«El Pueblo Wounaan: Un pueblo que resiste»   

Segunda entrega

Por: Laura María Rodríguez

 

 

Esta segunda entrega sobre la comunidad Wounaan se centra en el relato de los hechos victimizantes generados en medio del conflicto armado, principalmente situaciones de desplazamiento.

Para los pueblos Wounaan, Baud Mos significa la playa blanca del Baudó, el lugar de origen de la comunidad, en la costa del Pacífico, donde fueron creados por su dios Maach Aai. Hoy, a kilómetros de su lugar de origen, en la ciudad de Bogotá, el pueblo Wounaan se reconoce como colectividad bajo el nombre de Comunidad Baud Mos, como un ejercicio de memoria para que cuando los niños pregunten el porqué del nombre de la comunidad, sea tarea de toda la familia el explicar de dónde proviene, cuál es su origen y cómo fueron creados.

Resguardar la memoria, las tradiciones y preservar el legado cultural es quizá una de las mayores preocupaciones de los Wounaan, mantener el encuentro con los otros, su lengua, la preparación de la comida, el pensar y el vestir.  La lengua de los Wounaan es una lengua oral, que no se escribe, es una lengua que se enseña hablando, escuchando y practicando. El conocimiento se transmite a través de la observación, por eso el diseño de las pinturas y las artesanías se obtiene a través de la mirada de la naturaleza y del entorno, de donde se consiguen las formas y los colores que posteriormente utilizan.

La llegada al mundo occidental, como lo denominan ellos, no ha sido fácil, la discriminación sigue siendo fuerte, porque como lo menciona Hernando Carpio, líder de la Asociación de Víctimas Indígenas Wounaan de Bogotá (ASOVIWB): “Somos discriminados porque no escribimos, porque no leemos, porque no sabemos diseñar, porque cocinamos o nos vestimos diferente nos discriminan. No entienden la realidad de Colombia y la riqueza cultural que representamos, eso es lo que hay que valorar”. La llegada a la ciudad y la lucha por reconstruir el tejido comunitario con todos los otros miembros de la comunidad que han llegado desplazados, hace parte de esa lucha de un pueblo que sigue resistiendo: “El no querer saber de los indígenas, es como si usted desconociera a su papá, nosotros somos los pueblos originarios de América Latina y los que hemos resistido por más de 500 años” expresa. 

El cómo sucedió todo y el por qué las comunidades Wounaan quedaron y siguen estando en medio del conflicto armado de Colombia, nos lo contó Hernando del Carpio con una amplia generosidad, quien mantuvo durante todo el tiempo de la entrevista su mismo tono de voz pausado y enfático en la narración de lo que ocurrió y cómo llegaron más de 800 Wounaan, solo a la ciudad de Bogotá, más los que se encuentran en ciudades como Medellín o Cali, las razones del desplazamiento y la llegada de la guerra se resumen en dos fenómenos, la llegada de los actores del conflicto al territorio y los cultivos ilícitos.

Para Hernando sus territorios originarios han sido constituidos después de muchos años de lucha, en los que lograron la constitución de los resguardos, lo cual les permitió la construcción de sus proyectos de vida, hasta la llegada del conflicto: “Llegó la guerrilla a los territorios nacionales, también a hacer el ejercicio de sus derechos según su pueblo, pero eso reactivó nuevamente el sistema paramilitar para combatir a esa guerrilla, es ahí donde esos dos actores armados entran en confrontación para liberar sus poderes de control en los territorios, ahí ya inicia el desplazamiento masivo, porque inicia el señalamiento y amenazas de parte y parte. El ejército señalaba a los indígenas de ser colaboradores de la guerrilla, la guerrilla señalaba a los líderes de ser informantes del ejército, los informantes de los paramilitares y los paramilitares señalaban a los indígenas de convivir con la guerrilla, eso permitió romper todo el tejido de estos pueblos en los territorios. Con la arremetida de los paramilitares frente a las comunidades y líderes, se genera el desplazamiento masivo de las comunidades del territorio. Las comunidades indígenas del Chocó fueron receptoras del desplazamiento forzado de las comunidades afro. Luego, en la segunda arremetida, se dio el desplazamiento de las comunidades indígenas”, comenta.

Además de la llegada de los actores del conflicto, los cultivos ilícitos afectaron no solamente al territorio, sino también las tradiciones de los Wounaan. De acuerdo con Hernando del Carpio, hasta el año 2000 en los resguardos Wounaan no existía ningún tipo de cultivo ilícito. Pero después de ese año las comunidades afro comenzaron a sembrar coca, que terminó expandiéndose hasta las zonas de los resguardos indígenas. Quienes sembraron la coca no fueron los líderes, sino “otras gentes que al ver el ingreso de la plata se metieron, ahí empezaron a trabajar los jóvenes como raspachines, empezaron a trabajar de esa forma, ganando su jornal. En esa época, dentro de las comunidades no había generación de empleo, allá usted se conseguía el pescado, porque lo que más se consume es el pescado, y se hacían trueques o cambios con banano, plátanos, yuca, dulce o miel, pero ya cuando llegó esa generación de recursos, comenzó el conflicto para los líderes”, afirma.

La conjugación de todos estos factores, hizo que los jóvenes comenzaran a ofrecerse a los grupos armados, tanto guerrilla como paramilitares. Muchos jóvenes se entregaron, a otros los reclutaron a la fuerza y la gran mayoría murieron en combate, justamente por su inexperticia: “eso fue lo que pasó con toda la gente que está aquí, los líderes defendían a la familia y a la comunidad. A lo último, empezaron a perseguir a los líderes, la única forma era estar acá, como dijo el compañero para salvaguardarnos. A pesar de eso, acá en Bogotá también se ha sufrido persecución”, expresa.

El conflicto tampoco ha amainado completamente en el territorio, a finales de junio del presente año, ocurrió una nueva masacre en el corregimiento de Orpúa, Bajo Baudó chocoano, en la que resultaron asesinados tres jóvenes del resguardo Buenavista-Unión Pitalito. Además, durante todo el año se han presentado desplazamientos. El Consejo de Autoridades del pueblo Wounaan de Colombia (Woundeko), expresó en su último comunicado:  “Como autoridades indígenas Wounaan, en este día sentimos impotencia al ver como los grupos armados ilegales llegan a nuestros territorios cargados de muerte, dolor y desolación. Rechazamos con mucha contundencia el vil asesinato de los jóvenes indígenas, que al momento de su desaparición realizaban tareas de jornaleo en fincas de la jurisdicción”.

 

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