
«Foro Global de la Tierra»
Por: El Callejero
El Foro Global de la Tierra, que se desarrolló en la ciudad de Bogotá, reunió más de 1.000 delegados de los siete continentes y estuvo enfocado en debatir sobre los derechos de la tierra y los territorios. En 2 jornadas, cerca de 35 personas de diversas latitudes recorrieron zonas del Páramo de Sumapaz y del territorio Techotiva en la cuenca del río Tunjuelo.
En el recorrido por el humedal Tingua Azul, una zona de inundación del río Tunjuelo, se identifica este como un escenario en el cual diversas comunidades, desde hace más de 20 años, resignifican y contribuyen a su defensa. Este humedal y el bosque que lo enmarca, recientemente “reconocido” por los entes ambientales, es refugio de diversas especies de mamíferos, aves e insectos y un corredor clave para la biodiversidad entre el río y los territorios de Bosa, Ciudad Bolívar y Techotiva.
Desde este espacio se desgranaron los diferentes factores que en los últimos 50 años han convertido el sur de Bogotá en una zona de sacrificio del capitalismo. La geografía rural que hasta hace unos pocos años producía diversos alimentos para el consumo en la ciudad, poco a poco ha sufrido el ataque de las mineras transnacionales: Cemex, Holcim y la Fundación San Antonio, de la curia romana, han depredado las montañas y se han llevado las riquezas a través de la explotación de gravas, arenas, areniscas. Además, el urbanismo depredador de la mano de urbanizadores piratas de toda laya amenazan hoy lo que queda de zonas agrarias.
Este deterioro permanente del río Tunjuelo en sus aguas y en su cuenca se agrava con la instalación del basurero de la ciudad en la antigua hacienda Doña Juana, basurero que cada día y desde hace más de 30 años recibe 6.600 toneladas en promedio de basura, cuyos lixiviados son arrojados al cauce del río, uniéndose a la corriente unos kilómetros más abajo con los metales pesados que arrojan las empresas del llamado parque industrial del cuero.
Una mirada desde la Unidad de AgroCultura La Adelita
El escenario de la Adelita, un pequeño corredor en el cual ha ido creciendo un bosque, que sirve como conector de la biodiversidad en un espacio de ciudad que cada día construye obras de todo tipo que amenazan la poca naturaleza de esta geografía.
La presentación y entrega a los asistentes al encuentro de un ejemplar del Mandato Popular por la Soberanía Alimentaria y varios ejemplares de la prensa popular y comunitaria hecha en el territorio desde hace años por varios colectivos, es una muestra del cómo comunicar e informar desde lo popular en contraposición a los medios del poder.
La Adelita y su permanente ejercicio en torno a la defensa de las semillas criollas y nativas desde el Reservorio de Semillas de Techotiva, un pilar en la construcción de la soberanía alimentaria, la producción de abonos a través del aprovechamiento cotidiano de los residuos orgánicos y la diversidad de plantas que el espacio alberga como una muestra permanente de la resistencia y defensa del territorio permitió conocer las experiencias de otras comunidades en otros pueblos lo cual nos hermana en una tarea común de la época.
Defender la vida y en esencia defender la naturaleza, asiento de esta vida, y a las comunidades que a diario se oponen al arrasamiento que el capitalismo y sus representantes pretenden hacer de los pueblos que caminan por su derecho y defensa de la libertad.