«Inicio de obras del Metro de Bogotá» 

Las irregularidades en la obra son un dolor de cabeza para los habitantes de la localidad de Kennedy

Por: El Callejero

 

La imagen es postapocalíptica, casas derrumbadas, escombros en las aceras, paredes y estructuras a punto de colapsar, casas tomadas por la indigencia, por el vicio, gritos, plagas de ratas, desechos, fogatas que se erigen a medio noche, un recorrido infame en el que intentar correr puede costar la vida, no solo por la delincuencia, sino por la cantidad de huecos y de trampas que han quedado producto del saqueo. La imagen no es de una película zombie o de alguna serie sobre el fin del mundo, más que una imagen es la experiencia que tienen que vivir, desde hace más de dos meses, los habitantes de la localidad de Kennedy de los sectores de la Av. Cali, la Villavicencio y la Primera de Mayo. Por eso, están seguros que algo huele mal y que hay irregularidades en la ejecución. La estrategia publicitaria ha sido clara, opacar la pésima ejecución de esta primera fase del Metro con anuncios sobre la planeación de la segunda línea subterránea y los proyectos de Transmilenio. Mientras tanto, los habitantes de barrios como Patio Bonito, el Amparo, el Palenque y el Camilo Torres se sienten desamparados.

En el barrio Camilo Torres, la mayoría de los vecinos afirman que Metro de Bogotá no ha realizado ninguna socialización del proyecto, es más, nadie sabe si se van a demoler más casas y mucho menos cómo se va a desarrollar la obra, para ellos el inicio de la obra ha sido una pesadilla que ha desmejorado su calidad de vida y su seguridad, especialmente a esa gran mayoría, conformada por adultos mayores, que hoy se sienten desprotegidos y vulnerados en sus propias casas, hablamos con una habitante del sector quien afirma que: “Este es un sector habitado por personas mayores indefensas que nos hemos visto atemorizadas. Es bueno dejar en claro que muchas de las familias tuvieron que dejar sus viviendas sin tener el pago completo, todo lo ocurrido en el barrio Camilo Torres y sectores vecinos es una prueba fehaciente de la falta de planificación de las obras”.

Rosa María Chaparro Velandia, es lideresa del mismo barrio, y ha estado realizando un acompañamiento permanente a sus vecinos, también ha interpuesto derechos de petición y se ha acercado a diferentes entidades a solicitar protección, sobre su experiencia con la obra nos contó que: “Nosotros fuimos directamente afectados por la Empresa Metro de Bogotá, en el 2019 ellos vinieron, nos visitaron y nos dijeron que el predio iba a ser adquirido; de ahí en adelante se suscitaron una serie de problemas por cambios de personal, venían y nos decían que teníamos que alistar documentos, pero nunca se concretó nada. Ya se vino la pandemia y se perdió el acompañamiento personalizado, a mediados de marzo del 2020 nos pidieron el correo electrónico para entregar la resolución de la adquisición del inmueble, en ese momento mi mamá estaba viva, pero meses después falleció y eso generó que se alargara todo el proceso. Este año cuando vendieron los demás predios, Metro nunca vino, ni se acercó, ni se interesó por nuestra situación en particular. Llegó el día en que los vecinos fueron desocupando sus casas y en el momento más inesperado nos dimos cuenta que quedamos en medio de la nada, por que ni atrás, ni hacia los lados teníamos ya casas, llegaron y vandalizaron completamente. Nos acercamos a la Empresa Metro y pedimos un acompañamiento que nunca llegó. Nos tocó unirnos con la cuadra de Kennedy Central que también está bastante afectada e hicimos un frente de seguridad. La policía militar vino un solo día, porque nosotros lo solicitamos, pero no volvió y la policía viene y patrulla un cuadrante o aparece cuando ocurre algo realmente grave. Aparte de eso, ya tenemos problemas de sanidad, porque la gente que viene hace cambuches, hace sus necesidades ahí, a nosotros nos ha tocado salir a enfrentar gente que viene a botar escombros, que viene a dejar basuras, que viene a dormir, a habitar y arman hogueras algunas veces. Lo cual nos ha generado un grave problema de inseguridad, por acá ya no se puede salir con tranquilidad, esto es terrible, se está volviendo una olla donde vienen y consumen vicio, la verdad es que nos sentimos totalmente desamparados y desprotegidos. Metro de Bogotá nunca ha socializado esta obra con nadie, nunca se ha tomado la molestia de venir a hablar y decir bueno, esta obra se va a realizar y tampoco les ha importado cómo estamos ni cómo nos sentimos nosotros”.

La historia de Rosa se repite en cientos de voces que están experimentando la misma situación. Rubiel Barrera, excomerciante y residente del sector, asegura que: “No hubo socialización suficiente solamente se reunieron con las personas a las que les iban a comprar las casas, no con todas las que resultaron perjudicadas por las demoliciones, además a quienes les compraron únicamente les han pagado el 70% del valor del inmueble. Con respecto a la democión, se ha dado de forma desordenada, se metieron a tumbar sin ningún control, a un vecino le robaron el tanque del agua de reserva, las paredes de las casas quedaron desestabilizadas y con peligro de caerse y se creó un foco de inseguridad tremenda, a los vecinos, a todos los que no van a negociar sus predios con el Metro, igual les ha tocado turnarse en la noche para vigilar y evitar que se metan en sus casas a robar”.

La situación es desesperante cuando nadie se responsabiliza por los daños y cuando la misma Empresa Metro funge como víctima frente a los delincuentes que se han tomado los diferentes sectores de la localidad. La alcaldía distrital y la local no se pronuncian al respecto y las entidades que tienen un grado de responsabilidad en los hechos como la UAESP, el IDU y la Personería siguen brillando por su ausencia. Además, no deja de generar desconfianza el silencio de los medios masivos de comunicación entorno a la situación, como si de un pacto de silencio se tratará, para continuar con estas obras nefastas que la ciudadanía no quiere “¿Por qué la Alcaldesa Mayor de Bogotá no toma en cuenta que un metro elevado traerá más inseguridad a los diferentes sectores por donde  va a pasar? ¿No saben acaso lo que ocurre debajo de los puentes, inseguridad, venta de estupefacientes y robos a las viviendas que quedan en pie?” Extrañamente esta misma semana la alcaldesa confirmó que el Metro desde Chapinero será subterráneo, es decir, que las personas de estratos altos no van a tener que vivir en esta ciudad posapocalíptica donde el caos, la violencia y la inseguridad se convierten en el pan de cada día.

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