La papa es uno de los alimentos más importantes en la canasta familiar. Además, era uno de los más económicos. Sin embargo, en las últimas semanas ha sufrido el mayor aumento en sus precios.

Hay varios motivos que han desencadenado estos resultados, uno de ellos fue la gran pérdida que sufrieron los campesinos, cuando en la pandemia, las medidas de confinamiento y las dificultades que estas representaban para el transporte, los hicieron perder grandes cantidades de dinero. Para esa época los precios estaban por debajo del promedio. Un bulto que podía llegar a valer $50.000 pesos llegó a comercializarse a $7.000. Para el 2020 se hablaba de una bajísima demanda provocada por una importación exagerada del producto, lo cual generó que los campesinos salieran a las carreteras a vender a muy bajo precio los kilos de papa. Desde ahí, comenzó la crisis, cuando tuvieron casi que regalar sus productos. Esto generó que no tuvieran la posibilidad de recuperar la inversión que habían hecho en sus cultivos y quedaron endeudados.

Muchos de estos pequeños agricultores quebraron totalmente y hoy no pueden volver a sacar créditos para retomar la producción. A esto, se le suma el alto precio de los insumos que se necesitan para poder cultivar y el alza en los precios del transporte.

Con ese panorama la papa se está volviendo un producto escaso en el campo colombiano, muchos agricultores decidieron cambiar su economía, porque sienten que su trabajo es inviable y que el gobierno no les tiende la mano para que puedan pensar en la posibilidad de refinanciar una nueva cosecha. La desestimulación del campo hace que toda una nueva generación que podría llegar a ser, no solo mano de obra, sino grandes empresarios campesinos, también sienta que no hay futuro allí y que se sigan generando ciclos de migración del campo a la ciudad, por la falta de oportunidades.

Para que los campesinos puedan seguir trabajando, el gobierno tiene que implementar programas de ayuda para los pequeños y medianos productores. Otra opción, es asociarse para que entre todos puedan encontrar una solución a este enorme problema. Sin embargo, la cuestión no se limita a la producción, sino también a los bajos precios a los que les compra el comercio, cuando ellos al día de hoy tienen los precios por las nubes y están dejando al pueblo sin pa´ la papa.