Este nuevo número del periódico El Callejero es una edición especial que busca abordar el tema de la diversidad, desde tres enfoques: comunidades étnicas, en las que se incluyen comunidades muiscas, yanaconas y afro; género y diversidades sexuales, en las que se incluyen mujeres y sectores LGBTIQ+; y, discapacidad, en las que se incluyen personas con discapacidad y en condición de discapacidad; todos, todas y todes habitantes de la localidad de Kennedy – Techotiba, desde donde lideran organizaciones sociales, colectivos culturales, procesos comunitarios, expresiones artísticas, comunidades originarias, procesos políticos, luchas y resistencias.

Los medios de comunicación en todas sus dimensiones (comunitarios, populares, ciudadanos, alternativos o masivos) tienen la posibilidad de brindarle a la ciudadanía la perspectiva de una situación, en esa perspectiva se vinculan no solamente los hechos, sino también la mirada que el o la periodista tiene de los mismos, los prejuicios y las valoraciones con las que carga en el momento de contarlo. Es por eso, que una fotografía que acompaña un artículo, una producción audiovisual o el lenguaje que se utiliza para expresar determinada situación, termina, voluntaria o involuntariamente, diciendo más de lo que simplemente se quiere describir o se quiere contar, y manteniendo o trasgrediendo ciertas nociones patriarcales, colonialistas o poco diversas de la realidad. De ahí, la crítica que se le puede hacer a un medio de comunicación cuya fotografía se centra en retratar únicamente a hombres blancos o mujeres con ciertas características estéticas o una producción audiovisual que, en su afán por buscar una mejor perspectiva de la ciudad, termina anulando una noción amplia de la misma.

El periodismo comunitario, popular y alternativo se ha centrado en brindar las garantías que permitan darles y cederles la voz a esas y a esos que históricamente no la han tenido, porque como ya es de público conocimiento, los grandes medios de comunicación responden a beneficios de privados, muchas veces interesados en la opresión de minorías y sectores poblacionales o sociales en resistencia. Es entonces cuando el periodismo que se hace en los barrios logra ser una voz para las comunidades.

No obstante, no hay certeza de, si en ese ejercicio de ceder la voz, el periodismo comunitario y alternativo ha logrado reflexionar sobre una inclusión real y con perspectiva de. Entendiendo esa “perspectiva de”, como la capacidad de enunciar desde diferentes códigos esos conceptos, reflexiones, necesidades y reivindicaciones de diferentes grupos sociales, poblacionales y expresiones organizadas que dan cuenta de los debates pendientes, de espacios ganados y de conversaciones que van impulsando transformaciones en la sociedad y en las políticas públicas; por ejemplo, los derechos ganados por las mujeres gracias al movimiento feminista, la inclusión de ellas en múltiples espacios de participación, de los cuales se les excluía; de igual manera, las luchas sociales y la reivindicación de derechos fundamentales y la autonomía de las comunidades originarias, así como la búsqueda por ampliar los canales de acceso para las poblaciones con discapacidad.

A partir de esta reflexión, hemos comenzado a pensar en la importancia de crear un periodismo que no solamente ceda una voz, sino que logre construir una voz, en la que el otro, la otra o el otre, logre realmente sentirse representado. Implica muchas tareas que van más allá de la sola enunciación o perspectiva del periodista, implica espacios de encuentro y de diálogo con las comunidades.

Como medio de comunicación hemos sentado diferentes principios que incluyen un trabajo periodístico participativo, en el que las comunidades y ciudadanías participan, justamente, en el ejercicio de redacción, creación gráfica y audiovisual y en el que tenemos como lema que nada se publica sin la aprobación de las personas vinculadas a la nota periodística. Sin embargo, sabemos que todavía tenemos mucho que aprender en esa construcción de una comunicación verdaderamente alternativa, comunitaria y popular.

Este número invita a la reflexión sobre esas voces y esas realidades que suelen ser invisibilizadas en los grandes medios de comunicación, realidades que en medio de su diversidad enfrentan múltiples obstáculos y retos que se configuran en una sociedad que sigue arraigada en un modelo heteropatriarcal que disminuye y dificulta las posibilidades del resto de personas que no se inscriben ni se quieren inscribir en ese mismo modelo. Contrario a la que propone la apertura del lenguaje, entendiéndolo como la expresión de la visión del mundo de los pueblos y que por lo tanto, debe ser flexible a la transformación del mundo y de sus realidades. Esperamos que disfruten de estas otras historias, tanto como nosotros disfrutamos conociéndolas y plasmándolas para esta nueva edición que se propone alterna a toda la agenda informativa o más bien desinformativa.

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