El viaje literario
de Enrique y
“su mascota”
Por: Biblored
La Bibloestación Portal Américas se convirtió en uno de los destinos favoritos de Enrique Velásquez, un usuario pensionado de 70 años que cuenta con una condición de discapacidad física, y quien se puso el reto de recuperarse.
Cuando Enrique Velásquez habla, constantemente pregunta y se responde. Él crea un desdoblamiento que pone a su interlocutor en una posición que invita a descifrarlo. Es consciente de que a veces puede contradecirse, pero apunta que es su manera de hacerse entender. También es capaz de darle vida a objetos inanimados y convertirlos en personajes de su vida. Cuando se le cuestiona por su relación con los libros, enfatiza en que no es un letrado, sino un fanático de la literatura.
El ejercicio físico fue el que lo llevó a generar un vínculo cercano con la Bibloestación Portal Américas. Hace varios meses, frecuenta este espacio para encontrar un título nuevo y comentarlo con Darío, el auxiliar de BibloRed que lo atendió por primera vez, después de pasar por una silla de ruedas, un caminador y, actualmente, con una de sus dos mascotas: un bastón de madera marrón oscuro que tiene un tucán en su empuñadura.
Enrique es un bogotano de 70 años que vivió durante décadas en municipios aledaños de la capital y sufrió un deterioro de sus extremidades inferiores, luego de haberse contagiado de COVID-19. Él cuenta que estuvo dos meses en una UCI y que también murió un par de veces, o al menos eso es lo que indica su historia clínica.
“En un control, un cardiólogo me dijo que estaba muerto. Me explicó que me morí por afectación del COVID-19 y me recuperaron dos veces. En la historia clínica encontré la parte en la que dice que me hicieron recuperación manual y mecánica”, relata Enrique.
En uno de esos controles casi pierde dos veces a su mascota, así le dice él al bastón que lo ha salvado de tener algunas caídas. Fue un regalo de su hijo y es su principal aliado en su meta de volver a caminar por sus propios medios. Él agradece que en la zona en la que vive haya andenes anchos para poder caminar sin tanto inconveniente, pero también aclara que aún se debe avanzar para que el espacio público sea accesible para personas con algún tipo de discapacidad.
Aunque se había enterado de que en el Portal Américas había una Bibloestación un día que llegó a pie por la entrada principal, no era muy optimista. Pero, su percepción cambió cuando habló con Darío, el auxiliar del espacio. Él le explicó los servicios a los que tenía acceso y la posibilidad de pedir libros en préstamo.
“Creía que era interesante leer mientras uno viajaba en el servicio, distraerse para no estar pendiente de lo que sucedía, para evitar los roces e inconvenientes que se pueden presentar. A mí no me gustaba leer en un transporte porque pierdo la sensación de lectura por estar mirando dónde voy. No me gusta distraerme, sino ver el panorama. No obstante, me causó gracia ver el panorama en la lectura y no en el bus. Uno también se va imaginando el escenario del autor”, explica Enrique.
En su proceso de recuperación para la movilidad de sus extremidades, el primer reto real de Enrique fue llegar a pie hasta la Bibloestación. Ya había ido a parques con Max -su mascota que ladra- y lugares aledaños, pero llegar hasta el espacio de lectura era su meta.
“Lo hice como ejercicio de tener más movilidad en las extremidades inferiores que casi no me funcionan. Entonces, para ir a la Bibloestación había un objetivo. En este momento llevo tres años de haber padecido COVID-19 y ya me doy el gusto de ir caminando hasta el Portal Américas, aunque no me rinde. A veces envidio a las personas que caminan normal porque me les pego y en 10 pasos me han cogido ventaja”, expresa Enrique.
El primer acercamiento que Enrique tuvo con los libros fue en su oficio como mensajero de una librería. Este trabajo le permitió conocer autores y lo que él define como “aprender a leer”; o sea, aprender a interpretar la literatura que estaba a su alcance. Entre los libros que más tiene presente se destacan Juan Salvador Gaviota de Richard Bach. “Entiendo por literatura a los que escriben por tener el gusto de exponer un motivo o una razón. Ahí fue donde me inspiré para leer”, recalca Enrique.
En su gusto personal destacan las novelas y le atrae el género del romance. No le gustan mucho los relatos relacionados con violencia y los evita. Ahora, Enrique frecuenta la Bibloestación como un refugio, un rincón mágico que halló en el Portal Américas y al que siempre llega con la ayuda de su mascota inanimada, pero llena de vida gracias a él. Con su bastón, cada tarde en la que decide visitar a Darío se convierte en una tertulia literaria.
“¿Por qué leer? Porque si uno se dedica solamente a ver televisión o a mirar el mundo pasar, uno se vuelve más lento en su manera de pensar ¿Cuál es la idea de la lectura? Para mí, un ejercicio”, dice Enrique en una de sus reflexiones finales en un sofá custodiado por una multitud de porcelanas que decoran la sala de su casa.