«Mínimo vital»

Un reciclador de oficio no gana más del equivalente al 30% del salario mínimo, en condiciones normales.


Por: Luis Felipe Camargo

 

El reciclaje consiste en la recuperación de recursos sólidos, entre las mal llamadas basuras, que son todos los desechos que se producen en los hogares y que son dispuestos, la mayoría de las veces, sin ningún tipo de separación o selección previa.

Del reciclaje es de donde obtienen los recicladores su mínimo vital. Según la Asociación Nacional de Recicladores, hay alrededor de treinta mil recicladores en todo el país. De los cuales veinte mil trabajan en Bogotá. Cinco mil de estos últimos tienen más de 70 años. Uno de ellos es José Alfonzo Rache, quien hace parte de una de nuestras organizaciones, tiene 79 años y cumple con todas las condiciones de una persona en riesgo, padece artritis, colesterol, tensión alta y su pulmón izquierdo está afectado desde hace varios años, consecuencia de la aspiración de gases que se producían en la cementera donde trabajaba. José sabe que ya no es momento de salir a las calles, pero la necesidad de conseguir algún recurso para sobrevivir lo pone en esta situación.

No hay un cálculo sobre el número de recicladores de oficio informales, lo que sí es posible afirmar es que están en condiciones de precariedad, aún peores que las de los asociados formalizados

Un reciclador de oficio no gana más del equivalente al 30% del salario mínimo, en condiciones normales. Hay muchos fenómenos que afectan la consecución de recursos económicos. Uno de ellos es la variación de precios al momento de vender el material recogido, seleccionado y transportado en recorridos extensos, que pueden superar hasta los 15 kilómetros y durar cerca de dos días. Este material es vendido en las bodegas o chatarrerías, que técnicamente deben ser llamadas ECAS (Estaciones de clasificación y aprovechamiento). El reciclador de oficio sabe que para que le compren debe llevar el material limpio, seco y seleccionado. Con estas condiciones el material es comprado de acuerdo al precio del mercado a nivel nacional y con los ajustes de precios que el bodeguero crea necesarios para el sostenimiento de su bodega, después de contemplar lo anterior le paga al reciclador.

Una pregunta que intriga a gran parte de los recicladores de oficio es ¿Por qué bajan tanto los precios del reciclaje? Hablando con Silvio Ruiz, representante legal de la Asociación Colombiana de Recicladores GAIAREC y líder del gremio reciclador, y con otros compañeros, me cuentan que hay diferentes factores que intervienen en la variación de los precios.

  1. El cierre de exportaciones para proteger la demanda interna, en el caso de la chatarra. La compra de la chatarra y otros metales es a nivel mundial. Lo que quiere decir, que hay unos señores que compran y venden chatarra en todos los países. Estos intermediarios son, en parte, los que hacen que cambien los precios, por tanto, es importante tener en cuenta los costos a nivel internacional.
  2. La variación de los precios de los metales ferrosos, depende si en nuestro país se están haciendo mega construcciones, como es el caso de la represa de Hidroituango. Este proyecto que inició en el año 2010, en el corregimiento de Puerto Valdivia, en el departamento de Antioquia, en este momento tiene una alta demanda de metales ferrosos (necesidad de hierro-chatarra), por tal motivo pueden subir los precios.
  3. Exportaciones o importaciones, en estos casos es responsabilidad del gobierno de cada país, abrir cupos para que quien tenga chatarra pueda inscribirse y tenga la posibilidad de vender o comprar, de acuerdo a su necesidad.
  4. Oferta y Demanda: estos dos factores son claves en la negociación y la variación de los precios. La oferta es cuando se tiene mucha chatarra, esta se ofrece y el comprador, de acuerdo a su necesidad, negocia para bajar o para subir el precio de estos metales. Demanda es cuando hay necesidad de estos metales, por lo cual hace pública esa necesidad y se entran a negociar los precios.
  5. Decisiones de las siderúrgicas (se da este nombre a las empresas que por medio de técnicas trasforman el hierro), estas empresas también afectan el valor de la chatarra, pues se dan el lujo de colocar el precio o quedarse con el hierro procesado.
  6. Los decretos, sentencias y otros escritos que publican las empresas de aseo y entidades del gobierno son los que más perjudican al ciudadano y por ende al reciclador, porque no son claros y promueven la especulación en los precios.

Por estos y por muchos otros fenómenos, a los recicladores de oficio les queda cada vez más difícil obtener el mínimo vital. De ahí, que la invitación sea a mirar a esta población con soluciones, a una problemática que no solo es social, sino también económica. En la que podemos aportar a su mejora si seleccionamos, separamos en la fuente y le entregamos a los recicladores de oficio el reciclaje, y que mejorará aún más si el gobierno entra a regular los precios, para que se evite la especulación y dejen de favorecerse unos pocos en detrimento de la gran mayoría.

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