«Elogio a la pobreza»
Por: Jenny Bernal
Ellos le dieron vuelta a la lengua del zapato
cubrieron los agujeros con bolsas,
ignoraron los charcos.
Descubrieron con asombro
que faltaba dinero en sus bolsillos.
Por unos centavos no los llevó el bus.
A la mujer se le escapó una sonrisa
intentando persuadir al conductor.
Pensó en lo inútil de sus ademanes
a estas horas, en estos tiempos.
Su hijo la tomó de la mano, la miró,
siguieron la ruta de estrellas para llegar a casa.
Todos pasamos por el lado en el último transporte
por una avenida larga, peligrosa y deshabitada,
demasiado exhaustos para alentar su caminata
—la pobreza es fea— dijo una pasajera.
La mujer abrazó a su pequeño,
desde la monótona calma que le trae la experiencia
de llevar consigo todos los bienes,
le animó a continuar.
Sus pasos retumbaron sobre el cristal de las ventanas,
los ojos atentos
sintieron el estruendo y siguieron a los caminantes
por el camino de arena.