«Editorial»

Por: El Callejero

 

 

Desde nuestra última edición el mundo ha cambiado estrepitosamente, cada vez es más acelerado el ritmo de la información y el afán por publicarla, por llenar las líneas de los titulares de última hora y olvidar un análisis crítico que, entiende que los sucesos y las reacciones que desencadena cualquier situación requieren tiempo. Hoy los medios parecen hacer de pitonisas, adelantados al momento, prefieren comenzar a prever posibles escenarios, que también favorecen sus intenciones ideológicas y de propagadores de opinión.

Con esta realidad no debería existir otro camino que apagar el televisor, desconectar la radio, cerrar el periódico y desinstalar las aplicaciones de redes sociales. El silencio que procuraría esta decisión permitiría ver un mundo que al contrario de la información no se mueve tan rápido, permitiría contemplar con tranquilidad los pocos árboles que aún quedan en la ciudad, observar la precaria situación en la que se encuentran las calles, la deplorable calidad del aire y compartir dos o tres conversaciones con uno que otro vecino que después de 5 años apenas venimos a conocer.

El abrir los ojos a lo cercano permite que lo contemplemos todo, lo bello de lo cotidiano, pero también cómo desde la cuadra y el barrio se desencadenan las realidades más complejas, esas que creemos desentrañar en un marco global. Podríamos pensar, entonces, que nuestras cuadras son pequeños laboratorios en los que se pueden evidenciar las problemáticas más profundas del país y del mundo. Son microterritorios en los que las disputas de poder, la desigualdad y la polarización permitirían comenzar a explorar nuevas formas de integración, realmente comunitaria con quienes nos rodean.

Y ¿Por qué lo decimos? Porque pareciera que cada vez es más evidente lo lejos que está el pueblo del poder, lo lejos que estamos de la democracia y de la posibilidad de tomar decisiones sobre nuestra propia vida, excepto en esos marcos de acción más pequeños en los que, aún como seres humanos podemos accionar, contrarrestar y proponer.

Cine clubs, medios de comunicación, clubes de lectura, escuelas de deporte, espacios de encuentro sectoriales de mujeres, jóvenes, adultos mayores, infancias. Hoy la estrategia del cambio tiene que ser otra, “Solo el pueblo salva al pueblo” y en esa medida tendríamos que hacernos a un lado de los movimientos políticos y sociales captados por ese mismo anhelo de gobernarnos. No todo es político, también puede llegar a ser ético, bajo principios de solidaridad y equidad que son los que al parecer se oponen de manera taxativa a imponernos formas de organización, incluso en el hacer de lo social y de lo comunitario.

La invitación a organizarnos, no para llenar los canales con información, sino para volver a entendernos bajo nuestros ritmos que no tendrían que ser ni los de los grandes medios corporativos ni los políticos electorales, sino los populares, los de las personas, los del barrio que se encuentra en las calles y que reconoce que siempre hay posibilidad de hacer y de conspirar para transformar. Y así, por lo menos, no caer en el juego y la falacia de un mundo acelerado, en el que lo único que pasa cada vez más rápido es nuestro dedo en contra de una pantalla, observando una realidad de la que ya no hacemos parte.

En esta edición del Periódico El Callejero sumamos las voces de diversas personas y sus miradas sobre diferentes situaciones que vienen caminando en el país y en lo local, historias, noticias y análisis.

Iniciamos con una mirada sobre los grafitis de las Cuchas Tienen Razón, desde una perspectiva que va más allá de la coyuntura y entiende las dinámicas en las que surge el mural y la fuerza del mensaje que irrumpe en el espacio público. De ahí, pasamos a analizar el Pacto por la Tierra y por la Vida que se realizó en el mes de febrero en Chicoral, Tolima, un evento significativo que como apuesta de gobierno propone una Reforma Agraria Integral y unos pactos que deben atravesarla. Desde la Colectiva las Situadas se realizó un ejercicio con las mujeres para analizar cómo la sociedad se comunica con las víctimas de la violencia de género. La reforma laboral sigue siendo un tema de importancia, qué tanto conocemos el articulado y cuáles serían los caminos que atravesaría si pasa a ser parte de una consulta popular.

De ahí pasamos a relatos más locales, un análisis sobre la situación que viven los bicitaxistas frente a la falta de regulación de su oficio. Por otro lado, tres crónicas, una sobre una pareja de adultos mayores que viven en Ciudad Bolívar y la dedicación a sus mascotas. Otra, más cruda sobre Los Buitres, un grupo de jóvenes que en los años 70s y 80s causaron revuelo en la localidad de Kennedy, en el barrio Timiza. Por último, un relato en el que se evidencia cómo las mujeres desde las economías populares y solidarias son el centro de las comunidades y sus familias.

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