¿Qué ha pasado
con la gobernanza?

Ya todos lo sabemos, la democracia en Colombia es una democracia representativa, una democracia burguesa. Estamos lejos de tener una democracia participativa

Por: Luis Eduardo Tiboche

 

 

Ya todos lo sabemos, la democracia en Colombia es una democracia representativa, una democracia burguesa. Estamos lejos de tener una democracia participativa, en la cual, como ciudadanos tendríamos un papel mayor en las decisiones y destinos del Estado y en las orientaciones de los gobernantes que elegimos.

Actualizando la coyuntura

El gobierno de Gustavo Petro se acerca a dos años de ejecución y, como se preveía, ha tenido que enfrentar las resistencias del poder, representado por los sectores más retardatarios ligados al narco y a la corrupción. Los cuales, buscan por todos los medios deslegitimar al gobierno y sus logros, que seguramente no son los esperados, entre otras, por la lentitud y los palos en la rueda que significa una burocracia y tecnocracia afín al poder, que no al gobierno, y anclada en el aparato del Estado.

El presidente reconoció “su ingenuidad política” al creer que el “acuerdo nacional” permitiría allanar el camino para las reformas propuestas, las cuales apenas son avances y no tienen nada de revolucionario, pero que, en esencia, buscan quitar a las mafias el poder sobre el manejo de grandes recursos públicos y hacer, por ejemplo, que el sistema de salud sea más justo y equitativo. 

Por otro lado, y desde varios sectores, se preguntan cuál es el papel del Pacto Histórico en profundizar su ejercicio político, para garantizar la continuidad de un proyecto progresista para el país. Parece que este escenario está enredado, con lo que aumenta aún más el velo e incertidumbre en la continuidad de un gobierno de corte progresista. La derecha acecha y da pasos hacia la retoma del poder total, lo cual sería funesto para el conjunto de la sociedad colombiana.

Ahora bien, o nos convertimos en meros espectadores y criticones de unos tiempos que se anuncian complejos, pero definitivamente bastante seductores, o efectivamente nos dejamos seducir y jugamos desde nuestros escenarios sociales, políticos y de construcción de la época. Este segundo camino seguramente es el correcto y se traduce en ejercer gobernanza popular hacia un Poder Popular que contribuya a hacer realidad los sueños de justicia social e inclusión para las inmensas mayorías de colombianos.

De la parroquia a la ciudad

Tres meses y contando lleva de alcalde Galán y parece que va a jugar a ser una ficha opositora al gobierno nacional, para continuar con los negocios de Peñalosa y de Claudia, es decir, de los dueños del poder en la ciudad y el país. Bogotá entró en un racionamiento de agua, debido a que, estructuralmente no se tomaron las medidas necesarias. Los territorios del agua siguen siendo urbanizados, incluyendo varias zonas de los cerros, obstruyendo los corredores del agua en la ciudad y en la Sabana, con el mismo POT nefasto de ciudad metropolitana. Seguramente, ya tendremos alcalde local cuando esta nota salga y continuará la farsa de la participación para aprobar los planes de desarrollo local, mientras la ciudad está cada día más descuadernada, sobre todo esa ciudad de los excluidos que somos las inmensas mayorías.

El Mandato Popular Regional por la Soberanía Alimentaria y los Planes de Vida

A lo largo del año 2023, en diferentes barrios de la ciudad y en territorios cercanos, de la mano de las comunidades, en asambleas, reuniones y encuentros, en torno al fogón, a la olla comunitaria y compartiendo el alimento, fuimos construyendo el Mandato Popular para la Soberanía Alimentaria de la ciudad y los territorios cercanos, Mandato en el que ordenamos para una geografía cercana y ordenamos a los que se eligieron para gobernar.

Pero eso no basta. Es urgente desplegar y tensionar todas las dinámicas sociales que nos lleven a fortalecer la organización social, en aras de una movilización permanente de disputa de la gobernanza en nuestros territorios. Hemos insistido, desde hace unos años, que esta movilización tiene unos ejes sustanciales, que hoy se ven reflejados en el Mandato:

Ordenamiento integral y participante de la Región Metropolitana. En el marco del POMCA del río Bogotá, con temáticas específicas alrededor del agua, los ecosistemas y la biodiversidad (páramo de Sumapaz, Cruz Verde, macizo Chingaza).

Soberanía Alimentaria. Reforma Rural Integral y Popular de la mano de la agroecología en los departamentos de la Región Central, la ruralidad y la ciudad de Bogotá (agricultura urbana y agroecología en la ciudad). Replantear de manera total el sistema de abastecimiento, todo esto, orientado a garantizar el derecho a una alimentación digna para las comunidades en su conjunto.

Los basureros, un modelo a cambiar. Cultura del consumo y generación de energías limpias en el marco del aprovechamiento de la biomasa producida en la ciudad, con una participación estructural de las comunidades en el marco de las economías propias.

Actores y Acciones

Las y los principales actores de este ejercicio político y cultural seremos las comunidades de los territorios, vinculadas a través de una movilización social permanente, desde diversas actividades planeadas y ejecutadas de manera sistemática. Darle operatividad al Mandato Popular por la Soberanía Alimentaria plantea una inmensa creatividad desde estas comunidades y una articulación urgente con los gobernantes, los cuales aún no saben cómo desplegar lo expuesto en modo de Plan de Desarrollo Nacional. Los fogones, ollas comunitarias populares, comedores populares y tiendas de abasto instaladas en los barrios deben, además de solucionar de manera inmediata un problema de hambre, cualificar los manejos administrativos de las organizaciones comunales y su operatividad. A la par, construir acuerdos sociales entre las mismas comunidades que garanticen el mejoramiento de las condiciones materiales de la vida, además de la profunda transparencia en los manejos de lo público.

Desde las cuadras de los barrios, desde todos los territorios de las ciudades, campos y regiones debemos construir en modo de Gobernanza Popular y que los entramados de estas fuerzas permitan movilizar y garantizar hacia adelante gobiernos cada día más progresistas, para que, como sociedad, derrotemos el fascismo y el miedo. Lo que nos conducirá a una mayor inclusión y libertad de las inmensas masas de marginados que en el país somos las mayorías, por causa del modelo capitalista de producción y la clase social que ha detentado el poder, hasta ahora.

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