El pasado 15 de marzo se vivió una gran jornada para la historia de Colombia, en especial para Cali y el suroccidente del país, que por primera vez vieron reunidos al presidente Gustavo Petro y a sus funcionarios con la Minga Indígena en Puerto Resistencia, lugar emblemático de la ciudad de Cali por el Estallido Social de 2021. 

Este importante encuentro fue un diálogo entre las diferentes fuerzas étnicas y populares con el objetivo de dar soluciones a los problemas sociales. La Minga Indígena ha estado recorriendo el suroccidente del país en busca de apoyo para las reformas sociales y contribuyendo a la implementación de las políticas del gobierno, desde la inversión social y la consecución de la paz, para transformar los territorios.

En horas de la mañana, llegaron a Puerto Resistencia, en el oriente de Cali, las caravanas con las chivas de la Minga y miles de simpatizantes del Gobierno Nacional, para escuchar al presidente y llevar propuestas y peticiones de trabajo articulado entre las comunidades y las instituciones gubernamentales, buscando mejorar las condiciones de vida de las regiones y avanzar en la organización popular.

Después del mediodía, los indígenas le hicieron un ritual de armonización y protección al presidente Petro, al tiempo que las mujeres de los barrios montaban las ollas comunitarias. Por su parte, un grupo de artistas populares de Cali crearon una gran manta con retazos de tela, llevando el mensaje de tejer juntos un nuevo país de la vida, la paz, la diversidad cultural y la dignidad.

Luego de pasar el filtro de seguridad de la policía, logré ubicarme frente a la tarima y empecé a observar y a registrar los rostros de la diversidad cultural de nuestros hermanos indígenas, negros, campesinos, jóvenes, mujeres y hombres de todos los colores y edades que con sus banderas y pancartas esperaban ansiosos.

Hacia las 4 de la tarde llegaron varios representantes del Pacto Histórico, la senadora María José Pizarro, las ministras Susana Muhammad y Gloria Inés Ramírez y la vicepresidenta Francia Márquez.

El presidente comenzó su intervención, en medio de aplausos, cornetas y arengas, diciendo: “Aquí en este lugar se reúne el pueblo, porque el pueblo es el soberano y nosotros somos el pueblo”. Escuchar a Petro siempre me conmueve, pero tenerlo en vivo aquí en Cali, resultaba más emotivo aún. Su gran oratoria y virtud como pedagogo nos logra cautivar y transportar en el tiempo y el espacio. Habló de la historia de la dominación española marcada por la esclavitud, resaltó la resistencia indígena que se oponía al saqueo de las riquezas y a la propiedad privada. Petro nos hizo imaginar y sentir los tambores y sufrimientos de la época y las luchas por la justicia y la libertad.

Luego nos trasladó a la dura realidad del campesinado sumido en el hambre y la miseria, sin oportunidades ni educación. Conducido a matarse entre sí para garantizar la perpetuidad en el poder de esas castas que subyugaron a sangre y fuego cualquier inconformidad y rebeldía. Citó la memoria del General liberal Uribe Uribe, a Gaitán, a María Cano y otros revolucionarios de la historia colombiana asesinados por su rebeldía, hasta llegar al Estallido Social del 2021: “La resistencia se produce por las ganas de vencer la injusticia y la tiranía”.

Allí, también propuso que el monumento de Puerto Resistencia debería ser declarado por el Ministerio de Cultura como Monumento Nacional, un justo homenaje a la juventud cansada de humillaciones que salió a las calles a gritarle a la oligarquía basta ya. La multitud entró en júbilo por su iniciativa; y fue más allá, cuando dijo con voz firme: “Nos han elegido para cambiar a Colombia. Son los intereses del pueblo. Nosotros nacimos de la valentía de esa juventud de muchachos de barrio que supieron levantarse en resistencia. Nosotros venimos de la Primera Línea y nos enorgullecemos. Invito al pueblo de Colombia a ponerse en la Primera Línea del cambio que es la paz, la democracia, la mujer, el negro y la negra, el indígena, la juventud”.

Se empezó a escuchar en el público el coro de varios gritando “reelección, reelección”, y entonces el presidente Petro hizo el llamado al pueblo a obtener más triunfos populares, a que entre todos hagamos desde nuestra cotidianidad un cambio de las relaciones entre los seres humanos, desde el amor, el barrio, la familia y el conocimiento.

La multitud lo ovacionó mostrando su firme respaldo en sacar adelante las reformas sociales del cambio. En ese momento Petro fue incisivo y lanzó fuertes críticas a la prensa por hacernos creer que tenemos un buen sistema de salud, a pesar de que, según la OCDE, tenemos la tasa de mortalidad infantil más alta. Denunció ante la multitud que “340 mil colombianos murieron por falta de atención a la salud. En Colombia ha matado mas el sistema de salud mercantil que toda la violencia de los grupos armados, mientras se robaron 25 billones de pesos”.

La verdad es esa, por culpa de la corrupción y la mezquindad de una oligarquía se nos ha negado el derecho a la justicia social, la dignidad y la vida. Queda confirmado que hay una minoría que no está dispuesta a perder sus privilegios y grandes negocios. La derecha opositora ha acudido a los medios de comunicación para la desinformación, la calumnia y atacar el gobierno para hundir las reformas, generar odio y propiciar un golpe de estado, como ya pasó en Brasil, Paraguay, Honduras, Perú y Bolivia, en donde se produjeron golpes judiciales en contra de gobiernos progresistas. Declaró que “esto no es paranoia. Nos quieren arrinconar y tumbar el gobierno”, y es que ya le sacaron el cuerpo diplomático de México con decisiones judiciales, le han destituido senadores, alcaldes y ha sido evidente la persecución contra miembros del partido.

También habló de la paz y dijo que esta se logra con la transformación del territorio, a través de asambleas populares. Invitó a constituir las coordinadoras populares en cada municipio del país.

Petro planteó finalmente que si al gobierno del cambio se le niega la posibilidad de hacer que se respete la constitución y la voluntad popular del 2022, entonces se abre la opción de “convocar a una Asamblea Nacional Constituyente para que se transformen las instituciones y le obedezcan el mandato de paz y justicia al pueblo. Es el pueblo el que tiene la palabra”.

El presidente dio su palabra de seguir trabajando sin descanso por la paz, por una Colombia humana, una Colombia potencia mundial de la vida.