«El tren de cercanías»
Un respiro para la movilidad de Bogotá.
Por: El Callejero
El 2020 comienza con grandes expectativas para la mayoría de las ciudades del país, en las que el giro a la izquierda y el apoyo a los partidos independientes demostró lo desvinculada que está la ciudadanía del gobierno nacional y la necesidad de cambio y de renovación. Bogotá entra en el listado, después de unas elecciones difíciles, donde algunos candidatos optaron por disfrazarse de independientes, a pesar de sus conocidas filiaciones políticas, y donde otros se articularon abiertamente con el partido de gobierno; la izquierda y los partidos de oposición lograron el voto rebelde de la ciudadanía que, en algunas ocasiones, parece tener derecho a elegir.
Desafortunadamente, no se quita de la boca de los bogotanos ese sin sabor de tener que cargar con la deuda pública impuesta por Peñalosa y tener que ejecutar sus nefastos proyectos viales y de ciudad, que tienen a Bogotá sumida en la pobreza y montada en un tren que parece que nadie sabe a dónde va, ni siquiera si es real. En este país donde las cosas más absurdas pueden ocurrir, la imaginación siempre se quedará corta a la hora de vaticinar catástrofes y adversos.
El mismo modelo de Transmilenio seguirá invadiendo la capital los próximos cuatro años, con la construcción de cuatro nuevas troncales: la Avenida Ciudad de Cali, la Avenida Boyacá, Avenida Mutis y Calle 63 y la extensión de la troncal Caracas hasta la 187. El metro elevado, si se construye, colapsará la movilidad durante los próximos años, con una línea que empieza en el suroccidente, sale de Bosa, atraviesa Kennedy (Av. Primera de Mayo), pasa por el oriente y el centro y llega hasta Suba y Engativá.
Hay, al parecer, una sola propuesta de movilidad llamativa y renovadora para la ciudad, una opción que por cuatro años Enrique Peñalosa no quiso respaldar, el tren de cercanías, un proyecto que venían adelantando los diferentes alcaldes y el gobernador de Cundinamarca y que ahora tiene todo el respaldo de la nueva alcaldesa, Claudia López. Con el apoyo financiero de la capital todo parece indicar que los trenes de cercanías serán una realidad y probablemente una solución mucho más efectiva para la movilidad. Se comenzará con el Regiotram de Occidente que conectará a Facatativá con el centro de la ciudad, un recorrido que regularmente tarda 3 horas se podrá hacer en 48 minutos; el Tren del Norte que transportará pasajeros entre Bogotá y Zipaquirá, pasando por Chía y Cájica y llegando hasta Bosa y Soacha; están en el tintero propuestas para reactivar las líneas férreas que conecten a Tocancipá y el Salto del Tequendama con el centro. Reconciliar al país con su sistema férreo es una deuda histórica de todos los colombianos, es la oportunidad de unir nuevamente a la Colombia rural con la urbana y de reactivar la economía de las regiones.