«La calle y las redes sociales»
Por: Sergio Barbosa
Las redes sociales han cumplido un papel importante a la hora de facilitar la masificación y recepción de información, la organización y la toma de decisiones de una manera horizontal por parte de integrantes de colectivos u organizaciones. Tal es el caso del Paro Nacional del 2021, donde se pudo ver cómo a través de Facebook, Instagram y Twitter se convocaba a las personas a movilizarse, se masificaba la información que no mostraban o a la que le daban poca visibilidad los medios tradicionales y se dibujaba un escenario de denuncia sobre el abuso policial y las violaciones a los derechos humanos.
Este 28 de abril se cumplió un año del Paro Nacional, fecha que conmemora el inicio de una gran movilización, en la que la sociedad civil salió y permaneció en las calles manifestándose en contra de las políticas del gobierno saliente de Duque, de la corrupción y la brutalidad policial. No se veían manifestaciones de tal magnitud en el país desde El Paro Cívico Nacional de 1977. Como sabemos, esto ya venía de años atrás, para ser más específico, desde la movilización estudiantil del 2019, pero a causa de la pandemia las manifestaciones pararon. Fue en el 2020 cuando volvieron las movilizaciones a llenar las calles, principalmente en Bogotá, a causa de lo ocurrido el 8 y 9 de septiembre con el asesinato de 14 personas por parte de la Policía Nacional.
Según la información recolectada por la ONG Temblores, hubo 83 homicidios en el marco del Paro Nacional, de esos 44 por presunta autoría de la fuerza pública y 33 víctimas de violencia sexual, igualmente atribuidas a la fuerza pública. Estas y más denuncias, que difícilmente aparecían en los medios de comunicación tradicionales, se empezaron a ver en redes sociales con videos o fotografías como apoyo a la evidencia, haciendo que medios reconocidos empezaran a perder credibilidad en la mayoría de la población sobre cómo informaban el Paro. Un ejemplo claro es el noticiero de RCN, el cual en una transmisión en vivo, dijo que las conglomeraciones en la ciudad de Cali eran de celebración por los cambios en la Reforma Tributaria, cosa que era falsa. Esto, hizo que salieran artistas y políticos por redes sociales a cuestionar la ética del medio y su responsabilidad profesional.
Pero no solo las redes sirvieron como plataforma de denuncia, a través de estas, colectivos y organizaciones convocaban a las personas a puntos de concentración, masificaban la información de cómo estaban las calles y qué sucedía en ellas, difundían expresiones artísticas que se hacían en el espacio público como grafitis, performances y batucadas que llegaban a personas de otros lugares del país o del mundo. Era a través de Facebook, Instagram y Twitter que se mostraba lo que en verdad pasaba en las calles con la ayuda de los y las manifestantes, de periodistas de medios independientes, de artistas, entre muchas otras.
Pero, estos espacios digitales no son la salvación a la información veraz, por medio de estos también abundan las noticias falsas, las cuentas falsas que generan tendencias a favor de políticos, la censura a cierta información y claro, los mensajes de odio y exclusión. Es por eso que el cambio no sólo está en lo digital, ese aún es un espacio en disputa. Vale la pena recordar que las redes sociales son empresas privadas cuyo mayor fin es generar ganancias.
El cambio está y seguirá estando en las calles, en ese escenario de lucha constante donde habitamos personas que podemos o no tener acceso a la información a través de un celular inteligente. Es en la calle, en lo público, en los barrios, en las asambleas populares, donde verdaderamente se puede empezar a transformar, con la ayuda del arte, del periodismo independiente, de la pedagogía, entre muchas otras herramientas y conocimientos, la forma en cómo habitamos y percibimos esta sociedad.