«México hoy: Entre la teoría y la crítica»
Por: Ricardo Antonio Cuellar
La vida política hace del pensamiento algo activo, en tanto conoce la dinámica de los cambios insoslayables de la sociedad. “Pensar significa descubrir, inventar nuevas posibilidades de vida” Deleuze. Sin crítica el hombre no es libre. La crítica debe ser permanente. Un gobierno que asume la crítica al pasado para transformar el presente enriquece el pensamiento activo; si sólo se repite, se anquilosa.
La crítica política-filosófica del gobierno de la Cuarta Transformación (4T), como se denomina la actual política del presidente López Obrador, busca hacer de la vida algo afirmativo, en la medida que logra construir nuevos valores y sentidos. La 4T no es algo nacido en el Estado, más exactamente es un movimiento que nace, crece y se desarrolla desde las raíces de la sociedad y encuentra en el Estado el medio indispensable para insuflarle dinámica a un proceso de transformación nacido en el corazón del hombre. Derribar el monstruo, bien pesado, esclerótico es difícil, no imposible.
El Periódico La Jornada publicó una crónica de Carlos Fernández Vega, intitulada: “México S.A.”, el viernes 1 de octubre del 2021, en ella se planteaba un asunto bien preciso y significativo para entender el por qué el problema central de México es la corrupción:
“Algunos fingieron ignorancia; otros “olvidaron” o simplemente callaron por ser cómplices del asalto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y áreas circundantes, pero, eso sí, hoy todos cínicamente se dicen “sorprendidos” por los “sucesos” en el ámbito de la ciencia y la tecnología en México, es decir, por el uso indiscriminado de recursos del Estado para favorecer a la cúpula empresarial y a grupúsculos de la élite científica que no comen en fondas, “porque no dan facturas”.
El presidente López Obrador lo ha dicho en reiteradas ocasiones: “en el gobierno no estamos en contra de los investigadores, lo repito, un investigador del Conacyt no debe preocuparse, no tiene nada que temer; estamos en contra de la corrupción, de la riqueza mal habida”. Por ejemplo, los integrantes del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (fundado en el sexenio de Fox), “una burocracia que se fue creando ahí y se dedicó a medrar. Me hablaban de una partida que usaron, y están los datos, de 571 millones de pesos y sólo destinaron 100 millones a proyectos de ciencia y tecnología”.
Pero este asunto que se denunció en 2021 sólo es la punta del iceberg de los malos manejos presupuestales en investigación y desarrollo tecnológico (IDT), es decir, la descarada cuenta creciente de “transferencia” de dineros de la nación al sector privado en los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto, dejando en la inanición financiera a los centros de investigación del Estado. Este trío desvió alrededor de 100 mil millones de pesos para que los grandes corporativos privados (nacionales y foráneos) financiaran con recursos públicos sus proyectos tecnológicos y, ya logrados, el gran capital registrara para sí las patentes.
De acuerdo con lo recientemente denunciado, el citado foro se embolsó alrededor de 571 millones de pesos de recursos públicos, y para tapar el ojo al macho de ellos destinó 100 millones para supuestos proyectos de ciencia y tecnología. El resto, para la buena vida de sus integrantes. Sin embargo, el desvío de recursos públicos a los grandes consorcios privados fue una sangría permanente en los últimos tres sexenios.
Dicha práctica se denunció desde abril de 2008, y con la llegada de la Cuarta Transformación (4T), la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, documentó –prácticamente para estrenar puesto– el desvío de fondos públicos para financiar al gran capital en investigación y desarrollo tecnológico en los tiempos foxistas, calderonistas y peñanietistas.
¿A quiénes beneficiaron? Por ejemplo, Kimberly Clark (Claudio X. González), Volkswagen, Mabe (la empresa que daba descuentos al gobierno a cambio de condonación de impuestos), Telmex (no podía faltar Slim), Televisa (Emilio Azcárraga Jean), Bachoco (familia Bours, la de la guardería ABC de Sonora), Banco Azteca (Ricardo Salinas Pliego), Bimbo-Barcel (los muy católicos Servitje), Femsa (el diablo Fernández), Comex (familia Achar, con su operadora Josefina Vázquez Mota), Grupo Posadas (de Gastón Azcárraga, quien destrozó Mexicana de Aviación y sigue prófugo de la justicia, aunque todos saben dónde vive), Banamex-Citigroup (que se quedó con Aeroméxico y sus socios mexicanos no pagaron impuestos), más todas las trasnacionales automotrices (General Motors, Daimler-Chrysler, Volkswagen, Nissan y Ford), por sólo citar algunas. Que al final de cuentas son las mismas que asaltaron al país en todas las áreas.
Pero ante este pillaje, otro asalto al erario, los gritones de hoy permanecieron mudos.