«Otra vez el circo de los Presupuestos Participativos»

Por: Luis Eduardo Tiboche

 

 

Con bombos y platillos, se anuncia el inicio de los Presupuestos Participativos 2022, en ciertos círculos de organizaciones sociales, comunales y obviamente entre los contratistas de todos los pelambres, ligados al poder o en el poder.

La administración plantea los P.P. como: “Una estrategia de la Secretaría Distrital de Gobierno para desarrollar iniciativas propuestas por la ciudadanía con los recursos de los Fondos de Desarrollo Local que beneficien a los territorios, fortaleciendo el tejido social”. A renglón seguido se afirma: “Que es un método de participación ciudadana, en el que se involucra a los vecinos en la decisión de la asignación de recursos económicos en diferentes proyectos que contribuyen a mejorar las localidades, los barrios y algunos sectores sociales en específico”.

Pero el ejercicio de participación se reduce al siguiente modus operandi:

  1. Se “invita” a los interesados a presentar sus iniciativas (lluvia de ideas) y registrarlas en una página virtual dispuesta para tal fin o a participar en unos “laboratorios cívicos presenciales”, nombres pomposos para unas reuniones de elaboración y concertación de propuestas ciudadanas.
  2. Las propuestas tienen que girar en torno a las metas elaboradas por la coordinación de presupuestos participativos, es decir, por burócratas y tecnócratas desde las oficinas de planeación y otras del distrito. En lenguaje claro, son ellos quienes elaboran las metas, mientras los ciudadanos participan en una lluvia de ideas.
  3. Posteriormente, pasan por un proceso de aprobación a través de comisiones de aplausos, simulando las grandilocuentes votaciones de nuestra patética democracia.
  4. Lo más absurdo, es que la ejecución la desarrollan operadores, ONG, consorcios y toda una gama de negociantes, ligados con ediles, concejales, senadores y obviamente los dueños del poder, quienes se aprovechan de los recursos públicos, es decir, de los recursos de todos, que surgen entre otros de nuestros impuestos.

Pero siempre habrá ingenuos que creen que si “gana su proyecto o idea” podrán ejecutarla y se quedan esperando a que algún día les “giren los recursos”.

Algunos elementos de contexto

En Bogotá, los ejercicios de participación ciudadana están anclados al Acuerdo 13 del 2000 y el Decreto 448 que define el Sistema Distrital de Participación Ciudadana, con todas las arandelas de ajustes que se le han hecho, y se adelantan a partir de los llamados Encuentros Ciudadanos.

Uno de los factores que ha incidido en el estancamiento de la llamada participación ciudadana es que la llamada democracia representativa delega en una fauna politiquera, las decisiones que el pueblo debería tomar. Adicional, las alcaldías locales no tienen autonomía presupuestal y los recursos con los que cuentan son precarios, el 10% del presupuesto distrital se les entrega a las 20 localidades y se distribuye de acuerdo a la población de cada una. La información de diagnóstico de las necesidades y problemáticas de cada localidad es bastante precaria y la ciudadanía no tiene acceso a la misma. Por último, hay una falta de credibilidad en las instituciones por parte del ciudadano de a pie, quien no se interesa y no se organiza en comunidad.

En la alcaldía del 2008, se adelantó un ejercicio que se denominó Presupuesto Participativo, en el que la ciudadanía “participaba” de una plenaria por localidad en la elección de dos opciones, entre diez, para el gasto en el sector social. Pero esas acciones estaban ya determinadas por la alcaldía de turno, es decir una farsa de participación y de presupuesto.

Algunos antecedentes

Cualquier ciudadano de a pie puede suponer que son las mentes brillantes de los doctores, de los burócratas y de los tecnócratas quienes se han craneado estas maravillosas ideas y planes para que podamos disfrutar y vivir mejor. Por el contrario, se puede asegurar que son remedos patéticos y fraudulentos de experiencias sociales que se han desarrollado por otros pueblos y en otras latitudes.

Los ejemplos más cercanos son las experiencias prácticas de presupuestos y planificación participativa, principalmente en Brasil, en Porto Alegre, bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y en Venezuela a través de la creación de los Consejos Comunales impulsados durante el gobierno de Hugo Chávez. Es importante acercarse a conocer y estudiar estas experiencias, ya que pueden ser valiosas en la etapa que como sociedad se viene por delante.

Algunos elementos de análisis

Un presupuesto participativo real debe ser el resultado de la movilización social permanente en la exigencia de los derechos sociales, políticos, culturales y económicos de la ciudadanía. Además, un ejercicio social de este tipo debe considerar como mínimo, unos elementos amplios de diagnóstico de las necesidades de la comunidad, elaboración de propuestas y sus presupuestos, toma de decisiones, ejecución y evaluación.

Todo este ejercicio debe convertirse en una escuela permanente social, cultural y política de formación y de movilización de las comunidades, las cuales deberán ser constructoras de sus propios destinos y no convidadas como actores pasivos, mientras las elites en el poder siguen afianzando sus ejercicios de imposición, desde un modelo en el que definitivamente no queremos vivir.

El qué hacer en lo inmediato

¿Se ha evaluado de manera seria la incidencia y ejecución de los anteriores presupuestos participativos?

Un tema que se debería exigir de manera inmediata a la administración distrital y local es un balance detallado de la inversión de los presupuestos participativos y la incidencia real que tuvieron en las comunidades, en sus escenarios territoriales durante estos dos años, además el nombre de los contratistas o ejecutores que los llevaron a cabo. Propender porque de manera urgente las organizaciones sociales se reúnan y construyan en lo posible propuestas que incidan en los territorios, en las comunidades y claro está, en las mismas organizaciones.

A mediano plazo, avanzar en la construcción desde abajo de diagnósticos propios de necesidades, planes y proyectos de inversión, que contribuyan a superar estos problemas. A la par, que se avance en proponer normas que permitan modificar las actuales que hacen de la participación en todos los escenarios una gran pantomima, pero que además valida en muchos casos el despilfarro de los recursos de públicos, los cuales quedan en gran parte en manos de negociantes y contratistas.

En últimas, trabajar porque a mediano plazo se vaya implementando una PLANEACIÓN PARTICIPATIVA DE INCIDENCIA REAL EN LAS COMUNIDADES Y SUS TERRITORIOS HACIA APUESTAS DE VIDA DIGNA Y DE AUTONOMÍA.

Desde el territorio Techotiva, Territorio del Agua.

Luis Eduardo Tiboche Sarmiento.

Julio de 2022.

Algunas fuentes a consultar: Planificando desde Abajo. Una propuesta de planificación participativa descentralizada. Martha Harnecker – José Bartolomé. Mepla CUBA 2015.

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