En los primeros meses del 2021 hemos visto como los derechos humanos en Colombia son violados todos los días, por diferentes actores del conflicto armado. A nivel nacional, las masacres no cesan, en menos de dos meses se han registrado 12 masacres, 22 líderes sociales y 9 desmovilizados asesinados, persecución y amenazas en contra de la Colombia Humana, comunidades indígenas y jóvenes. En Colombia se cumple la ley del silencio, donde nadie puede opinar y en el caso de que lo haga las represalias no se hacen esperar, no importa que seas hijo, hija, madre, padre, abuela, abuelo o líder social.

Una violencia de la que no se salvan ni las mascotas porque, como fue tendencia en las redes y en las noticias, en el mes pasado una mascota fue asesinada por integrantes de la Policía nacional, específicamente por personal adjunto a la estación de Kennedy. Pero no solo ocurren estos hechos en el sur de la ciudad, los casos se repiten en el resto de Bogotá, donde día tras día se reportan más casos de abuso por parte de la policía en contra de la población civil: requisas injustificadas, robos de pertenencias, retenes ilegales y extorsiones. En los últimos días se denuncian cada vez más casos de decomisos de celulares y bicicletas sin justificación alguna, estos casos no salen en Caracol ni en RCN, son denuncias que a la policía no le conviene que sean públicas.

En Kennedy, específicamente, no solo hay violencia derivada del conflicto armado, si sales a la calle te matan por robarte el celular, la bicicleta o la billetera, la policía llega después, cuando todo pasa, como quien dice a hacer acto de presencia, pero no sirve de nada porque mientras se cometen los crímenes nunca se ve a ninguno que acuda a ayudar o a retener a los ladrones. Por el contrario, cuando aparecen, el temor de la población civil se incrementa, especialmente en los últimos tiempos en los que, como ya afirmamos, fácilmente son ellos quienes despojan a los ciudadanos de sus pertenencias o los mandan a las UPJ sin justificación. Es por eso que en el país del sagrado corazón se ha perdido la confianza en el gobierno y en las autoridades, porque los ciudadanos están indefensos ante el poder y la corrupción de los mismos.