Mario Méndez es sociólogo de la Universidad Nacional, columnista y crucigramista del periódico El Espectador, así como de la revista Cromos y de El País de Cali. Además, fue corrector de estilo de Le Monde Diplomatique. Ha sido profesor universitario y editor de numerosos libros, es un hombre con un gran dominio del idioma castellano. Lo conozco desde hace muchos años, pues hemos sido vecinos en el barrio Banderas, en la localidad de Kennedy. Recuerdo que hace unos 12 años, cuando decidí fundar el cineclub El Banderuliano, Mario nos acompañó en varias presentaciones, siempre participando y debatiendo sobre temas sociales, culturales y políticos, locales y de carácter global.

Mario tiene 87 años, nació en Guateque, Boyacá, y desde joven llegó a vivir y a trabajar en Bogotá. Es pensionado de Telecom, desde hace 48 años, y se ha mantenido muy activo como pensador político. Comenzó a escribir hace 60 años, aunque desde que se pensionó ha podido hacerlo con mayor dedicación: “Hace 34 años supe de un taller de literatura que dictaba Eutiquio Leal, y entonces me enrolé en lo que se conoce como Taller de Escritores Gabriel García Márquez, de la Universidad Autónoma de Colombia. Allí seguimos haciendo taller todavía, los sábados de 9:00 a.m. a 12:00 p.m., desde la pandemia de manera virtual, lo que nos permite contar hoy con la asistencia de escritores de Europa, Estados Unidos y Suramérica”, expresa.

Mario es un hombre de pensamiento crítico, se considera de izquierda y ha sido un gran admirador y seguidor del presidente Gustavo Petro. Suele salir a las marchas en apoyo a las reformas sociales del gobierno progresista y, además, hizo pedagogía en los buses de Transmilenio a favor del candidato Gustavo Bolívar. Nos cuenta que este ejercicio pedagógico lo hace desde 2018, con ocasión de la campaña presidencial de Petro, lo repitió en la de 2022 y en los pasados comicios del 29 de octubre. Considera que sus convicciones éticas, morales, sociales e ideológicas lo condujeron a hablar en público en Transmilenio, en defensa de las ideas del cambio que requiere el país: “Siempre he asumido como mi obligación el ejercicio de pensar la política y sus relaciones con otros asuntos relativos a la vida de la gente. Me parece que todo eso contribuye a que proyectemos un país mejor”, afirma.

Desde niño se interesó por la política y la problemática social. A los 10 años escuchaba los discursos del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán y desde esa corta edad entendía las consecuencias de su asesinato, en 1948. En su época de estudiante se conoció con el cura revolucionario, también sociólogo, Camilo Torres Restrepo, quien cayera en una batalla contra el Ejército, cuando ya hacía parte del recién fundado ELN, en 1966: “Yo lo acompañé en varios de sus actos públicos, principalmente en universidades, y como algo excepcional logré llevarlo al colegio Francisco de Miranda, donde me gradué, y allá, en un salón grande, reunimos a todos los cursos y Camilo habló con nosotros”, relata.

Mario siempre sintió repulsa por los partidos tradicionales y conservó la esperanza de que en Colombia se produjera un cambio, una victoria popular. Por eso festejó con gran alegría la llegada a la presidencia de Gustavo Petro y estuvo presente en el acto de posesión el 7 de agosto. Escribió al respecto dos columnas, bajo el título “75 años a la espera de un país ‘otro’”.

Mario nos confesó que le entristecía el hecho de que los sectores más beneficiados con un posible gobierno de Petro eran los que más se oponían a las transformaciones del país. Por eso, cuando le preguntamos qué análisis tiene hoy, luego de un año largo del gobierno, señala que: “Es frustrante pero comprensible que, por la falta de sentido crítico y de formación política, los sectores populares sean los que menos entienden por qué Petro no ha podido hacer lo que se proponía, porque esto no es una dictadura sino una presidencia constitucional, y sabemos que se necesita una rama legislativa dispuesta a cambiar las cosas, y eso no se ha dado”.

Estos planteamientos que Mario expone, hacen que sea inevitable abordar el papel de los medios de comunicación que han acudido a falsas noticias, a desinformar y, en general, a la manipulación de los contenidos, buscando crear una opinión pública desfavorable al presidente y a la bancada del Pacto Histórico. Al respecto, Mario señala que los medios oficiosos actúan en favor de intereses económicos y buscan conservar los beneficios de clase y de los dueños de los medios de producción. Critica la falta de objetividad de la prensa dominante y la manera como se ignoran e invisibilizan los logros del gobierno, en los niveles nacional e internacional: “Por eso las dificultades de Petro para comunicarse con el pueblo, frente a las cuales él se preocupa por conseguir que el pensamiento social evolucione y dinamice la cultura del país”. Coincidimos en que, para dicho propósito, es fundamental que desde el gobierno nacional haya una clara voluntad política de fortalecimiento de los medios alternativos, comunitarios, a fin de conseguir un contrapoder informativo.

Estuvimos recordando los días del estallido social porque, sin duda, la juventud fue protagonista y actor fundamental para la victoria de Gustavo Petro y de un gran número de congresistas del Pacto Histórico. Por eso, Mario Méndez reivindica la dignidad de la juventud, cuando salió a reclamar sus derechos y un cambio para el país. Fueron tiempos de valentía y dignidad en medio de la barbarie de la muerte y la persecución, por la represión policial del gobierno de Iván Duque.

Por último, guarda mucho optimismo acerca de la juventud y le hace una invitación para que, a pesar de las dificultades económicas, estudie y se prepare, y de esta manera pueda afrontar mejor el proceso del cambio porque, según él, es necesario comprender cuáles son las causas del atraso social y qué se debe hacer para superarlas.