«Alo, Alo… Nadie responde»

Por: Laura María Rodríguez

 

 

Una obra más se le suma al desaforado ritmo de intervención y destrucción del actual gobierno de Bogotá, de la alcaldesa Claudia López, la ALO Sur. Se afirma que se le suma, porque a la fecha van andando un gran número de proyectos viales y de infraestructura que han quedado en manos de pésimas concesiones, que no sienten empatía ni responsabilidad con la ciudad y que rompen, afean y deterioran las aceras, las vías y dejan las obras a lo chambón, como con la certeza de que al año o a los dos años, las van a tener que volver a intervenir por “deterioro”. A la fecha, la alcaldesa no ha entregado una sola obra y las que ha realizado tienen avances mínimos del 3% o el 6%, eso quiere decir que es muy probable que en la próxima década se sigan viendo los resultados de las malas decisiones de esta administración, que con el logo verde decidió implementar proyectos nocivos, no solo para la biodiversidad de la ciudad, sino también para la calidad de vida de los bogotanos, que se ven cada vez más expuestos a la contaminación ambiental y cuyos espacios de esparcimiento y de ocio son cada vez más reducidos. La ALO Sur es un megaproyecto que se concesionó en diciembre del año pasado y que el 19 de julio del presente año ha comenzado operaciones, con él se espera realizar la construcción de 23.5 kilómetros de corredor vial entre Chusacá, en Soacha y la calle 13, en Fontibón, que conllevará afectaciones a las localidades de Bosa, Kennedy, Fontibón y a los municipios de Soacha, Sibaté y Mosquera. Dice la alcaldía que con esta megaobra los bogotanos podrán reducir su tiempo de desplazamiento de entrada o salida hacia el suroccidente de la ciudad en 30 minutos, es decir, que la obra beneficia el tiempo de aquellos que pasan sus fines de semana en cómodas fincas en Melgar y Girardot, un porcentaje que piensa la alcaldesa representa el 100% de los ciudadanos.

Aunque la vía también está pensada como un corredor de tráfico pesado, lo que en teoría mejoraría la movilidad de la ciudad, la afectación y la carga de contaminación que llevaría a los barrios periféricos y al mismo entorno natural, no tiene justificación.

¿Quién opera la vía?

El consorcio ganador es Estructura Plural ALO Sur, conformada por las firmas Concay, Coherpa, Pavimentos Colombia y Mario Huertas, ellos son los encargados de la financiación, estudios, diseño, construcción, operación y mantenimiento de la obra.

En estas nuevas modalidades de contratación, es incluso paradójico el bombo de los gobiernos nacionales y locales frente a la supuesta inversión, cuando en diálogo directo con la concesión, ellos expresan que son ellos como unión temporal quienes deben asumir toda la financiación del proyecto, que recuperan al entregarles por más de 25 años la operación de peajes y demás.

Es decir, que esos 1.2 billones de pesos que vale el proyecto no salen de los bolsillos de los colombianos, lo que sí pierden es su autonomía territorial al entregar por casi medio siglo, el territorio a cualquier empresa.

El proyecto está contemplado en tres fases:

  • Fase 1: Pre-construcción, duración 1 año.
  • Fase 2: Construcción, duración 4 años.
  • Fase 3: Operación, duración 25 años.

La fase 1 es la que comenzó hace menos de un mes y que implica toda la modificación de las licencias ambientales, “concertación con la comunidad” y mitigación de las afectaciones a la biodiversidad. Es paradójico cuando la empresa afirma que afortunadamente la ALO norte se canceló por todos los ecosistemas de humedales que se afectaban, pero a la hora de mirar críticamente su propia obra, ellos consideran que no hay ninguna afectación ambiental en el sur porque no hay un sistema de humedal, como si la ronda del rio Bogotá y las zonas de bosque alrededor del canal Cundinamarca no tuviera su propia flora, fauna y como si no representara un pulmón para los millones de habitantes que viven hacinados en esta zona de la ciudad.

¿Cómo afecta a la población?

Lo primero que se debe decir es que la afectación es multimodal, primero la vía no está pensada para el ciudadano del sur, que ni siquiera contará con vías de acceso hacia esta gran avenida, es decir que al de a pie, no le soluciona en nada su movilidad.

Segundo, recarga en esta zona suroccidental de la ciudad toda la contaminación que transitará como lo es la carga pesada, afectando la salud y la calidad de vida de los habitantes de Bosa y de Kennedy. Con la ALO también se afecta la calidad de vida de los ciudadanos con el ruido. Para entenderlo espacialmente la ALO vendría a ser el patio de atrás de la Universidad de Kennedy, es decir que, a pocos metros o pasos estará ubicada esta gran avenida, ese será el patio trasero de las localidades más sobrepobladas de Bogotá, kilómetros de nubes de contaminación y ruido.

Muchas comunidades y colectivos ambientales han realizado un juicioso ejercicio de recuperación de toda esta zona, con la siembra y el cuidado de especies vegetales nativas, con las cuales hoy cohabita la avifauna, mamíferos e insectos. Así mismo, durante la pandemia y dado el poco acceso a zonas verdes con los que cuenta la población de esta zona, el potrero se convirtió en el bosque, en el parque, en la zona de entrenamiento y un lugar apropiado por la comunidad, que está a punto de perder.

¿Y el resto?

La obra afectaría de manera negativa a las comunidades, territorios y a los diversos y múltiples ecosistemas existentes que se encuentran en el área de influencia de la vía.

Entre las especies que se lograron visualizar en un recorrido focalizado principalmente entre la localidad de Bosa y de Kennedy, fue posible visualizar vegetación acuática: juncos (Scirpus califimicus), lengua de vaca (Rumex conglomeratus), barbasco (Polygonum sp), pastizales de kikuyo (Penissetum clandestinum), buchón de agua (Eichhornia crassipes) y lenteja de agua (Lemnasp).

La vegetación de la zona perimetral está conformada principalmente por: eucaliptos (Eucalyptusspp) y sauces (Salix humboldtiana).

Dentro de la ronda de río, existen algunos sectores sembrados con especies nativas como: tinto (Haematoxylum campechianum), borrachero (Haematoxylum campechianum), guayacán (Guaiacum officinale), sauce llorón (Salix babylonica), entre muchísimas más.

La fauna está compuesta por poblaciones de invertebrados, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Algunas de las aves que se lograron visualizar fueron tingua bogotana (Rallus semiplumbeus), cucarachero de pantano (Cistothorus apolinari), pato barraquete (Pato barraquete), chorlo gris (Chorlo playeros) y gavilán maromero (Elanus leucurus).

Estas aves comprenden las especies pertenecientes a este ecosistema, de las cuales algunas son migratorias, otras son endémicas y otras se encuentran en peligro de desaparición regional.

Aunque es claro que la ALO no es la única amenaza o mal manejo ambiental al que se está viendo sometida esta zona de la ciudad, si puede ser una de la más graves, ya que también fragmenta el acceso al rio Bogotá y lesiona todos los corredores naturales del sector.

La ALO es un pésimo proyecto, que deja entrever el desconocimiento de las conexiones ecosistémicas de los territorios y que vulnera los derechos humanos y de las especies que allí habitan.

Otras problemáticas

Además de la ALO, en este sector de la ronda del río Bogotá, en las localidad de Kennedy y Bosa, es posible identificar que hay varios camiones disponiendo en la cobertura vegetal los lodos activos resultantes del tratamiento de aguas, que sin el tratamiento adecuado y completo de recirculación, poseen un alto contenido de materia orgánica y algunos metales pesados altamente tóxicos, que no solo contaminan el suelo y la vegetación, sino que por filtración contaminan las fuentes de aguas superficiales y subterráneas de la zona.

Adicional, la construcción del Patio Taller El Corzo, que está a pocos metros de la Zona de Ronda de Protección del Río Bogotá, la cual se encuentra considerada bajo el Acuerdo No. 17 del 8 de julio de 2009, es susceptible de inundación y se evidencia en la fase de construcción y operación, la generación de residuos de la construcción y demolición, emisión de gases, material particulado y ruido que afectan directamente al medio.

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