«Aprendí que»
Por: El Callejero
A Alex Javier Oliveros Bermúdez lo conocimos a través de las cariñosas palabras de su esposa y abogada María Salazar y en una entrevista de 44 minutos que tuvimos por la plataforma Zoom, hace algunos meses. Alex se encuentra privado de la libertad, purga una pena de 31 años en la cárcel San Isidro de Popayán, de los cuales ya ha cumplido 9 años. Se encuentra privado de la libertad por un error que cometió cuando apenas contaba con 21 años, un error que respondió a las circunstancias y a las malas decisiones que tomó en esa época, la pena que purga en la actualidad es por secuestro extorsivo agravado y porte ilegal de armas.
Antes de haber llegado a la cárcel, Alex era un joven idealista que terminó su bachillerato en modalidad agrícola en el colegio Concentración de Desarrollo Rural del Estrecho Patía, en un municipio en el camino entre el Cauca y Nariño, donde predominan las comunidades afros y donde los pueblos al borde de la carretera se confunden entre paisajes únicos de valles y montañas que se levantan imponentes en el horizonte y donde las nubes se enroscan en las cimas de las cumbres de los volcanes y los páramos que se vislumbran a lo lejos. De esas exuberantes tierras salió Alex a entrenar directamente con el América de Cali, pero por cuestiones de la vida, las cosas no resultaron y a su corta edad se vio privado de la libertad. Hoy, diez años después, para Alex la vida dentro del penal no ha sido un error o una tragedia, sino una oportunidad.
Llegamos a Alex, justamente porque él y su esposa están buscando los medios para dar a conocer el libro que él acaba de terminar y que tituló Aprendí que, 400 páginas escritas a mano que, dadas sus condiciones actuales, no ha tenido la oportunidad de digitalizar. En este libro que le tomó 22 meses de esfuerzo y de dedicación, escribió y plasmó sus reflexiones sobre la vida cotidiana, sobre la realidad y sobre la misma condición humana. Ahora que lo sabe terminado está buscando quién lo apoye y le ayude a publicarlo. Además del libro, Alex está terminando su licenciatura en Etnoeducación y es un líder en el centro penitenciario, sobre todo en eso que llaman, el área de cultura y deporte, donde ha liderado la organización de integraciones deportivas, torneos en las diferentes disciplinas, en sus palabras su labor ha consistido en: “ser un líder deportivo que motiva, que invita, y que crea oportunidades entre internos y la guardia para que nos abran esos espacios de compartir, de salirse de la rutina y la monotonía”.
De los cerca de 3.000 internos que tiene la cárcel San Isidro en Popayán, tan solo 5 se encuentran estudiando, muy pocos se vinculan a los procesos de cultura o deportivos, justamente porque en estos centros no se evidencia una intención clara y mucho menos un interés real en la resocialización, hecho que resalta Alex, al afirmar que solo aquellos que tienen ese interés férreo por lograr transformar su experiencia de vida se motivan a hacerlo, para los demás el proceso de resocialización, además de estar plagado de falta de oportunidades, está también repleto de situaciones humanas muy difíciles como el abandono, la soledad, el mismo Alex narra que: “Llegar a un lugar como este, como en mi caso, primera vez, obviamente teniendo claro que afuera, la sociedad considera a las personas que nos encontramos acá como lo peor del mundo y llegar y observar que la conducta y los comportamientos de muchos se adaptan a ese ideal negativo, nos produce un miedo terrible; pero es más que todo una simple impresión, porque en el fondo todos somos precisamente eso, seres humanos, con temores, con miedos, personas que sienten, personas que lloran, personas que tienen proyectos simplemente aplazados o truncados”.
El caso de Alex se debe repetir en cientos de cárceles del país y en millones de casos, el arrepentimiento y la búsqueda de una segunda oportunidad son cuestiones humanas, a las cuales todos deberíamos tener acceso, el cometer un error no tiene porque truncar las oportunidades de las personas. Probablemente esa segunda oportunidad que hoy pide Alex tiene un fuerte argumento porque sale de esa cárcel con las manos llenas, tiene un libro en el que expresa en reflexiones su mirada sobre el mundo, se va con su carrera profesional, con un bagaje amplio en coordinación y logística de eventos deportivos, así como con una hermosa mujer que lleva 5 años a su lado, a pesar de los muros, las dificultades y la distancia. Alex es un ejemplo de que la resocialización puede ser un éxito y es la mejor solución a los problemas carcelarios del país, una solución que requiere inversión y compromiso por parte del Estado.