«La Central de Abastos contra los recicladores»
«Aunque esta medida no se ha comunicado de manera oficial, la persecución ha sido permanente…»
Por: Juan Manuel Arias
Los recicladores no han sido un sector priorizado en estos tiempos de pandemia, por el contrario, en la zona de Abastos donde siempre han ejercido su oficio, tanto en las bodegas donde entregan su material, como en las calles donde tradicionalmente han vendido sus corotos, han tenido que sufrir el desalojo de la policía durante cuatro o cinco veces al día. Han sido desalojados, reubicados y vueltos a desalojar, no siendo esto suficiente se ha podido verificar que dentro del mismo Corabastos ya no les permiten cumplir con su labor.
En la Central de Abastos, la más grande de Colombia, todas las noches y las madrugadas entran miles de personas a tratar de ganarse un sustento para sus hogares y sus familias, llegan campesinos, transportadores, comerciantes, carreteros, zorreros, compradores, vendedores de líchigo, de frutas y entre todas estas personas hay una población vulnerable que son los recicladores de oficio, ellos madrugan todos los días, desde hace más de 30 años, a cumplir con su labor en este sector de la ciudad. Lo priorizaron porque pueden entrar y hacer la recolección del material reutilizable para venderlo en las afueras de Abastos, además porque pueden recoger comida, grandes cantidades de frutas y verduras que son desperdiciadas y que, especialmente en este tiempo de pandemia, se pueden convertir en el sustento de una familia entera.
Desafortunadamente en los últimos meses han tenido que salir con las manos vacías, ya que la administración de Corabastos ha tomado varias decisiones debido a la pandemia, una de ellas fue prohibir el ingreso de los recicladores de oficio y privarlos de poder ejercer su labor en estas instalaciones. Además de esto, los celadores han estigmatizado a los recicladores, entre los que se encuentran adultos mayores, al prohibirles la entrada y decomisarles el material. Aunque esta medida no se ha comunicado de manera oficial, la persecución ha sido permanente al no dejarlos ingresar ni siquiera cumpliendo las medidas de pico y cédula que rigen en la ciudad. Cuando alguno de los recicladores logra ingresar, a la salida es abordado por los celadores y la mercancía se le decomisa para ser llevada a las instalaciones de la empresa privada Residuos Verdes y ahí queda todo el esfuerzo del reciclador, que llegó a Abastos desde la madrugada. El sudor de su frente termina siendo para beneficio de otros, mientras él sale con las manos vacías.
Al conversar con los celadores, ellos afirman que les toca confiscar el material porque es una orden directa de la administración, reiteran que si ellos no cumplen pueden ser despedidos. La situación es muy grave porque son cientos de recicladores los que han perdido su forma de sustento por esta medida, ellos ya no pueden hacer la recuperación del material, ni de las toneladas de comida que se desechan y que podrían servir para la sostenibilidad de cientos de familias recicladoras.