«¿Y la chatarra pa’ doña Juana?»
Por: El Callejero
La Superintendencia de Servicios Públicos D o m i c i l i a r i o s publicó a finales del 2020 la Resolución No. SSPD – 20201000046075, decisión que tiene muy preocupados a los recicladores, porque básicamente lo que está planteando la Superservicios es que todos aquellos residuos sólidos denominados como especiales “que por su naturaleza, composición, tamaño, volumen y peso, necesidades de transporte, condiciones de almacenaje y compactación, no puede ser recolectado, manejado, tratado o dispuesto normalmente por la persona prestadora del servicio público de aseo” elementos como ventanas, puertas y chatarra en general, que históricamente ha sido recuperada por los recicladores, ahora no puede ser entregada a ellos. Además, en el caso de que este tipo de residuos sea entregado por el reciclador en alguna de las ECAS, este reporte puede quedar aplazado, suspendido o puede ser devuelto, es decir, puede no ser remunerado.
Esta decisión afecta al reciclador, al usuario y al medio ambiente; al primero, porque coacciona al reciclador y a las organizaciones de recicladores, limita el tipo y la cantidad de material que puede ser reportado y por lo tanto hace que disminuyan los ingresos y el acceso al mínimo vital de los recicladores de oficio. Afecta al usuario porque lo obliga a pagar más por el manejo de este tipo de residuos especiales, un pago que no entra dentro de la tarifa de aprovechamiento y que debe conciliar una vez solicita el servicio. Por último, afecta al medio ambiente porque la mayoría de las veces, los usuarios no van a aceptar un pago y un trámite adicional para la entrega de lo que consideran basura, por lo cual dejarán de entregárselo al reciclador que lo puede llevar a la ECA, para su debida separación y procesamiento, o que lo lleva para venderlo como un coroto, en cambio se lo entregarán a los camiones que terminarán llevando todo este material para el relleno de Doña Juana.
Los únicos beneficiarios de esta resolución son las Empresas de Aseo que reciben su pago, justamente, por la cantidad de “basura” que recogen para contaminar y envenenar las fuentes hídricas y a la ciudad en general. Los recicladores necesitan apoyo y la ciudad necesita medidas que promuevan la separación en la fuente y la reutilización, no incentivos para la generación de más material perdido en el relleno.