«Empoderadas, guerreras e inteligentes»
Luisa no solo ha tenido una madre, sino muchas madres a las cuales les guarda una enorme gratitud.
Por: Marta Gómez
Dentro de las comunidades trans hay una figura muy importante en el proceso de tránsito que son las madres, ellas son las amigas que las rescatan, las educan, las dirigen y las preparan para afrontar la vida. Luisa no solo ha tenido una madre, sino muchas madres a las cuales les guarda una enorme gratitud porque la levantaron, creyeron en ella y la ayudaron a empoderarse: “Las grandes madres eran las que mandaban en los territorios. Una de ellas comenzó a moldearme en esa etapa de todo lo que tiene que ver con ser una trabajadora sexual y manejar los roles del vestuario, tacones, maquillaje y pelucas. Todo ese proceso es una cátedra, es un título, es la palabra, creo que no todas servimos para eso” expresa entre risas.
Luisa se reconoce como una mujer diversa, su habla es pausada, es carismática y como ella misma dice bastante empoderada, se expresa con tranquilidad y es propensa a la risa tanto cuando recuerda momentos difíciles del pasado, como cuando comienza a imaginarse cómo va a ser la celebración de esa noche, en la que justamente se celebra el día de la visibilidad trans. No importa el tema, ella sabe que tiene algo que aportar y que el camino no ha sido en vano.
Su nombre completo es Luisa Verónica Chacón y hoy en día está vinculada al equipo de trabajo de la Secretaría Distrital de Integración Social, además es una reconocida lideresa trans de la localidad de Kennedy. Pero el camino no ha sido fácil, llegó hace varios años a Bogotá, desde Santander y recuerda que lo hizo en busca de lo que en ese momento se pensaba como el sueño capitalino: “Me vine con una mano adelante y la otra atrás. Todavía no había hecho el tránsito, todavía no era Luisa. Llegué acá y fue muy difícil, esta es una ciudad muy grande, una ciudad que te ofrece muchas cosas, pero que a la vez te las quita. Si tú no te sabes mover, no tienes absolutamente nada, llegué de la nada y llegué a cierto sector donde agradezco la oportunidad de haber llegado, porque gracias a esa parte de la calle, de las vivencias, soy lo que soy en este momento. Ahí nació Luisa Verónica Chacón una mujer que conoció la calle, que trabajó la calle, que luchó la calle, se la guerreó, porque no es nada fácil pararse en territorios ajenos”, explica. Luisa no se avergüenza de haber ejercido el trabajo sexual pagado, cuando recuerda esa época siempre menciona entre risas que para ella fue más bien una experiencia de profesionalización, en la que aprendió a escuchar, a dar consejos, a convertirse en psicóloga y a asumir múltiples facetas. No obstante, llegó un momento en el que se abrieron otras alternativas, que eran necesarias, porque el mismo paso del tiempo obliga a empezar un nuevo camino.
Ese nuevo camino lo comenzó en la localidad de Kennedy, donde entró a trabajar a un salón de belleza, allí vivió una de las experiencias que viven muchas mujeres trans que es el juzgamiento social: “Es muy diferente estar en una zona de tolerancia a vivir en un sector o un barrio donde la gente te va a señalar, donde la gente te va a criticar, donde la gente te va a juzgar”, expresa. Pero esa también fue una prueba superada, se ganó el respeto, el cariño y durante varios años estuvo trabajando con su clientela.
Luego, llegó esta nueva etapa de ejercer el liderazgo y el activismo social. Gracias a Edwin Riveros conoció la Fundación Diferencia y comenzó a estudiar y a conocer la Política Pública LGBTIQ+ y todo lo relacionado al territorio y a darse cuenta de las problemáticas del trabajo sexual pagado que se presentaban en la localidad, específicamente desde la parte de la salud y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, con la Fundación Diferencia y con otras organizaciones buscaban la forma de brindarle a las mujeres trabajadoras sexuales preservativos: “Es muy complicado porque ellas aparte de tener que cobrar algo muy asequible, no les alcanza para los preservativos y muchas caen en el error de hacerlo una noche de placer sin protección y ya después aparecen las consecuencias. Comenzamos a trabajar esa parte educativa que es muy importante a nivel distrital”, expresa con preocupación.
No obstante, uno de sus trabajos con mayor impacto fue el que realizó en María Paz, Patio Bonito y la 38, de la mano de la Fundación Diferencia y otras organizaciones. En un sector totalmente olvidado, en el que las mujeres ejercen el trabajo sexual pagado sin ningún tipo de garantía y aunque ya antes era complicado, después de la pandemia se volvió más difícil poderlas organizar nuevamente porque la migración se duplicó y ya no hay un control del territorio. Es quizá uno de los pocos temas que le borran la sonrisa en el rostro a Luisa, saber que a pesar de que lograron que estas mujeres fueran reconocidas por el distrito y movilizar una cantidad de acciones hacia ellas, hoy en día, están solas, cuidándose seguramente entre ellas, pero a la merced de múltiples riesgos.
Luisa tiene una fundación que se llama Empoderadas Chacón, es una fundación que trabaja en pro de las que no tienen voz. Es una fundación que trabaja con mujeres que ejercen el trabajo sexual pagado. Para Luisa ser una mujer diversa es ser una mujer empoderada, guerrera e inteligente, que tiene la capacidad de mirar más allá y conseguir lo que realmente quiere.