En estos últimos meses hemos visto que en muchas partes del país el invierno tiene en jaque a las poblaciones con ríos a punto del desbordamiento, montañas derrumbándose, alcantarillas colapsadas y avenidas inundadas. Muchos de estos fenómenos son consecuencia del calentamiento global, resultado de la inadecuada disposición de los residuos, en ese mismo camino se acaba con los pocos recursos que quedan al contaminar de manera directa e indirecta, los ríos, las zonas verdes, así como la afectación a la fauna y los territorios.

El desinterés con el que consumimos desaforadamente y botamos sin importar el camino que recorren los residuos que generamos provoca que, cuando llegan las lluvias, todo lo que botamos vaya a parar a las alcantarillas causando taponamientos y posteriormente emergencias por los barrios inundados y problemas sanitarios provocados por nosotros mismos.

Si nos pusiéramos la mano en el corazón y le diéramos un buen uso a los residuos que producimos no estaríamos como estamos en la actualidad. En ese camino, es probable que cuando levantemos la cabeza ya no tengamos para donde mirar, por eso es mejor hacer un buen uso de los residuos, aprender a reciclar, a no enterrar los residuos orgánicos para poder tener una luz al final de un túnel llamado contaminación y tener un planeta y un país mejor.