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«La comunicación en la danza política»

Conexiones para un Cambio Social.

Por: Arturo Cortés

 

 

Ante el sordo gobierno del cambio, se hace necesario insistir que, en el vasto escenario de la política, la comunicación actúa como la melodía que acompaña cada paso del baile político. Sin ella, esta danza se convertiría en un torpe y desordenado intento por avanzar hacia un destino incierto. La relación entre la administración pública y la comunicación es innegable, y es en este mar de interconexiones donde se revela un secreto esencial: Sin comunicación no hay política.

La comunicación política, vista a través del prisma de la comunicología, se enriquece con una diversidad de enfoques teóricos que pueden iluminar sus matices. Uno de ellos es el concepto de Comunicación Horizontal. Esta perspectiva destaca la importancia de una comunicación que se desarrolle de manera bidireccional, promoviendo el diálogo y la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas.

Al establecer canales de comunicación horizontales, los gobernantes pueden escuchar y comprender las necesidades y deseos de la ciudadanía, fortaleciendo así la legitimidad de las políticas públicas y a su vez, generando procesos de retroalimentación. Lo cual, en el marco de la ejecución de políticas públicas permite plantear escenarios para evaluar de manera integral los alcances de las políticas de acuerdo con la percepción de los actores involucrados en estas.

Además, la Comunicación para el Cambio Social se convierte en un instrumento poderoso dentro del baile político. Esta corriente de la comunicología busca movilizar a la sociedad hacia una visión de futuro más justo y equitativo. Al conectar con las emociones y valores compartidos, la Comunicación para el Cambio Social puede inspirar acciones colectivas que trasciendan las barreras políticas tradicionales. Cuando las políticas públicas se comunican bajo este enfoque, se fomenta la colaboración y la unidad en pro del bien común.

En este orden de ideas, podemos hacer alusión a la semiótica social, la cual juega un papel crucial en la comprensión de los símbolos y significados de la política. Puesto que los mensajes políticos son portadores de significados que trascienden las palabras y se convierten en símbolos de identidad y pertenencia.

La semiótica social explora cómo estos símbolos políticos pueden influir en la percepción de los ciudadanos y en la construcción de imaginarios colectivos. Un uso adecuado de la semiótica social puede fortalecer la conexión emocional entre los líderes políticos y el público, facilitando una comprensión más profunda de las políticas y sus implicaciones.

En este contexto, la política no puede reducirse al mero ejercicio electoral, es un torrente inagotable de interacciones cotidianas que dan forma a nuestra convivencia. Convirtiendo la comunicación efectiva en el hilo conductor que guía cada paso de esta danza política. Con cada voto emitido y con cada voz escuchada, se teje la historia política de una sociedad.

La danza política se enriquece cuando se apoya en la Comunicación Horizontal, buscando el cambio social y evitando la trampa de la persuasión, que se esconde a la sobra de la retórica aristotélica, que pareciera ser el único fundamento de los actuales estándares políticos y sociales impuestos por los mal llamados modelos de desarrollo. Además, al comprender los símbolos y significados mediante la semiótica social, se puede lograr una mayor empatía entre líderes y ciudadanos.

En esta coreografía sin pausa, la comunicación y la política se entrelazan en un abrazo inseparable. Solo a través de un diálogo abierto, escucha activa y empatía hacia los demás, la danza política puede alcanzar su esencia más auténtica. Cada palabra, cada gesto y cada símbolo comunicado es clave para el entendimiento y la cohesión en el tejido político que nos abraza.

Abordar tanto la Comunicación como la Política desde una perspectiva amplia que no se limite estrictamente a lo hegemónicamente establecido, permite no solamente un replanteamiento epistemológico emancipador y descolonizado; sino que, también nos permite entender nuestra demencia colectiva que los indicadores llaman comportamiento social; si bien, nos permite no justificar, sí facilita comprender la sociedad que persigue la diferencia, aquella aún exiliada y encarcelada por pensamientos o posturas diferentes a las hegemónicas. 

Con cada paso, busquemos construir un futuro en el que la política sea un reflejo fiel de los anhelos y sueños de todos. En esta danza de la comunicación, latirá el corazón de una sociedad comprometida con el bienestar común ¡Bailémosla juntos!

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