Lejos de considerar la basura como una diosa inspiradora, que susurra suavemente al oído, para este artista es más bien un grito aterrador y amenazante, que clama por la supervivencia humana. Esta es la motivación de un artífice, que desde sus inicios como reciclador, aprendió a comunicarse con los residuos, para transmitir vida y esperanza.

John Jairo Jaramillo Jaramillo involucra en sus obras material recuperado, como el Tetra Pak, un material de empaque, impermeable, hecho con cartón, plástico y aluminio. En la realización de su obra motiva, a través de la enseñanza, a jóvenes a aprender este oficio de creación. 

El maestro, como lo llaman los vecinos del corregimiento de San Cristóbal, en Medellín, fue un reciclador de oficio, que comenzó a entender la realidad de su territorio y encontró en el arte, la manera de exclamar ese grito de auxilio, el mismo que clama el planeta, cuando ve la tierra, los ríos y los mares plagados de basura, sencillamente porque los seres humanos no quieren comprender que son huéspedes y no dueños.  Hoy, John Jairo se enreda entre el cartón, las carcasas electrónicas, los alambres oxidados y una lista interminable de materiales que llegan a los rellenos sanitarios, agotando su capacidad y vida útil: “Los arqueólogos del futuro excavarán y encontrarán un legado especial: nuestra basura ¡BASURA!”.

El maestro Jaramillo plasma en una expresión muralista a gran escala, el poder de la transformación de los espacios, allí retrata una visión que invade el espíritu del ser humano y lo llena de un aliento esperanzador, que toca mágicamente su conciencia; demuestra su gran calidad artística al hacer uso de una extravagante paleta de colores y la inclusión del material recuperado, que le da textura, tridimensionalidad y fuerza a su creación. Así que no solo es la imagen, sino también su capacidad de transmitir un mensaje ambiental y una importante reflexión entorno a la naturaleza.

ARES, la instancia colectiva que representa al artista, traspasa el concepto de lo violento como aquel dios griego, y revive más bien, aquel sentido de valentía y fuerza incansable de las causas justas, que en ocasiones se consideran perdidas.

Debemos educar desde toda actividad para la sostenibilidad humana, en armonía con la naturaleza. El arte, como expresión es la conexión entre ella y el hombre.

Se pretende borrar de nuestros recicladores la pobreza y el desamparo y es un anhelo encontrar que ellos reflejen su aporte a este planeta con su trabajo, con trazos de colores que contrastan con el sol.