
«Palestina Vencerá»
Por: Marta Gómez
Palestina Vencerá y Palestina Libre son las consignas que se gritan y que se escriben en los carteles de miles que resisten en las calles, en marchas y manifestaciones mensuales, semestrales o anuales que se convocan a nivel mundial. Una marea roja que, como una pequeña colonia de hormigas, clama ser escuchada por alguna divinidad, ya que los hombres en los que confiaron para tomar decisiones les han dado la espalda. Miles de líderes mundiales con su silencio avalan el genocidio del pueblo palestino, en silencio permiten que todos los crímenes de lesa humanidad se ejecuten en apenas 360 km2, en una población diezmada, desarmada, con hambre y con restricción de movilidad en su propio territorio.
A parte de las movilizaciones están los símbolos, la convicción férrea de la solidaridad frente al peor genocidio cometido después de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, las pañoletas, las banderas, los stickers, las camisas, son pequeñas conexiones con el dolor profundo de imaginarse durante un instante en ese mismo lugar, sitiado por las bombas y el hambre. Los símbolos nos conectan como humanidad.
¿Cómo pudimos permitirlo?
Pero la solidaridad a veces no alcanza, menos aun, cuando hay un cerco mediático de censura a nivel mundial. Tan solo hay que ver la represión desbordada en los países europeos por parte de la fuerza pública contra mujeres mayores, jóvenes y cualquiera que decida gritar a viva voz ¡Palestina Vencerá! Más terrible aún, la persecución en Estados Unidos a defensores de derechos humanos, universidades y civiles que se pronuncian en contra de este terror.
Sin embargo, el tiempo pasará y las futuras generaciones preguntarán ¿Cómo pudieron permitirlo?
El 7 de octubre del 2023, Israel comenzó la destrucción sistemática del pueblo palestino, han sido 19 meses de asedio constante en contra de la población y de la infraestructura del país, casas, apartamentos, escuelas y hospitales. Israel, además, ha utilizado el corte de servicios básicos como el agua, la energía y la entrada de ayudas humanitarias como arma de guerra.
Estas acciones constituyen crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, incluido el exterminio, y actos de genocidio.
La Convención Contra el Genocidio de 1948, es un acuerdo internacional que encarna el espíritu del Nunca Más. Dice que el deber de prevenir el genocidio surge tan pronto como un Estado tiene conocimiento, o normalmente debería haber tenido conocimiento, de un riesgo grave de que pueda cometerse un genocidio. Ciento cincuenta y tres países han firmado el Convenio. Entre ellos se encuentran Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. Sin embargo, estos son algunos de los países que más han apoyado al gobierno de Israel durante todo su asedio en Gaza, sobre todo al seguir proporcionando armas.
A la fecha, la cifra de muertos ha superado los 60.000, de los cuales cerca de 17.000 han sido niñas y niños y 10.000 mujeres; además, se registran aproximadamente 111.500 heridos y 14.000 desaparecidos. A toda esta tragedia se suma el hambre, que ha prendido todas las alertas porque después de varios meses, el bloqueo en el acceso de ayudas humanitarias, se comienzan a registrar muertes por inanición. Es decir, ¿Cuál es la diferencia con un campo de concentración? ¿Por qué no es posible actuar? ¿Cuándo nos corresponderá vivir el mismo destino?
Los juegos psicológicos y de control de masas son cada vez más evidentes, las redes borran y bajan mensajes sobre Palestina, los imperios niegan que algo esté pasando e Israel pone en los teléfonos de sus conciudadanos las voces de los rehenes, para revivir el odio y la impotencia de un pueblo que en su mayoría tampoco acepta el genocidio.
Sigue lo peor
Desafortunadamente el futuro no es alentador, la semana pasada, el gabinete de seguridad de Israel aprobó un plan para ampliar su ofensiva militar contra Hamás que incluye la “captura” de Gaza y la permanencia en su territorio.
También incluiría el desplazamiento de los 2,1 millones de palestinos de Gaza hacia el sur, lo que podría agravar la crisis humanitaria y la entrega de ayudas, exclusivamente, por parte de entidades israelíes.
Lo que quiere decir que deliberadamente Israel ha decidido apropiarse de una mayor cantidad de territorio palestino y continuar con su plan genocida. Mientras tanto el mundo apenas susurra ¡Palestina Vencerá! Pero, cada vez habrá menos oídos, en esas tierras legendarias, que realmente puedan oírlo.