«Para hablar de paz en Colombia»
Por: Luis Felipe Camargo
Me piden que escriba un artículo y pienso que lo mejor sería hablar sobre la paz en Colombia. Para hacerlo comienzo a pedir información, consulto con amigos e investigo sobre derechos humanos. En esa búsqueda me encuentro con una historiadora que es una eminencia en contar y aclararle a la gente episodios importantes de la historia del mundo, Diana Uribe (nacida el 30 de marzo de 1959 en Bogotá, egresada de la Universidad de los Andes y ganadora del Premio Simón Bolívar). Al leerla, comprendo que antes de hablar de paz, tenemos que reconocer las dificultades y los problemas que tenemos al interior de nuestro país, y cuando vemos noticias, leemos la prensa y hablamos con los vecinos corroboramos que sí que tenemos problemas, más que todo un problema de comunicación, de cultura, una extraña necesidad de aprovechar cualquier oportunidad para ganar, pasando por encima del que sea y de lo que sea.
Quisiera pensar positivamente y creer que el problema que nos aflige no es endémico, pero ya no solo existe ese que quiere aprovecharse del otro, sino un montón de personas que están muertas de miedo de “dar papaya” porque ya las han engañado o han caído en alguna patraña. Nuestra sociedad es anómica, no solo desconfiamos de los civiles sino también de las entidades estatales y principalmente de la policía, los símbolos de protección y de seguridad que nos inculcan desde pequeños, cuando grandes se convierten en los símbolos del terror. Alguien me decía que hablar de paz es evidenciar la podredumbre que hay en nuestro país y lo que nos podríamos ganar es la muerte.
Todos queremos vivir en un país en paz, pero las relaciones son tan complejas, que quienes tratan de salirse de ese esquema de corrupción, quienes tratan de dejar de ser víctimas y victimarios, terminan muertos. Sin embargo, si algo nos deja la historia es la esperanza del cambio, el cambio de cultura, de costumbres y de formas de pensar, la posibilidad de unirnos colectivamente para aprender a respetarnos y ayudarnos unos a otros, para que, desde lo pequeño comencemos a construir una paz verdadera para nuestro país.