«El Parque La Paz»
Un espacio natural que nos regala memoria y vida.
Por: Laura Viviana Cala
El Parque de la Paz está ubicado en las inmediaciones del barrio Marsella, en la localidad de Kennedy mejor llamada Techotiba -Territorio de Aguas-. Alrededor, se encuentran los conjuntos residenciales Reserva de las Américas, Ferrol etapas 3 y 4 y Villa Verónica etapas 1 y 2. Recibió este nombre porque quedaba contiguo a la Clínica de Salud Mental Nuestra Señora de la Paz. Es un espacio natural donde adultos mayores, niñas, jóvenes, animales de compañía, aves y otras especies han coexistido por más de 30 años.
Mi familia llegó a este barrio en 1989, yo nací en 1993 y crecí en el Ferrol 3 y 4, justo al lado de este parque, donde me subí al barquito y a las escaleras de cabuya deshilachadas, en las que hoy muchos pelaos de colegio se siguen subiendo. También, aprendí a montar bicicleta en la pista de arena improvisada que los conjuntos del Ferrol hicieron con mucho esfuerzo, donde me rodé una y otra vez por unas pequeñas ondulaciones de pasto y moría de risa al lado de mi mamá, mis tíos, Alejandro y Felipe, con quiénes nos llevamos pocos años de diferencia. Ellos también disfrutaron de la cancha de fútbol y hasta un vidriecito se llevaron de un taponazo. Mi abuelo junto a sus amigos y otros vecinos disputaron campeonatos de fútbol en la cancha que existía en ese entonces, hablo de la primera década del 2000.
Por razones de la vida, me fui cerca de cinco años para Fontibón, pero siempre regresaba a visitar a mis abuelos que residen en el Ferrol 3 y 4. Cuando regresé al barrio en el año 2014, mis mañanas se llenaron de cantos de colibríes, de tomarme un momento para observar por la ventana las pirangas, copetones y chamones alimentándose de árboles como el eucalipto, el sauco, las acacias y el holly liso, escuchar a los pelaos reírse y tocar la guitarra junto a otros instrumentos, sin dañar a nadie.
Reafirmé y sentí alegría porque el parque seguía siendo un espacio de encuentro, tranquilidad y vida, ya no solo para vecinas y vecinos, sino también, para el grupo de scouts que se encontraban todos los sábados a las 2:00 de la tarde, para las celebraciones de cumpleaños alrededor de los fogones, para los paseos de los perros y los entrenamientos de fútbol, así lo fue por años. Pero, durante la alcaldía de Enrique Peñalosa apareció una valla, nadie sabía qué significaba, la Junta de Acción Comunal del barrio Marsella nunca informó ni socializó este proyecto. Ya a finales de 2022, llamaron por parte de la Secretaría de Educación supuestamente a “socializar” lo que ya estaba firmado, la comunidad era solo una excusa y requisito para cumplir con el papeleo. Por eso, la comunidad empezó a realizar acciones de resistencia y pedagogía en el barrio.
La tranquilidad que gozamos por años se esfumó rápidamente. En diciembre del 2022, de la manera más descarada y en tiempo de vacaciones para muchas familias, llegaron “profesionales” del Consorcio La Paz a poner una caseta de celaduría y a hacer un cerramiento al cual la comunidad se opuso, pero el momento más álgido fue en enero, cuando a las 12:30 de la mañana, entraron maquinaria al parque argumentando que: “el predio ya estaba cedido y que ellos tenían el derecho de ingresar material”. Nos preguntamos con los vecinos ¿Por qué a esa hora? ¿Por qué a escondidas? ¿Cuáles son los intereses alrededor de la construcción de este colegio, teniendo en cuenta que ya existe el colegio Marsella a cuatro cuadras del parque?
Pues el tiempo nos ha demostrado que sobran intereses, porque desde esa irrupción en el mes de diciembre, hemos recibido todo tipo de represión por parte de la policía, la estigmatización de la comunidad por parte de las instituciones al llamarla “clasista”, cuando en escenarios de discusión y de Consejo los mismos funcionarios emiten un lenguaje excluyente hacia los niños y niñas, sumado a la clara desinformación en torno al proyecto en sí mismo. Pero, resistimos ante este desastre ecológico y ambiental, pese a la invisibilización de las instituciones, a las irregularidades por parte del consorcio, a los moretones y golpes que hemos recibido.
Por eso, quise traer estas memorias que recogen muchas cotidianidades y vidas relacionadas entre sí alrededor del aire, las aves y los árboles, que son un reflejo de la vida que se opaca por los intereses económicos acompañados de los análisis de “expertos” y de una falta de visión y respeto por lo que nos une. Que estas palabras también sean un homenaje y una muestra de afecto para mis vecinos y vecinas, que han trasnochado, han hecho colectas, han puesto denuncias y derechos de petición para proteger el parque a pesar de las adversidades.
¡Parque sí, cemento no!
Gracias, que lindo y verdadero articulo, expresas todos los sentimientos de nuestra comunidad, que no ha sido escuchadad, solo reprimida, Gracias Laura Viviana Cala
Yo célebre asados para celebrar cumpleaños
Mis nietos tienen fotos de cumpleaños hay en el parque