«Editorial»
Por: Luis Felipe Camargo
A la mayoría, el triunfo de Gustavo Petro lo tomó por sorpresa, tanto a quienes lo apoyaban como a aquellos que habían depositado el voto en su contra. Lo cierto es que, al día de hoy, las cifras de favorabilidad del presidente electo son las más altas desde el inicio de su campaña, en el mes de enero del presente año. Según la última encuesta realizada por Invamer, la imagen favorable de Gustavo Petro se encuentra en un 64%. La gente está muy esperanzada en que se den los cambios que requiere el país.
Sin embargo, hay cambios que no van a ser fáciles, como lo ha expresado el mismo presidente electo, es necesario humanizar y darle una perspectiva de bienestar a la fuerza pública, tanto militares como policías. Si no se logra que estas instituciones estén al servicio de la gente, seguirá siendo casi imposible hablar de una paz estable y duradera, cuando muchas veces la policía y el ejército son la única representación del Estado en los territorios.
Hay una complicación mayor y es la raspada de olla que viene realizando el presidente Duque y su gobierno, quienes han aprovechado sus últimos días en el poder, para entregar licitaciones multimillonarias y comprometer vigencias futuras hasta por ocho años. Complicaciones que ponen en problemas la operatividad del próximo gobierno. Sumado a esto, diferentes investigaciones han dado cuenta de la pérdida de más de 500 mil millones de pesos de la paz, que se han entregado en coimas a alcaldes, gobernadores, congresistas y funcionarios de Planeación Nacional y la Contraloría.
Por otro lado, lo que dejó ver la entrega del informe final de la Comisión de la Verdad han sido los resultados nefastos de más de 50 años de conflicto, que han afectado al campo y a las comunidades campesinas, indígenas, afros, raizales y palenqueras. Así como han generado la creación de una cultura basada en el narcotráfico y el microtráfico, del que han resultado víctimas la juventud, las instituciones de gobierno y el país en general. La Comisión de la Verdad también hizo referencia a las personas que tuvieron que exiliarse, abandonar a sus familias, dejar su país de origen. Con el informe la barbarie dejó de ser leyenda, allí se resaltan las atroces barbaries que han ocurrido en las regiones, la violación de las mujeres y el sufrimiento de los niños, así como el asesinato de todo aquel que intentó protestar en contra de la guerra y la violencia.
Para solucionar los problemas que tenemos en nuestro país se necesita más que a un Gustavo Petro o que a una Francia Márquez, se necesita de todos y cada uno de los senadores y senadoras, de todo aquél que ocupe un cargo público, por pequeña que sea su responsabilidad. Nos necesitamos, no importa la religión, el partido político, el estrato económico, estos son sólo paradigmas que nos han colocado para dividirnos, nos necesitamos todos y todas para cambiar el país.
Necesitamos emprender procesos colectivos que ayuden a reconstruir el tejido social, generando oportunidades de empleo. Que ese trabajo sea una excusa para seguir formándonos e informándonos, para trabajar por los cambios estructurales, para erradicar la corrupción y rehacer un país que necesita vivir en paz, sin miedo y en condiciones dignas de acceso a la educación, a la salud y a la vivienda. Los (as) invitamos a que visiten nuestras redes sociales: Facebook e Instagram @periodicoelcallejero y nuestra página web www.elcallejero.com.co También, abrimos nuestras puertas para que hagan parte de nuestra red de periodistas independientes, enviándonos sus artículos al correo elcallejeroperiodico@gmail.com. No olviden apoyar esta red de comunicación popular, comunitaria y alternativa desde las calles de Techotiba.