«Sin dejar huella: La utopía de Plogging Colombia»

Esta organización es una de las 8 ganadoras, entre las 120 propuestas que convocó la beca: «La basura no es basura» de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Por: Plogging Colombia

 

 

Realizamos nuestra primera jornada de plogging en mayo del 2018, en pleno centro de la ciudad de Bogotá. El plogging consiste en co­rrer al tiempo que se van recogiendo residuos de las calles. Esa primera convocatoria estuvo li­derada por Viviana Saa­vedra, ahora fundadora y directora de Plogging Colombia.

La iniciativa surgió en Suecia y para esa épo­ca, apenas se estaba ex­tendiendo alrededor del mundo. Inicialmente em­pezamos a organizar los plogging con grupos de corredores. Luego, dada la acogida que tuvieron las primeras jornadas, extendimos la invitación a toda la ciudadanía. Durante las jornadas de limpieza también parti­ciparon las asociaciones de recicladores de oficio de la ciudad, colectivos ambientales, voluntaria­dos, operadores de aseo y emprendimientos verdes.

Estas limpiezas eco­deportivas las realizamos en ecosistemas urbanos y en áreas de interés am­biental que registran al­tos índices de contami­nación, por el arrojo de residuos sólidos en estos puntos de la ciudad. A partir de ese momento, al darnos cuenta del impac­to de la actividad a nivel ambiental, decidimos complementar la jornada deportiva y de limpieza, con educación y sensibi­lización alrededor de la correcta disposición de los residuos sólidos, el consumo consciente, el autocuidado y la promo­ción de estilos de vida sa­ludables y sostenibles.

Hemos vivido y ex­perimentado con las per­sonas las dificultades y la problemática de la con­taminación directamente en la calle, agarrando lo que llamamos “basura”, estudiando sobre esti­los de vida que generen un menor impacto en los ecosistemas de los que somos parte y somos tes­tigos de que el cambio de hábitos individuales impacta profundamente en lo colectivo. Cuando vimos la beca: “La basu­ra no es basura” supimos que era para nosotros y si lo crees, lo creas. Era una oportunidad para tra­bajar de la mano con los jóvenes, cocrear, compar­tir nuestra experiencia y, además, lograr que ellos pudieran replicar estas actividades en sus comu­nidades. No dudamos que sería una oportunidad va­liosa para fortalecer nues­tra sociedad en valores de cuidado de nosotros mis­mos y cuidado de nuestro entorno.

Hoy día, la mayoría de los y las jóvenes son lí­deres en sus familias, son quienes más se interesan por participar, porque saben que este tema de la crisis climática y eco­social tiene que ver con su futuro y su calidad de vida. Desde ese punto de partida, queríamos ex­perimentar y comprobar que, si se les compartía la información, las herra­mientas y el acompaña­miento a jóvenes que ya hacían parte o lideraban procesos con sus comu­nidades o en su mismo hogar, se podría no sola­mente educar y entregar la información, sino pasar a la acción, poner en prác­tica sus conocimientos y animarlos a empoderarse y a seguir liderando sus propias iniciativas en sus territorios. Todas las jor­nadas han sido espacios seguros y cuidadores para que los jóvenes puedan experimentar, cuestionar y reflexionar sobre qué es eso de vivir sin dejar hue­lla y que se dieran cuen­ta que no estaban solos, ni solas en este camino, que reconocieran que hay un montón de personas siendo parte de ese cam­bio que quieren ver en el mundo. Hicimos una jornada de plogging, una paca digestora Silva, una intervención artística en un punto crítico, una ac­tividad llamada “Un día como reciclador (a) de oficio” y el museo de los residuos, además de las más de ocho sesiones vir­tuales complementarias a las actividades presencia­les y de creación artística y liderazgo.

Sabemos que pasar por este planeta sin de­jar huella (en términos de huella ecológica y los recursos que usamos de la Tierra para satisfacer nuestras necesidades) es una utopía. Sin embar­go, esa utopía, nuestra utopía, es un faro hacia la libertad, el cuidado, el valor y el sentido que nos hace caminar y movilizar­nos a un lugar mejor del que nos encontramos, a una sociedad mejor, a un mundo mejor.

La basura es el térmi­no que usamos para de­finir esos residuos de los que no nos queremos ha­cer responsables, la invi­tación es a cuestionarnos y a reflexionar sobre la relación que tenemos con estos productos y mate­riales, antes de meterlos a un artefacto que ya de por sí, es poco sosteni­ble, como la caneca de la basura, porque ojos que no ven, relleno de Doña Juana que lo siente. Com­partamos con nuestra fa­milia y círculo de cuidado más cercano lo que vamos aprendiendo respecto al cuidado de nosotros mis­mos y de nuestro entorno.

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