En los últimos años, la humanidad ha tomado consciencia sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y su repercusión en la vida diaria. Hemos comenzado a entender que, si contribuimos a la recuperación de la fauna y de la flora, de manera directa estamos evitando enfermedades, daños a la naturaleza y contribuimos para que nuestros alimentos sean sanos.

También desde el consumo consciente, la separación en la fuente y el reciclaje, estamos evitando el calentamiento global y cuidamos de los humedales, ríos y árboles, en general. El reciclar tiene que ver también, con minimizar la cantidad de residuos que contaminan al planeta. Así como la contribución a una gran red de personas cuyo oficio y sustento depende únicamente de la recuperación del material, desde el reciclador de oficio que recoge el reciclaje en cada uno de nuestros hogares, los que seleccionan el reciclaje, los que transportan el reciclaje y los que procesan el reciclaje.

El reciclador favorece que esos residuos sólidos (que en algún momento fueron desechados del todo, porque alguna persona consideró que ya no servían para nada) puedan ser reutilizados, es decir, que no lleguen a los rellenos, a las calles de la ciudad o a la misma naturaleza, sino que tengan una nueva vida útil. Es por esto que, como ciudadanos debemos aprender a separar lo orgánico de lo no orgánico, contribuir desde la separación en la fuente, para que las personas encargadas de reciclar lo puedan hacer dignamente. Por eso desde los colegios y todos los centros educativos le están enseñando a nuestros estudiantes la importancia de implementar las 3R en casa: Reducir, Reutilizar y Reciclar.