«Defensa del territorio Techotiba»

Por parte de la comunidad muisca Xikuyka Funza Zepkuaska Obasuca Nokanchipa

Por: Agencia Sur

El uróboro ha sido un símbolo utilizado desde hace más de tres mil años por diferentes culturas y suele ser representado como una serpiente que se come su cola y forma un círculo con su propio cuerpo, haciendo referencia a ese esfuerzo eterno o ciclo que vuelve a empezar a pesar de las acciones que se emprenden para impedirlo, es muy similar a la piedra que se eleva y cae nuevamente en el mito de Sísifo.

Finalmente, estos mitos o representaciones son formas a través de las cuales los seres humanos han intentado explicar sus luchas diarias, que la mayoría de las veces se rigen bajo ese sino fatal de no poder dar por ganadas las luchas y las pequeñas victorias conseguidas. Algo así viene pasando en la ronda del río Bogotá y en general, en toda la localidad de KennedyTechotiba con esta administración disfrazada de verde, pero con corazón de cemento, cuyos proyectos han desmejorado la calidad de vida de todos los habitantes de la localidad, con los cuales han generado desplazamiento interno, desmejoramiento de la calidad del aire, deforestación, afectación a los ríos y a los espejos de agua, muerte de especies endémicas, nativas y migratorias, entre múltiples crímenes más.

En la edición 23 del periódico El Callejero dialogamos con la comunidad muisca Xikuyka Funza Zepkuaska Obasuca Nokanchipa sobre el proceso de la escuela popular, una escuela de saberes que recoge prácticas ancestrales del territorio muisca, prácticas ancladas a un territorio que han reivindicado, cuidado y protegido y del cual hoy se ven nuevamente desplazados por las decisiones de una administración que le juega a la idea del “progreso” por encima del bienestar de las comunidades. En este número y de la mano de la Comunidad Muisca en la Ronda del Río Funza Tejenderos y Tejenderas de Memoria abordaremos ese recorrido histórico por esas luchas territoriales que siguen vigentes al día de hoy y que se han tornado cada vez más nefastas entre administración y administración.

Desalojo de los años 90 y la Zona de Manejo y Preservación Ambiental del río Bogotá (ZMPA)

“En la década de los 90, con el Acuerdo 06 de 1990 se da todo el tema del desalojo de los barrios aledaños a la ronda del río, como Patio bonito, parte del Amparo y María Paz. Con ellos se da el Paro Cívico del 96, en el que se lucha por el derecho a vivir en la ciudad, ya que eran comunidades que habían sido víctimas de desplazamiento y habían evidenciado cómo el Estado además de ser permisivo terminaba convirtiéndose en promotor del mismo. También estaba presente la exigencia para que el Estado cumpliera con su deber de generar solución al problema de los servicios públicos como el agua, con la que no se contaba en ese momento” cuenta Jonathan Pinilla.

La escuela y sede de Nokanchipa, que nace en el 92, permanece en las zonas aledañas a la ronda hasta el año 2004 cuando finalmente se crea la Zona de Manejo y Preservación Ambiental para el río Bogotá (ZMPA), que ya se había esbozado en el Acuerdo 06. Frente al inminente desalojo de la comunidad muisca, se logra llegar a un acuerdo con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EEAB), que era la que necesitaba estos predios. El acuerdo era no obstaculizar la creación de la ZMPA, de esta manera, la comunidad le vendería los predios al Acueducto y ellos le entregarían a la comunidad otros que estuvieran por fuera de la ZMPA, y de lo que ya se proyectaba como la Avenida Longitudinal de Occidente.

La negociación se hizo partiendo de un principio de buena fe, ya que la comunidad consideraba la ZMPA como un proyecto que beneficiaba al río porque lo incluía en una zona de preservación ambiental, una zona que se esperaba que fuera para mantener a las especies que allí habitaban y además también a la comunidad humana.

Sin embargo, con el paso de los días la realidad fue otra, como lo narra Ramiro, la Empresa de Acueducto incumplió con el Acuerdo: “Finalmente con la Empresa de Acueducto se terminó aceptando el Acuerdo, nosotros nos desplazamos a un lugar fuera de la ZMPA por ser un lugar de preservación y zona ambiental. Pero, después de cierto tiempo, la Empresa de Acueducto invalidó la entrega de los nuevos predios, porque según ellos el documento firmado no había quedado con un membrete oficial, a pesar de que tiene la firma de la entonces directora de Bienes Raíces de la EAAB”.

Partiendo del incumplimiento del Acuerdo, en el año 2019 la Empresa de Acueducto llega nuevamente a disputarse los predios. En ese momento, comienza una querella legal que al día de hoy se encuentra en etapa de pruebas y que busca la posibilidad de recuperar los predios de acuerdo a lo firmado. “Al día de hoy esos procesos de la querella van en curso, no se ha dado un fallo porque han sido procesos muy dilatados, se ha asignado también en el acompañamiento nuestro a algunos abogados de oficio pero son personas que tampoco han sido muy comprometidas con su labor y además siempre hemos tenido la constante instigación por parte del abogado defensor de la Empresa del Acueducto, ellos lo que buscan es dilatar lo máximo para que finalmente se llegue al vencimiento de términos y se tome alguna decisión abrupta sobre este proceso” nos cuenta Ramiro.

Prohibición del ingreso a la ronda del río Bogotá

Desde el día 7 de octubre del año 2021 se negó la entrada a la ronda del río Bogotá a la comunidad muisca, con la creación de un puesto de seguridad. Desde ese día hasta la actualidad tienen prohibido el ingreso al lugar donde venían adelantando un proceso de acompañamiento, cuidado, mantenimiento y contemplación de la plantación, entre otras actividades realizadas desde su cosmovisión como comunidad ancestral.

Además, con la prohibición se abre el camino para que se profundicen las problemáticas que se vienen presentando sobre el borde del río Bogotá, que son responsabilidad de la administración, como la disposición de lodos contaminados que son resultantes del tratamiento de aguas, los cuales afectan no solo el cuerpo de agua sino la pervivencia de los diferentes seres que allí moran, además de una serie de problemáticas de orden socioambiental que se han comenzado a agudizar.

“La prohibición es una estrategia para presionar el tema de la querella. Tenemos que manifestar que las siembras que se han realizado han sido en articulación con instituciones, entidades y otros procesos comunitarios. Una de las plantaciones se hizo con el proceder de la CAR, otra con la Comisión Ambiental Local. Han sido siembras hechas en las mingas, desde todo el tema de la siembra y el cuidado de la plantación, consideramos importante comentar este tema que de alguna manera nos afecta internamente como comunidad y también a muchas de las comunidades que han estado haciendo ese ejercicio en la ronda del río” expresan.

La administración de Claudia López

En el territorio se tienen proyectados y en proceso de ejecución diferentes proyectos, megaobras de alto impacto, planes de renovación urbana, densificación de la ciudad, acciones realizadas sobre o alrededor de la ronda del río Bogotá bajo la visión de “desarrollo” como son: el patio taller del Metro, la construcción del Parque Lineal del Río Bogotá, la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente, prolongación de algunas avenidas, entre otras. Las cuales endurecen el suelo, minimizan las zonas verdes para la conservación de la vida, afectan de manera directa o indirecta los cuerpos de agua, los seres que allí habitan y a los pobladores de las vecindades colindantes al río. En el caso de Avenida Longitudinal limitará el acceso de la comunidad y de la población en general a la ronda del río Bogotá.

Las exigencias de la comunidad muisca Xikuyka Funza Zepkuaska Obasuca Nokanchipa son:

El levantamiento de la medida restrictiva de ingreso a la ronda del río Bogotá, para realizar las acciones que venían desarrollando. Además, las garantías necesarias para una presencia continuada en los espacios de siembra, reconociendo el valor y el respeto de su presencia y accionar en el lugar como comunidad ancestral.

Se propicie y se lleve a cabo una Minga de Desagravio con el territorio, con los seres moradores de la ronda y con la comunidad.

Se reconozca la titularidad y legitimidad de los predios en querella, como lugar fundamental de encuentro para la comunidad y como nicho de los seres que allí moran. Se garantice la participación plena y la toma de decisiones frente a todo aquello que afecte el bienestar y la vida digna en el territorio.

Se respeten y se restituyan sus derechos como comunidad indígena, autoridad territorial perteneciente al Concejo Indígena Muysca Chibcha- Cundiboyacense, en usos y costumbres, identidad propia, ley de origen, ley natural, derecho mayor, derecho propio; así como la autonomía como pueblo indígena y el acceso primordial al río Funza como principal ordenador del territorio ancestral.

Se respete y se escuchen las voces del territorio.

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