
«Pacto por la Tierra y la Vida»
Movilización Campesina por la Reforma Agraria
Por: Julio E. Cortés Monroy
Durante los días 21 y 22 de febrero se llevó a cabo en Chicoral, Tolima, una histórica movilización campesina en respaldo a la implementación de la Reforma Agraria Integral. Dicho encuentro y firma de este Pacto por la Tierra y la Vida tienen un gran significado para el país, tal como lo han ratificado el presidente Gustavo Petro, los ministros, congresistas y funcionarios del Gobierno, quienes asistieron a esta cita en cumplimiento de su compromiso con los propósitos de redistribución de la tierra y justicia social. Memoria del Pacto de Chicoral (1972).
Claudia Flórez Sepúlveda, secretaria general del PCC, afirma que “el 19 de enero de 1972, el gobierno de Misael Pastrana, junto con las élites políticas, terratenientes y congresistas de los partidos Liberal y Conservador, ejecutaron uno de los golpes más devastadores contra el campesinado colombiano. Se acordó frenar el proceso de reforma agraria condenando a las comunidades rurales a la pauperización de sus condiciones de vida. Este pacto, no sólo significó una traición a las luchas campesinas por la tierra, sino que profundizó la brecha de desigualdad y perpetuó las injusticias estructurales que siguen afectando al campesinado colombiano”.
El Pacto de Chicoral de 1972 resultó ser una contrarreforma agraria y una estrategia de la oligarquía colombiana para favorecer sus intereses mezquinos a través del despojo, la exclusión y la violencia. Fue en 1964, cuando el presidente conservador, Guillermo León Valencia, ordenó al ejército nacional bombardear la organización campesina que surgía en varias regiones del país. El campesinado pedía tierra para trabajar y la respuesta del gobierno fueron bombas y guerra. Pese a la barbarie de la Operación Marquetalia, no pudieron acabar con la organización campesina, por el contrario, la fuerte resistencia dio origen a las guerrillas
Un nuevo Pacto por la Tierra y la Vida (Chicoral, 2025)
Los orígenes del conflicto social y armado colombiano están ligados a las luchas por la tierra y mejores condiciones de vida del campesinado. Por lo tanto, hoy los campesinos son los protagonistas de una Reforma Agraria que garantiza la soberanía alimentaria del pueblo, que atiende las necesidades del campo, y que prioriza el acceso a la tierra y demás derechos fundamentales de la población. En ese sentido, el Gobierno está haciendo valiosos esfuerzos para llevar a cabo las transformaciones que el país requiere con urgencia para la paz, el desarrollo económico y la modernidad en el campo.
El Pacto por la Tierra y la Vida es un acuerdo social y político que pretende unir al campesinado, a las comunidades rurales, a las organizaciones indígenas y afrodescendientes en un esfuerzo por democratizar la propiedad de la tierra e impulsar la Reforma Agraria.
El Gobierno ha dicho que este 2025 será el año de la agricultura campesina, familiar, étnica y comunitaria. En 2026, se realizará en el país la Segunda Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Igualmente, se va a realizar el Encuentro de los Pueblos Indígenas, el Encuentro de las Comunidades Negras y los Encuentros Regionales del Campesinado. Es decir, se viene una gran movilización que se espera traiga buenos frutos para Colombia.
Tierra, créditos, asistencia técnica, insumos, infraestructura de vías y reducción de peajes, son algunas de las solicitudes de los campesinos. “Estamos comprometidos con este proceso de reforma agraria que el gobierno le está proponiendo al pueblo; y además es muy significativo que sea aquí en Chicoral, donde hace 53 años la oligarquía y los terratenientes le dieron un golpe de gracia a un proceso de reforma que había avalado el presidente Carlos Lleras Restrepo. Esta es una reivindicación total”, expresó un campesino de 78 años de Rovira, Tolima.
Reforma Agraria: Una Revolución por la Vida
Por su parte, la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, dijo ante la multitud: “No es en vano que hoy 22 de febrero estemos acá, ayer se reunieron 2.800 representantes del movimiento agrario de todas partes del país, de la Guajira, Cesar, Magdalena, Nariño, Cauca, Amazonas, Orinoquía, Arauca, Catatumbo, Chocó, para trabajar en 25 mesas con los compañeros de gobierno. Quiero agradecer a mis colegas ministros que han apoyado decididamente avanzar en la reforma agraria, porque la Reforma Agraria es la Revolución por la Vida”.
La reforma agraria es, sin duda, fundamental para la Paz y ha sido un clamor histórico de los movimientos sociales. Son muchos los procesos de lucha y las movilizaciones en Colombia que han reiterado la necesidad de entregarle tierra al campesinado.
La Tierra y el Poder
La triste realidad es que el país presenta alarmantes cifras en la concentración de la tierra. El 5% de los propietarios posee el 70% de las áreas rurales. Evidentemente, el país sigue en condiciones de latifundismo feudal como herencia del modelo colonial. El atraso y el abandono rural saltan a la vista y el inconformismo social tiene sus justificaciones pues ningún gobierno anterior había tenido la voluntad política para atender los reclamos y proyectos de los campesinos. El incumplimiento de los Acuerdos de Paz de la Habana y el asesinato de tantos firmantes, son una traición a los anhelos y proyectos del campesinado hacia una reforma agraria integral. Ligado a lo anterior, es indiscutible el fracaso del modelo de lucha contra el narcotráfico que durante años impusieron los gobiernos anteriores.
Se fortalece el respaldo popular de Petro
“Petro, amigo, el pueblo está contigo”, fue la consigna con la que miles de campesinos, indígenas, mujeres y hombres de diferentes regiones del país recibieron y alentaron al presidente durante su discurso en la cancha de fútbol de Chicoral. Edson Velandia con Adriana Lizcano y la banda papayera La Máxima estuvieron presentes animando este encuentro agrario.
La inmensa movilización de Chicoral se convierte en una esperanza para miles de campesinos, indígenas, afros y el pueblo colombiano en general, que durante tantos años ha luchado a muerte por el derecho a la tierra para quien la trabaje.
Como era de esperarse el presidente Petro resaltó la necesidad de aprobar las reformas sociales “para que los viejos de este país tengan una pensión y dignidad”. Abordó la urgente necesidad de la legalización de las drogas. Reivindicó a Gaitán en su lucha por la reforma agraria y a López Pumarejo por la “Revolución en Marcha”. Recordó el fraude de Misael Pastrana de 1970 cuando le robaron las elecciones al general Rojas Pinilla, y denunció que “La oligarquía nacional es heredera de los esclavistas, tiene sus apellidos, por eso trata al pueblo de Colombia como esclavos y los masacró cada vez que había una violencia”. Reivindicó la memoria de José Maria Melo, el único presidente indígena (1850) y enfatizó en la necesidad de conocer la historia.
Puntos claves
El Pacto por la Tierra y la Vida no solo se enfoca en la redistribución de la tierra, sino que pretende sentar las bases de un modelo de desarrollo rural inclusivo, equitativo y sostenible. Un modelo donde los beneficios económicos se distribuyan de manera justa entre todos los actores sociales y productivos, promoviendo así un campo próspero y en paz. Como punto de partida se propusieron los siguientes elementos, que permitan avanzar en un plan decenal.
- Redistribución equitativa de la tierra, de los activos productivos y recuperación de los territorios expoliados.
- Justicia Agraria, restitución y reparación de deudas históricas con las comunidades y pueblos.
- Restauración, recuperación y protección de suelos rurales, conectividad de cuerpos de agua y ecosistemas.
- Representación, autonomía e inclusión efectiva de las comunidades y pueblos en la política pública.
- Transformación del modelo de producción agrario para la garantía de los derechos individuales, colectivos y de la naturaleza, y la promoción de la soberanía alimentaria.
- Protección de logros históricos producto de la lucha social y la búsqueda de la paz.
- Reorganización y fortalecimiento de la institucionalidad agraria.
- Garantías para la vida y el fortalecimiento de las organizaciones de los pueblos y las comunidades.
- Reconocimiento e inclusión de las mujeres, las diversidades y juventudes rurales.
- Protección del agua y fortalecimiento de las territorialidades de los pueblos y comunidades.
- Recomposición y garantías para el ejercicio de los sistemas propios de conocimiento de los pueblos y las comunidades.
- Transformación de economías en donde existen cultivos de uso ilícito de coca, marihuana y amapola.