El zorro es esa estructura de madera que va sobre unos ángulos, un eje y dos ruedas de carro, es una herramienta de gran valor, ya que en ella un reciclador mueve media tonelada de material reciclado o más, esto equivale a lo que movía una zorra que era jalada por un caballo. Los ingresos de un reciclador de oficio, se pueden comparar a los que genera un taxi, que vale 120 millones de pesos y le genera el diario a una familia y utilidad para el dueño.

Un zorro es la herramienta primordial de un reciclador para ejercer su oficio en las calles de Bogotá. Una de las problemáticas que existe en la UPZ 82 con esta clase de vehículos, parte de no tener un lugar donde guardarlos. La falta de ese espacio genera concentración de recicladores que llegan con sus zorros después de terminar su ruta de recolección y se concentran en el barrio María Paz, Américas con 86 y el Cartuchito. Esta acumulación produce desconfianza, desorden y algunos nichos de basura, ya que la mayoría de los recicladores comienzan a seleccionar, clasificar y arreglar su material, actividad que requiere de un tiempo de permanencia en el espacio y que genera un material sobrante, por lo que se producen diferentes focos de contaminación y de basura.

La pregunta es ¿Quién es responsable de estos zorros: los dueños, el reciclador o la UAESP?  Una cosa sí es segura, si el distrito adecuara un espacio para que el reciclador llegara en la noche o en el día para guardar su zorro después de la ruta de recolección, el problema de estética, inseguridad y el estigma que cae sobre el reciclador podría cambiar y mejoraría la convivencia en el entorno.