«Los derechos mínimos del trabajador»
El trabajo digno y decente debe abarcar una dimensión de derechos, lograr el equilibrio entre el empresario y el trabajador.
Por: Yamile Valencia
El día viernes 12 de mayo se realizó el primer Foro Distrital por las Reformas Sociales, en la localidad de Kennedy-Techotiba, un espacio abierto para la participación de toda la ciudadanía que se desarrolló en horas de la tarde, en el colegio INEM. En este escenario se contó con la presencia de la ministra del trabajo, Gloria Inés Ramírez, quien rápidamente se dirigió a los medios y dio la primicia de la radicación en los próximos días de la reforma laboral y la reforma pensional, luego de haber tenido diferentes audiencias públicas y reuniones con los ponentes.
Posteriormente, en compañía de diferentes ediles y congresistas del Pacto Histórico, se sentó a escuchar a más de una decena de participantes que expresaron sus dudas e inquietudes en torno a las reformas. Mujeres, comunidades indígenas, sectores sociales, empleados y microempresarios se tomaron la palabra y tuvieron la oportunidad de dialogar sobre el tema y de resolver sus dudas sobre las reformas sociales que impulsa el gobierno.
El tema no es de menor importancia, la reforma laboral propone un cambio estructural en la relación entre trabajadores y empleados y busca principalmente devolverles a estos últimos los derechos laborales perdidos hace más de 30 años. De ahí que sea revolucionaria, polémica y que genere temor en muchos sectores de la sociedad. Sin embargo, en el fondo no se trata sino de reincorporar los derechos fundamentales, que por ley no deberían haberse perdido nunca. De todo esto, es natural que tres décadas después, los trabajadores y trabajadoras se hayan acomodado a unas dinámicas laborales, sin embargo, la pregunta sigue siendo ¿Son dignas? ¿Garantizan la calidad de vida del trabajador (a)? ¿Es justo vivir por 10, 20 años o toda la vida laboral bajo la incertidumbre de los contratos a término fijo o de prestación de servicios? La reforma laboral se centra en dos ejes fundamentales que fueron explicados por la ministra, en este espacio de participación ciudadana:
El primero es el trabajo digno y decente, en el que se incluye la delimitación de las jornadas diurnas y nocturnas, los recargos de los festivos y dominicales, el cuidado del trabajo y el derecho a ser indemnizado. Al respecto, mencionó la ministra que cuando se habla de trabajo digno y decente, se debe abarcar una dimensión de derechos, lograr el equilibrio entre el empresario y el trabajador. La intención no es liquidar o acabar con las empresas sino todo lo contrario, lograr que sean potentes y sólidas para que le paguen lo justo a sus trabajadores, si es una jornada diurna, debe ser de 8 horas y si se trabajan horas extras, estas se deben pagar. Con esta reforma se reglamenta que el día va de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. y las horas nocturnas comienzan desde las 6:00 p.m. hasta las 6:00 a.m. Asimismo, reintegrar el pago del 100% del recargo por el trabajo los días domingos y festivos y desincentivar los despidos injustificados, volviendo a las indemnizaciones que por ley se deben medir de acuerdo a los años de contrato que lleve el trabajador (a). La ministra fue enfática en expresar que lo que se le está pidiendo a los empresarios es que comprendan que cuando hicieron la Ley 50 de 1990, no solo flexibilizaron la jornada laboral sino también los derechos básicos de los trabajadores y que la Ley 789 del 2011 que tenía como objetivo generar empleo y disminuir la informalidad terminó ampliando el día hasta las 10:00 p.m., recortando el pago de horas nocturnas, así como el porcentaje de dominicales y festivos, al respecto afirma la ministra que:
“En Colombia el desempleo sigue aumentando y la informalidad es estructural. El objetivo de la Ley no se cumplió y en uno de sus parágrafos decía que, si no se cumplía ese aumento de empleos y la disminución de la informalidad, entonces esa ley se derogaba a los dos años, llevamos 32 años y esa ley sigue viva. Ese es el temor del debate de esta reforma laboral, ponemos en el centro que la jornada de trabajo es de 8 horas, que si trabajo más que me paguen lo que trabajo de más y si trabajo en la noche, que me paguen el recargo nocturno a partir de la hora en que empieza la noche”.
Lo segundo es la dignificación del ser humano, que tiene que ver con la estabilidad laboral y el contrato de trabajo. Es decir que, si un contrato se prorroga por más de dos años, ese trabajador ya no debe ser fijo sino indefinido y eso le da garantías sociales, seguridad y calidad de vida.
Desde el Ministerio del Trabajo también se viene impulsando lo que quedó plasmado en el Plan Nacional de Desarrollo que son las alianzas público populares, como la posibilidad de que el Estado contrate no solo con las grandes empresas, sino también con las pequeñas empresas. Todo esto acompañado de una flexibilización en el acceso al crédito para las personas que hacen parte de las economías populares, la protección al empleo, el reconocimiento de aprendizajes previos, para promover la formalización del sector de saberes y oficios. Así como un apoyo a la economía solidaria de los campesinos, las mujeres y las víctimas.
La reforma laboral entrará a regular los derechos de los trabajadores y es desde otros sectores del mismo ministerio y del gobierno que se seguirá impulsando el empleo y la entrada en el sistema de otras economías y formas de sostenibilidad solidarias, campesinas y populares.