«Tejido Comunitario Muisca Teusaka»

En el encuentro Medicina y Partería, la partería fue el centro en cuya práctica se reconocen una serie de medicinas y de plantas que se usan para los dolores físicos y los dolores del alma. 

 

Por: Yamile Valencia

 

 

El pasado 19 de agosto, en la Unidad de Agrocultura la Adelita, se reunió el círculo de palabra de las mujeres para dialogar sobre medicina y partería. En este espacio Rubiela Holguín Marín nos contó sobre el proceso y sobre su trayectoria personal en este camino de recuperación y de reivindicación de sus raíces y cómo llegaron a este espacio de encuentro y de diálogo con mujeres de diferentes pueblos indígenas.

“Somos una comunidad que se ha encontrado desde hace más de 10 años en la ciudad, no pertenecemos a ningún resguardo indígena, ni a ningún cabildo, simplemente nos encontramos para hacernos preguntas, revisar e indagar en esas raíces que habíamos perdido. Con esas cuestiones nos sentamos hace más de una década en lo que hoy llamamos el Tejido Comunitario Muisca Teusaka, que hace una reivindicación de los usos, las costumbres y las tradiciones de nuestros ancestros muiscas en la ciudad. En lo personal, ese despertar surgió hace unos dos años, un despertar mucho más consciente. Nosotros preparamos medicina, medicina como la ambira y la hosca, bajo esas hechuras de la medicina, es como se ha ido ratificando el camino de ser muisca en la ciudad, todo esto solo para hacer ese recuento histórico, que vale la pena no dejarlo de lado” mencionó Rubiela.

Como comunidad muisca el trabajo que han venido realizando se centra en retomar algunos usos como la elaboración de los telares y el tejido desde una visión ancestral. En el encuentro Medicina y Partería, la partería fue el centro en cuya práctica se reconocen una serie de medicinas y de plantas que se usan para los dolores físicos y los dolores del alma. Este encuentro se tejió de manera intercultural con varios pueblos, se contó con la participación de una mayora que es yanacona, una mayora que representa a las negritudes del litoral pacífico y una sabedora muisca colibrí, que es una abuela que les brinda conocimiento y sabiduría en el uso de la medicina de las plantas. Llevando también la chicha, que es la fapcua, una bebida sagrada y medicina muisca, que no funciona simplemente para emborracharse, sino que también tiene su pensamiento y su sanación, a diferencia de la imagen que intentaron vender desde hace más de 50 años los grandes emporios de cervezas, que están hoy en día en el mercado, también utilizan el chirrinchi mezclado con plantas para acompañar la palabra y armonizar.

“Todas estas hechuras han sido de mamitas muiscas que han estado en el territorio de Teusaka, que es el mal llama- do el Verjón. No pudimos estar en nuestra casa de pensamiento, que es la Tituá que estaba instala- da muy cerca al río Funza, donde los compañeros tejenderos y tejenderas de memoria, allí estuvimos como dos años, pero nos tocó descansarla porque como es itinerante y es en guadua, está en mantenimiento. Pero, con la ayuda de la Unidad de Agrocultura la Adelita, con sus pioneros Junior y Tiboche, nos han acogido acá en el espacio de los círculos de palabra de mujer, para que en estos espacios vivos se recupere esa memoria que aún falta por recoger y aprender” afirmó.

En este encuentro se dialogó y se compartieron esas buenas prácticas de partería y de medicina ancestral, posteriormente realizaron una siembra simbólica de las plantas medicinales más representativas para los muiscas con algunas plantas ornamentales. En su siembra se intentó organizarlas como un medio sol que quedara ubicado, casualmente, al lado del mural que representa el páramo y la laguna que es la matriz, la representación de la matriz en lo femenino.

“Entre las plantas que vamos a sembrar está la ruda, que por excelencia la colocamos en el centro de la armonización, porque es la que le da fortaleza a la matriz, hay varias prácticas de medicina y de alimento para fortalecer la matriz, está por ejemplo el huevo tibio que las abuelas picaban con la ruda para fortalecerla. Está la hierbabuena, el toronjil, el romero, la limonaria, el orégano, la mejorana, el vaporub al que las mujeres afro llaman doloran. También han creado un canto para la chicha en lengua muisca, como un intento de recuperación de esa misma lengua” concluye Rubiela.

En el encuentro además de la palabra se compartió la comida, la siembra y la experiencia de cada una de estas mujeres sabias.

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