esa noche, Camila Ospitia y Camilo Sánchez “MC CUB”, integrantes de los colectivos Distreestyle y de la Comunidad del Bicho, terminaban una jornada de trabajo en la huerta Chizas, ubicada en la plaza de eventos del parque metropolitano El Porvenir. Allí, junto con varios de sus compañeros, decidieron quedarse un rato frente a la Universidad Distrital, en la sede Bosa, mientras departían llegaron sujetos armados y dispararon contra los tres jóvenes, dejaron herida a su compañera, Jessica Rodríguez, y terminaron con la vida de Camila y Camilo.

Este trágico hecho no puede separarse de su labor social en el Bicho, en donde el colectivo Distreestyle, fundado en 2019, ha trabajado en su mayoría con los jóvenes de la zona, desde su pasión conjunta por la cultura hip hop, la defensa ambiental del territorio, como un eje transversal al movimiento, y en distintas labores de resistencia social y política como lo es la huerta de la plaza, mediante una consigna clara: Bosa un territorio de tolerancia. También, como colectivo, se han posicionado en el ejercicio de promover el consumo consciente de estupefacientes y el rechazo a las dinámicas de expendio que conllevan disputas por el territorio entre diversos actores armados.

¿Quiénes guardaron silencio?

Paradójicamente, el colectivo desde hace 2 años, en el marco del festival “Aguante el Barrio, la Lucha y la Cucha”, ha venido librando una disputa política y territorial por El Bicho, un teatro móvil al que se han sumado múltiples colectivos en aras de lograr una transformación social. Es así como el arte y la cultura se convirtieron en un elemento de discordia no sólo con los expendedores de la zona, sino también con las entidades distritales que, como lo resaltan las y los muchachos del colectivo: “Sólo se enfocaron en perseguir, estigmatizar y censurar nuestro ejercicio político y el de muchos jóvenes que convergen en este espacio”.

Las constantes amenazas, intimidaciones y persecuciones a los jóvenes de las organizaciones venían presentándose desde su surgimiento hace 5 años, situación que se denunció en repetidas ocasiones sin resultar en acciones contundentes, tal como resaltan en su comunicado público del 16 de agosto. La falta de garantías institucionales fue lo que consintió las acciones de los diversos actores armados que no cesaron en sus amenazas: “Las personas que componemos Distreestyle hemos sido objeto de todo tipo de vulneraciones a nuestra integridad yendo desde acciones de abuso de autoridad criminalización, estigmatización de nuestras actividades artísticas y nuestro trabajo comunitario”.

En este contexto, además, es importante analizar la amenaza que representa el microtráfico para los colectivos y organizaciones juveniles que trabajan en zonas periféricas de la ciudad, puesto que, si solo se percibe como una consecuencia aislada de las dinámicas violentas que se presentan en estos territorios, seguirán tratándose como parte del paisaje urbano de la violencia y no como un ataque sistemático en contra de los liderazgos sociales, la juventud y, en general, contra todos aquellos que piensan diferente, como ya ha pasado en años anteriores en localidades como Kennedy, Ciudad Bolívar y Santa Fe. 

En este sentido, el silencio que también guardó el Gobierno distrital, en cabeza del alcalde Carlos Fernando Galán, por más de 5 días después de lo sucedido, contribuye a que esta narrativa del abandono estatal y la violencia enquistada se extienda y la muerte se convierta en cotidiano.

La lucha continúa

De cara a la situación, los colectivos se organizaron para una velatón en el Bicho, lugar crucial de todas las organizaciones de la zona, para rememorar la vida de sus compañeros caídos “CUB” y Camila. En ese preciso momento, la velatón fue un acto de resistencia contra el olvido, un grito que exigía justicia y una demostración de la fortaleza de una comunidad que, a pesar de los golpes, se niega a ser derrotada. Una colectividad que reiteraba la culpabilidad de los agentes del Estado que, como señaló Distreestyle, conocían los riesgos que enfrentaban y no hicieron nada para protegerlos. Reiteraron la necesidad de proteger a quienes, como Camila y CUB, trabajaban día a día por transformar sus territorios a través del trabajo comunitario. Después han sido varias y concurridas las movilizaciones que buscan mantener viva su memoria. 

Este ataque no solo fue un golpe a los corazones de quienes los conocían, sino un intento de silenciar las voces de quienes trabajan en nombre de la paz, la vida y la cultura. Sin embargo, a pesar del dolor y la pérdida, Distreestyle sigue de pie. Con cada rima y cada mural, honran la memoria de sus compañeros caídos y continúan luchando por un mundo más justo y equitativo. Su legado no es solo el de un colectivo artístico, sino el de una comunidad que se niega a ser oprimida y que encuentra en la cultura una forma de resistencia

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