«Ordenamiento territorial y gobernanza»
Estamos en los tiempos de la esperanza, en los tiempos de los sueños de una sociedad más justa e igualitaria.
Por: Luis Eduardo Tiboche
Estamos en los tiempos de la esperanza, en los tiempos de los sueños de una sociedad más justa e igualitaria, de una sociedad de inclusión y de dignidad para el hombre y la mujer, de los de a pie, de los nadies, del pueblo. Estos tiempos que corren y en los cuales debemos ser protagonistas de primera línea, nos obligan a pasar a la gobernanza desde el Poder Popular, obligación que se hace más urgente ante el ataque del oscurantismo y el fascismo que busca detener el curso de la historia.
Y como andamos en estos tiempos de ruptura con un viejo y agónico modelo de vida, es válido y absolutamente necesario pensarnos y avanzar en ordenarnos como sociedad en los territorios que habitamos y que hemos construido. Ordenamiento que entra en disputa con el impuesto por el poder desde sus normas, sus esquemas y puestas técnicas, el cual ha significado una gran tragedia por el despojo, por el hacinamiento, por el desplazamiento interno hacia los llamados extramuros de la ciudad, y por la cada día mayor agonía que significa movilizarse para ir al trabajo, los que lo tienen, o salir en su búsqueda, para la inmensa mayoría. Nuestros territorios han sido el negocio de urbanizadores y negociantes que los han saqueado, apropiándose de sus riquezas sin escrúpulos, avalados por los gobernantes.
Sobre el ordenamiento de los populares
Desde los populares, desde las organizaciones sociales, el ordenamiento del territorio difiere diametralmente del ordenamiento del y desde el poder. El territorio para nosotros es un entramado social, una construcción de culturas, de luchas, de sueños y seguramente de frustraciones que hemos caminado en una geografía natural. Lo que implica que nos vamos a “ordenar” en un escenario que ha sido transformado por nuestro accionar como grupos humanos. Nos ordenamos en torno al agua, pese a que el agua y sus escenarios: pantanos, lagunas, ojos de agua, chucuas, han sido ultrajadas, maltratadas, escondidas y han servido, lo hemos permitido, para que sean el depósito de nuestras basuras, de los desechos que produce el modelo capitalista de producción.
En ese entendido, el territorio sobre el cual nos vamos a ordenar como comunidades no está fragmentado en esa cuadrícula que nos ha sido impuesta: localidades, UPZ y demás engendros que “nos separan”, que acentúan nuestras “diferencias” y las refuerzan a través de los llamados estratos sociales, cuando y si queremos abordar este tema debemos hablar de clases sociales. El territorio es un continuo que fluye en torno al agua, a los ríos y sus cuencas, a los corredores de biodiversidad, que, si bien están en una crisis cada día mayor, producto igualmente del modelo, son los escenarios que tal vez nos permitirán sobrevivir y avanzar como grupos sociales hacia estadios de mejor vida.
Y este ordenarnos en torno a la naturaleza, exige entender que la felicidad no está en esas colmenas cada día más patéticas e inhumanas que son las viviendas, en esa espera eterna de avenidas y autopistas, que son anuncios y promesas de eternos politiqueros, que algún día, de pronto inician y no sabemos cuándo terminan, pero que agobian nuestro diario transitar y sobrevivir; de esos planes parciales, planes maestros y demás entelequias con las que el capital se apropia de lo natural y de paso nos va expulsando de a poco, de ese territorio que alguna vez creímos que fue nuestro, como tampoco está en el “sueño” que nos vende el mercado de tener cosas, muchas mercancías, carro, televisor, celular, computador, sonido y en eso se nos va la vida y de paso nos la convierten en una mísera vida.
La gobernanza desde lo popular
Hacer realidad los sueños y las esperanzas que hoy vivimos se debe concretar en la Gobernanza desde el Poder Popular. Así pues, la primera tarea de cada día es la lucha por formarnos, que pasa por informarnos y tener criterio propio, criterio social, criterio de clase.
Uno de los puntos para comenzar a trabajar es la construcción de herramientas a través de los Planes de Desarrollo Popular y de los Presupuestos Participativos Populares, es comenzar a ser parte activa en la toma de decisiones, en la priorización y solución de las mismas. Hoy se cuenta con herramientas desde el Plan Nacional de Desarrollo, a través de las alianzas público populares.
Todo lo anterior, debe pasar por el diseño de un Plan Comunitario de Vida Territorial para y desde las comunidades del Territorio Techotiva, enmarcado en el SUR-cuenca Tunjuelo.
Algunos de los principios para construir ese Plan Comunitario de Vida Territorial son:
- Para alimentar el sueño en medio de las dificultades partimos de nuestros sentires, nuestros sueños, dolores y necesidades como comunidades, desde la Autonomía Popular en construcción colectiva.
- Partimos de entender y entendernos como una parte de la naturaleza. Asumimos que, ordenar el territorio se hace desde la naturaleza y desde el agua como elemento fundante de la vida.
- En esa lógica, decidimos que ordenar el territorio del SUR, lo hacemos desde la Autonomía Territorial y la Soberanía Alimentaria, ya que somos un territorio urbano-rural indisoluble.
- Nos debemos ordenar, además, exigiendo el pago de la deuda históricamente acumulada en el SUR, deuda de lo natural, social, económico y cultural que los particulares y principalmente las transnacionales tienen con la vida de nuestro territorio, por el saqueo de décadas, por la marginalidad que nos ha sido impuesta, deuda que también tiene un responsable y es una clase social y sus gobiernos que buscan marginarnos cada día.
Estos y otros principios deben ser inamovibles en nuestra Gobernanza hacia el Poder Popular.