«Camino a la Paz Total»
Por: Agencia Sur
La paz total es la piedra angular de todo un programa de gobierno que propende por el cambio y que pone en primer lugar la vida, principalmente en las regiones más apartadas y olvidadas del país, aquellas a las que no llega el Estado, pero donde sí se enquista la guerra y el conflicto. Garantizar un país en paz es darle vía libre a una reforma agraria con equidad y justicia social y garantizarle a todo el pueblo colombiano el acceso a sus derechos fundamentales como lo son la salud, la educación, la seguridad y por sobre todo la vida.
Las dinámicas del conflicto y una historia marcada por la guerra, son quizás los sinos o las fuerzas que han impedido lograr esta transición. Muy seguramente, esta sigue siendo una sociedad incapaz de perdonar, incapaz de soltar y de garantizar una oportunidad o una vida mejor para quien eligió o por obligación tuvo que asumir el peor de todos los caminos: la guerra. La base de ese conflicto es la inequidad social, y es la paz el único camino para lograr cerrar esas brechas.
En el informe entregado hace apenas unos meses por la Comisión de la Verdad, el llamado a la sociedad iba dirigido principalmente a eso, a seguir labrando ese camino que garantice la pacificación de un pueblo que no puede estar condenado a matarse a sí mismo, el padre Francisco de Roux decía al respecto que ese llamado que se hace desde la Comisión y por parte de las víctimas hacia el Estado y la sociedad civil es a crear una nueva visión de seguridad para la construcción de la paz como un bien público: “Una visión en la que la seguridad deje de estar restringida a lo militar y se construya desde la confianza colectiva, con el apoyo de todas las instancias del Estado a las formas en que las comunidades, las etnias y los territorios construyen convivencia, sobre la base de diálogos entre los ciudadanos y las instituciones, para hacer las transformaciones necesarias en el Estado, las Fuerzas Militares, la Policía y las organizaciones de la sociedad civil, como un elemento fundamental para la paz”.
Generar esa confianza y no seguir en una guerra interna, como la que siguen planteando hoy funcionarios como Francisco Barbosa o las mentiras y las disputas en las que nos meten los grandes medios de comunicación, es aprender a pasar la página y quizás aprender a confiar en que es necesario abrir la puerta desde el mismo Estado para que todos estos actores del conflicto se reintegren a la sociedad civil.
En el mes de noviembre se firmó la Ley 2272 de 2022 que regula el funcionamiento de la paz como una política de Estado, definiendo y garantizando conceptos como la seguridad humana y la paz total, desde la implementación de dos tipos de procesos: 1) Negociaciones con grupos armados organizados al margen de la ley con los que se adelanten diálogos de carácter político, en los que se pacten acuerdos de paz. 2) Acercamientos y conversaciones con grupos armados organizados o estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto, con el fin de lograr su sometimiento a la justicia y desmantelamiento. La regulación de dichas negociones es la que se dicta en la ley.
La implementación de esta ley también ha sido un reclamo de las comunidades que siguen en todo el centro del conflicto, que siguen siendo confinadas o desplazadas de sus territorios. A partir de esta ley se expidieron los decretos que darían inicio al cese al fuego bilateral que, aunque con dificultades, ha permitido, de una u otra forma, mantener los diálogos con diferentes organizaciones y grupos armados.
De igual manera, hay que hacer un llamado a la paciencia y entender que los procesos de paz suelen ser largos y se basan en la confianza de las partes. Al respecto John Fernando Mesa Arias, consejero de Paz en Medellín y Antioquia menciona que: “Creo que ha sido muy importante, varios grupos en el país de diferentes tendencias de izquierda o de derecha y combos en las diferentes ciudades han tomado la decisión de empezar unos diálogos exploratorios, aunque técnicamente son acercamientos a lo que se ha llegado. Allí se han tomado decisiones de generar el respeto a la vida. Otro punto importante es que la ciudadanía conozca las propuestas, que conozca las leyes, que conozca las normas que está proponiendo el gobierno para que haya un respaldo ciudadano y mirar cuál sería la visión de reparación, de no repetición, de justicia y de verdad. Entonces, generaríamos un encuentro más amplio donde miraríamos Estado, actores armados, actores internacionales y sociedad civil cómo pueden generar una verdadera pedagogía para que la ciudadanía entienda qué son estos acuerdos o diálogos de paz”.