El 8 de marzo se conme­mora como el día inter­nacional de la mujer, en el marco de esta fecha tradicionalmente se rea­lizaban homenajes o re­conocimientos a la mujer y su importante papel en la sociedad. No obstante, desde hace varios años ha comenzado a dimen­sionarse de una manera diferente, que pasa de una participación pasiva a una participación acti­va en la cual las mujeres se reúnen, se movilizan y reflexionan sobre sus actuales condiciones de vida en un marco laboral, de cuidado y de impacto social.

En el marco de esas grandes convocatorias y movilizaciones comenzó a tejerse desde hace va­rios años una reflexión hacia adentro de las or­ganizaciones sociales de mujeres del sur de Bogo­tá, quienes comenzaron a pensar en las otras muje­res, las que estaban en los barrios y que no tenían tantas oportunidades para movilizarse hacia el centro de la ciudad a par­ticipar, por lo cual el 8M Sures se constituye como “la lucha histórica por nuestros dere­chos por una vida digna y la oportunidad para seguirnos organizando desde los terri­torios que ha­bitamos”.

La invita­ción para este año consiste en un plantón y un espacio de pedagogía y movilización de las mujeres y las diversi­dades sexuales desde la avenida Primero de Mayo con carrera 27 en la loca­lidad de Antonio Nariño a las 04:30 p.m.

También se espera que en el país y la ciudad se haga pública la emer­gencia declarada por las violencias de género que se viene exigiendo desde finales del año pasado y que ya generó una pri­mera movilización a me­diados del mes de febrero exigiendo su declaratoria. Al respecto, Dora Salda­rriaga, constitucionalista y concejala de Estamos Listas en Medellín expre­sa que la situación actual de las mujeres y las di­versidades sexuales hace evidente la necesidad de dicha declaratoria: “Para que se reconozca una cri­sis humanitaria de emer­gencia se deben cumplir tres requisitos. Primero, una violación masiva de derechos humanos; se­gundo, una desatención institucional de la situa­ción, y tercero, que haya una necesidad de que se articulen las entidades públicas para la atención de la crisis”, afirma.

En este caso el pre­sidente puede plantear dicha declaratoria e im­poner unas acciones para solucionar la actual situa­ción en la que se incluye un aumento de casos de feminicidios, violencia intrafamiliar, agresiones sexuales, físicas y psico­lógicas y más preocupan­te aún, los altísimos nive­les de impunidad en un sistema judicial que ter­mina revictimizando a las mujeres que denuncian y poniendo en peligro sus vidas.

De acuerdo al Obser­vatorio Colombiano de Femicidios, tan solo del 1 de enero al 7 de febre­ro del 2023, 28 mujeres fueron víctimas de feminicidio consumado en Colombia, casi que una mujer cada día. Cál­culo que coin­cide con las 612 que fueron asesinadas en el año 2022 en el marco de la ley de femini­cidio, a esto se debe sumar un subregistro de todas aquellas que en zonas rurales o apartadas de Colombia no fueron re­gistradas. Es importante subrayar que detrás del número hay mamás, ni­ñas, jóvenes, estudiantes, mujeres e historias que no debieron terminar bajo la violencia machista.