La precarización laboral para las y los comunicadores
Por: Sergio Barbosa
El periodismo es considerado por muchas personas como la profesión más noble y con la cual se puede hacer justicia, defender la democracia y luchar contra los poderosos al mejor estilo Watergate.
Con estas ideas románticas sobre la profesión, muchas personas estudiamos y nos formamos por varios años para salir a un mundo laboral donde nos estrellamos, desde el primer instante, con la realidad de la precarización laboral: Los salarios más bajos del mercado, horarios extendidos sin paga, sobrecargo de tareas, contratos a pocos meses, entre otros. Es así que, a pesar de que somos una parte fundamental en la sociedad para informar, educar, entretener y hacer investigaciones, las y los comunicadores nos vemos obligados a aceptar salarios mal remunerados en relación con nuestro nivel educativo, aceptar contratos temporales que no brindan estabilidad económica y correr riesgos o amenazas en el ejercicio de nuestra labor.
Según la encuesta sobre la libertad de expresión y acceso a la información del 2023, realizada por Cifras y Conceptos, la FLIP y el CPB, los resultados muestran que las y los periodistas, a pesar de tener altos niveles de estudio, ganan poco y el 61% de las personas encuestadas reciben otros ingresos adicionales para poder sobrevivir. Además, existe una alta brecha de género en el sector, el 71% de periodistas son hombres, el 24% mujeres y el 5% prefirió no responder. De ahí, el 18% de las mujeres ganan menos del salario mínimo en comparación con los hombres que es el 11%.
Es hora de una reforma laboral en el país que piense en las y los trabajadores del sector comunicativo y con esto me refiero a: Comunicadores, publicistas, diseñadores gráficos, periodistas, editores, cineastas, fotógrafos entre muchos otros, a los que les toca estar en una sala de redacción, agencia de publicidad, estudio de radio o empresa con un contrato mal remunerado, con horario extendido y sin paga, bajo la excusa de “no importa el salario, lo importante es adquirir experiencia”.
Es tiempo que la reforma laboral ayude a demostrar que la comunicación, como profesión, cumple un papel importante en la sociedad y por eso, las personas que la ejercen tienen derechos que se les deben cumplir al igual que a cualquier otro profesional o conocedor de un oficio. Es hora de dignificar el trabajo, proteger el derecho a la libertad de asociación, promover el cierre de brechas y, sobre todo, cumplir las garantías laborales en sectores históricamente invisibilizados y precarizados. Es hora de hacer el cambio.