«La nueva realidad para Bogotá ¿inclusiva o excluyente?»
El decretar sin tener en cuenta las necesidades particulares de los diferentes sectores, dificulta el cumplimiento y pone en líos a muchos, que no se ven reflejados en las medidas dictadas.
Por: José Luis Pareja
Sobre la nueva realidad para Bogotá se han expedido a la fecha dos decretos, el 193 que entró en vigencia el 26 de agosto del 2020, y el 207 que comenzó a regir a partir del 21 de septiembre del 2020. En ambos se han promulgado las características de la reapertura económica y comercial de la ciudad, en ellos se incluyen los días y horarios de ingreso a los comercios, los aforos permitidos, las medidas de bioseguridad que se deben cumplir y, en el último se levanta la medida del pico y cédula, lo cual permite el ingreso y circulación de todos los ciudadanos a los diferentes comercios, todos los días de la semana. Estas medidas se han dictado de forma paulatina, en busca de garantizar la seguridad, la salud y el derecho al trabajo de los capitalinos. En busca, también, de la normalización de las actividades económicas y comerciales, teniendo en cuenta que el desempleo en la ciudad supera el 25%, que es a la fecha, la tasa de desempleo más alta en toda la historia del país.
Sobre estos decretos se han levantado voces a favor y voces en contra. Muchos gremios han evidenciado que estas medidas no garantizan la sostenibilidad de sus negocios, porque al reducir los aforos, en mínimo un 25% para garantizar el cumplimiento del “distanciamiento físico no inferior a dos (2) metros entre persona y persona” se reduce el número de ingresos y esto los deja a ellos con unos gastos de funcionamiento iguales, y en ocasiones mayores, teniendo en cuenta el cumplimiento de todo el protocolo, lo cual no genera una rentabilidad real. Adicional, el decretar, sin tener en cuenta las necesidades particulares de los diferentes sectores, dificulta el cumplimiento y pone en líos a muchos, que no se ven reflejados en las medidas dictadas.
De estos decretos, hay dos puntos fundamentales que afectaron la cotidianidad de los recicladores y los coroteros. El artículo 2 del Decreto 193, que define los turnos para las actividades económicas con características de comercio al por menor de bienes no esenciales, los días miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, entre las 5:00 a.m. y las 9:00 p.m., lo cual afectó, en el último mes, la cotidianidad de los coroteros del sector de Abastos, quienes, por acuerdo previo con la Alcaldía Local de Kennedy, tenían permitidas sus ventas los días lunes y martes. Sobre este punto vale la pena resaltar que el nuevo decreto 207 expedido el 21 de septiembre del 2020, modifica el anterior y normaliza este tipo de actividades de comercio para que se puedan seguir realizando todos los días de la semana a partir de las 10:00 a.m. Sin embargo, esta medida también es insuficiente porque la venta de corotos, tradicionalmente se ha hecho desde tempranas horas de la mañana.
Este punto también afecta al reciclador de oficio, a aquel reciclador que amanece en las Américas y en las calles de María Paz, porque reglamenta el horario de atención a los recicladores, entre las 10:00 a.m. y las 10:00 p.m. Este acuerdo ya se había legitimado con la Alcaldía Local en una reunión con bodegueros y chatarreros, en la cual no tuvieron en cuenta al reciclador, que es aquella persona que sale a las 12:00 p.m. de su casa, y que dura todo el día y toda la noche reciclando, parte del otro día y muchas veces hasta de la otra noche y llegan a las bodegas a entregar el material. Antes se le recibía a las 8:00 a.m. y ahora tienen que esperar hasta las 10:00 a.m., eso implica que el reciclador tiene que someterse a lo que digan los chatarreros y ahora a lo que diga el gobierno.
Hacemos una invitación a aterrizar las medidas a las realidades sociales de cada uno de los gremios y sectores, para que se pueda dar una reactivación económica real, que se construya en comunidad.