«¿Se han cumplido las recomendaciones de la Comisión de la Verdad?»
Por: Laura María Rodríguez
El 27 de junio del año 2022, los comisionados hicieron la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad: Hay Futuro si Hay Verdad; luego de cinco años de trabajo, que involucró a más de 610 investigadores, transcriptores y administrativos. No entregaron solo un documento, sino 11 volúmenes y una transmedia con más de 15.000 testimonios recogidos en una gran variedad de formatos, pensados para diferentes franjas etarias y con diferentes enfoques poblacionales, traducidos al inglés, francés, embera chamí, nasayuwe, sikuani y otras lenguas indígenas.
La entrega se hizo en el Teatro Colón y quien lo recibió fue el hoy electo presidente de la república Gustavo Petro Urrego, quien se comprometió a leerlo; para luego, el día de su posesión como primer mandatario, reafirmar su compromiso con el cumplimiento de las recomendaciones.
La divulgación y la pedagogía duró apenas dos meses, no obstante, hoy sigue movilizando apuestas artísticas, culturales y académicas alrededor de su análisis y difusión, lo que ha permitido que se mantenga vigente su socialización gracias al trabajo que se hace desde las escuelas, las universidades y las organizaciones sociales.
Quizás, el revés más grande que ha sufrido hasta la fecha ese inmenso trabajo de comprensión del conflicto y búsqueda de la verdad, fue en el segundo trimestre de este año, cuando los partidos de oposición, principalmente el Centro Democrático, lograron eliminar el Artículo 8 del Plan Nacional de Desarrollo, que obligaba a la implementación por parte de las entidades públicas de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad. Artículo supremamente importante para el Gobierno que considera fundamentales los principios de reparación, no repetición y verdad para alcanzar la paz total.
A pesar de los inconvenientes, lo que es evidente es que hay una auténtica voluntad política de cumplirle al país y de hacerle caso a las recomendaciones. La paz total es el reflejo de la paz grande, como esa búsqueda por reconciliar a los colombianos y salir de una vez por todas de la guerra. Los múltiples esfuerzos y posibilidades que plantea el Gobierno, demuestran una voluntad férrea por aportar a esa paz. A partir de cada uno de los proyectos de reforma, que velan por la garantía de los derechos y el bienestar de todos y todas.
La Comisión entregó una definición de lo que es la reconciliación, que debería ser memorizada por cada colombiano, como un mantra, para no solo movilizarse a favor de, sino más bien apostarle a la construcción de un nuevo país, que pueda realmente mirarse a los ojos: “La reconciliación significa aceptar la verdad como condición para la construcción colectiva y superar el negacionismo y la impunidad. Significa tomar la determinación de nunca más matarnos y sacar las armas de la política. Significa aceptar que somos muchos —en diverso grado, por acción o por omisión— los responsables de la tragedia”.
Encuentro Nacional de Comunicación Comunitaria y Alternativa: Periodismo para la Paz
Hace pocas semanas, se publicaron las memorias de este Encuentro Nacional de Comunicación que recogió las voces, no solo de comunicadores comunitarios de todo el país, sino también de expertos en la implementación de la paz. Dentro de las memorias, además de plantear un registro fiel de la conversación y los debates que se suscitaron, se plantearon una serie de conclusiones y recomendaciones. Presentamos a continuación las segundas como una invitación a los comunicadores y las comunicadoras populares a seguir apostándole a una comunicación que no polarice, sino que se ponga más bien de lado de las comunidades y que comience a cambiar las dinámicas de la guerra y se centre más en la reconciliación:
- Leer, divulgar y acoger los contenidos y recomendaciones del informe final de la Comisión de la Verdad: Hay Futuro si Hay Verdad.
- Reconocer que la comunicación comunitaria es pluriétnica, multicultural, que se construye con las mujeres, con las diversidades sexuales y de género.
- Hacer una comunicación sensible que más allá de tomar partido por un proyecto ideológico, tome partido por las víctimas, por las comunidades, las clases populares y que haga una apuesta por la paz y la justicia social.
- Comprender que la comunicación comunitaria no genera contenidos imparciales, sino que tiene un compromiso de clase con las luchas territoriales, comunitarias y populares.
- No utilizar ni instrumentalizar a las comunidades, entender que la comunicación comunitaria está anclada a un territorio y que no es un agente externo que simplemente llega a registrar. Por lo tanto, el medio debe ser el canal que permite que múltiples sectores sociales y poblaciones expresen sus realidades.
- Promover como modelo la educación popular para implementar escuelas de formación en comunicación comunitaria en los barrios y en las diferentes regiones del país, de manera tal que se favorezca la creación de otras formas de contar y otras visiones de vida a las que históricamente han sido impuestas.