«FARAMUJER»

La fundación que surgió en la Biblioteca Pública de la Participación Ciudadana

Por: BIBLORED

 

Saberse extraño, solo y añorando prolongadamente su lugar de origen, son algunas de las sensaciones que atraviesan diariamente miles de personas que llegan a Bogotá en busca de mejores oportunidades laborales y educativas. Al mismo tiempo, algunas de estas personas quieren transformar su vida y la de otros con acciones que promueven mejores condiciones para vivir dignamente.

Esta cotidianidad hace parte de las vidas de Lusbely y Daisy, dos madres que desde hace unos años llegaron a esta ciudad y se encontraron por primera vez en la Biblioteca Pública de la Participación Ciudadana. Sin saberlo, este encuentro marcaría el inicio de una amistad y de su participación en varias actividades de la biblioteca, que les permitió constituir FARAMUJER, la Fundación de Ayuda, Rescate y Alegría para la Mujer, que busca a través de capacitaciones y talleres, fomentar la libertad, la autonomía e impulsar ideas o proyectos emprendedores, para apoyar el crecimiento y la superación personal. 

Lusbely nació en Bailadores, una zona agrícola de Venezuela. Recuerda que cuando niña leía los libros del Bibliobús y por ello, quiso que su hijo creciera en los entornos bibliotecarios. Llegó a Colombia hace dos años y un día recibió una invitación del jardín donde asistía su hijo para participar en una actividad a cargo del Programa Nidos – Arte en Primera Infancia en la Biblioteca Pública de la Participación Ciudadana en la localidad de Barrios Unidos.

Esa misma invitación la recibió Daisy Muñoz, oriunda de Caimito, Sucre, y quien lleva más de un año viviendo en la ciudad. Desde pequeña, sus padres le facilitaron el acceso a la lectura gracias a sus profesiones como docentes, por ello, Daisy deseó que su hijo creará una conexión a corta edad con las bibliotecas.

Después de ese primer encuentro, Lusbely y Daisy siguieron coincidiendo en las actividades del Programa Nidos y también en otros espacios que ofrece la Biblioteca Pública de la Participación Ciudadana como la Hora del Cuento, la Huerta y el Grupo de Artesanas – Escritoras. Este último recibe en ocasiones a más de 20 participantes dispuestas a aprender, compartir saberes, escuchar, escribir y laborar de manera creativa con sus manos, y para ellas tuvo un papel determinante para inspirarlas y motivarlas a crear su fundación. 

“Cuando llego al Grupo de Artesanas, estaban todas estas señoras risueñas, que hacen actividades de artesanías y escritura. Uno viene y es una terapia de risa, de conversaciones, de salidas y eso en realidad cambió mi vida’’, menciona Lusbely, recordando que a su llegada a la ciudad se sintió sola, la misma sensación que compartía con Daisy.

‘’Me di cuenta que el desarrollo de las actividades en el Grupo de Artesanas tenía una cuestión intrínseca con el alma, con lo espiritual, con el bienestar de las personas. Empezamos a ser una familia, encuentras algo muy bonito: compañía’’, resalta Daisy.

Las actividades que mencionan Lusbely y Daisy hacen parte de un conjunto de acciones que se desarrollan desde las bibliotecas públicas de BibloRed para expandir las oportunidades de encuentro de la ciudadanía con los libros, la cultura escrita, la información y, en general, el conocimiento. De tal manera, todos pueden participar en escenarios de aprendizaje, proponer y cocrear en los entornos bibliotecarios sin importar su origen. 

Por ejemplo, en el primer semestre de 2024, los espacios bibliotecarios y de lectura de BibloRed como los Paraderos Paralibros Paraparques, las bibliotecas itinerantes, las salas de lectura y las extensiones bibliotecarias contaron con la participación de 961 usuarios que pertenecen a la población migrante y refugiada en 207 actividades.

De la biblioteca a la acción

El proyecto de ayudar a otras personas cobró fuerza cuando a la salida de una actividad en la Biblioteca junto a sus hijos conocieron a otra usuaria que les habló de su situación y dificultades. Tomaron como punto de partida el crecimiento personal alcanzado en los talleres a los que asistieron en la biblioteca y el 8 de marzo de 2024 nació FARAMUJER.

El 19 de marzo, FARAMUJER se constituyó oficialmente ante la Cámara de Comercio de Bogotá como una entidad sin ánimo de lucro para desarrollar y promover iniciativas que mejoren la calidad de vida de mujeres, madres, migrantes, personas en situación de calle con contexto de vulnerabilidad y población desplazada.

El logo de su fundación es una guacamaya, un ave que crearon en un taller de dibujo de aves del Grupo de Artesanas – Escritoras. El ave con su ala extendida representa la libertad y la determinación sobre la cual cimientan la misión de su fundación. 

Lusbely es licenciada en química y Daisy es abogada y comunicadora social. Ambas destacan que la biblioteca, sus usuarios, los mediadores y la coordinadora siempre les abrieron las puertas. Así, entre libros, material bibliográfico y mobiliario encontraron una plataforma para realizar diversos talleres que fomentan el emprendimiento, de esta manera enseñan a elaborar diferentes productos y forman en habilidades para el desarrollo personal de los participantes.

En sus talleres de productos cosméticos naturales se puede aprender cómo crear un spray regenerador y fortalecedor capilar o hacer enjuague bucal; mientras en los de conservación de alimentos se enseña sobre mermeladas. Otros talleres se enfocan en la introspección y el conocimiento, tales como “Collage del amor propio”, “Tejiendo espiritualidades” o “Yo soy mi marca”, entre otros.

La fundación se sostiene con donaciones, apoyo de familiares y el voluntariado de varias personas. Ahora, este par de amigas, madres y socias visualizan en un futuro expandir a FARAMUJER a otros espacios y conseguir un lugar propio para capacitar a mujeres e inspirarlas con un mensaje de poder y valentía. 

Así, con una firme convicción convocan a todas las personas a ocupar espacios en las bibliotecas públicas de BibloRed para creer, crear y soñar en colectivo: “Invito a las personas a que vengan y no olviden la importancia de tener un plan de vida. He conocido muchos compatriotas que vienen a la biblioteca, socializan, consiguen amistades, hablan de sus problemas. Como migrante no ha sido fácil, este hecho te genera un luto por estar lejos de la familia y del país, sin embargo, con la calidez humana que he recibido acá me siento mucho mejor”, destaca Lusbely.

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