«Primera entrega: Los inicios»

Por: Marta Gómez

Aunque el diálogo con Octavio no se extendió por más de tres horas, su relato da cuenta de una construcción en la que se integran la memoria con los acontecimientos sociales e históricos ocurridos en el país. Casi que reconoce que al mismo tiempo que él realizaba algún tipo de acción, en el resto del país ocurrían una gran cantidad de hechos que eran apenas causas o consecuencia de sus propios actos. Por esto, esperamos publicar su historia en tres entregas, que nos permitan recoger ambos relatos y comprender una vida de insurgencia y revolución de la mano de los hechos que alteraban al país en aquella época.

Octavio es el nombre que recibió en las filas de las Farc, pero su nombre real es Rolando Acevedo, estudiante de ingeniería mecánica de la Universidad Nacional. “En ese tiempo yo estaba cursando estudios en la ciudad de Medellín, en el año 84. Cuando se iniciaron los diálogos de paz de la Uribe con el gobierno de Belisario Betancur, fruto de ese acuerdo se formó el movimiento político Unión Patriótica y se dieron una serie de transformaciones en el país como fue: la elección popular de alcaldes y gobernadores y la descentralización administrativa. Para la época, se estaba hablando mucho de la apertura democrática en América Latina, lo que señalaba el fin de las dictaduras militares que se dieron en el cono sur.

Belisario era un tipo de derecha, conservador, pero cuando se dan los diálogos entró a posar de izquierdista. A Belisario se le olvidaba que cuando era Ministro de Trabajo, en el municipio de Santa Bárbara, en Antioquia, se desarrolló una huelga de los trabajadores de la cantera El Cairo, una zona de extracción de piedra, para la producción de cemento. En la que, obreros y campesinos reclamaban mejoras salariales y también responsabilidad social de esa empresa con el entorno. Belisario Betancur declaró ilegal la huelga y le dio la orden a la fuerza pública de arremeter contra ellos, produciendo lo que se llama la masacre de El Cairo. En Santa Bárbara hay un monumento a los doce muertos y treinta y nueve heridos, entre obreros y campesinos, que fueron masacrados en esa huelga. Eso como que se le olvidó a Belisario cuando comenzó a posar de pacifista.

Además, él se inventó ese impuesto que se llama el IVA, como Belisario es de un municipio de Antioquia que se llama Amagá, en ese tiempo le llamaban el Impuesto del Vivo de Amagá (IVA)”, comenta.

De acuerdo con Octavio, Belisario intenta tanto posar de izquierdista, que trata de rodearse de varios intelectuales, escritores y políticos, entre ellos Marcos Palacio, a quien le da el cargo de rector de la Universidad Nacional, un personaje que venía de la corriente trotskista. “Marcos Palacio inicia todo el proceso de privatización de la universidad pública, lo que hizo fue liquidar toda la propuesta de Bienestar que el Estado estaba obligado a brindar en la universidad. Es decir, todas las garantías para que los sectores populares llegaran a la universidad pública: residencias estudiantiles, préstamos condonables, bienestar estudiantil y el centro de publicaciones.

Pero, no solamente elimina todas esas garantías que brindaba la universidad, sino que bajo el razonamiento de que la universidad tenía que generar ingresos para mantener y evitar la subvención del Estado, comienza a hacer también la transformación del pensum. Comienza a hacer esa transformación bajo el argumento de que, por ejemplo, en las ingenierías no debía enseñarse ciencias políticas o historia, si lo que el estudiante necesitaba saber era de matemáticas y de informática para desempeñarse en su cargo como ingeniero.

Ahí comenzó una lucha estudiantil en contra de esa reforma y en contra de la privatización de la universidad pública, nosotros tomamos la frase de Gonzalo Arango, fundador del nadaísmo y quien fuera estudiante de la Universidad de Antioquia: Ciencia sin conciencia es magia negra. En otras palabras, el profesional tenía que saber para qué era la ciencia, para qué era el conocimiento, entonces las humanidades también estaban ligadas a las ingenierías, fruto de esas luchas que se dieron en ese entonces, yo me convierto en líder estudiantil de la universidad.

En ese tiempo, la universidad era un hervidero de organizaciones de izquierda. El M-19 era bastante fuerte, el Ejército Popular de Liberación, el Partido Comunista, Marxista, Leninista, la Juventud Revolucionaria de Colombia, la Juventud Comunista, los Guardias Rojos, la Alborada Comunista, grupos internacionales, las Brigadas Rojas, el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso, todas esas organizaciones hacían presencia en la universidad y había una fuerte presión para invitar a los estudiantes a participar en ellas, pero yo no pertenecía a ninguna”.

Continuará en la próxima edición…

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